
Ambassadors UEES: el voluntariado que transforma vidas estudiantiles
El impacto emocional del servicio contagia a nuevos estudiantes y fortalece la cultura de compromiso dentro del campus UEES
La solidaridad dejó de ser una actividad ocasional para convertirse en un compromiso sostenido dentro de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). El Club Ambassadors (Embajadores), que nació en 2023 con jornadas esporádicas de voluntariado, se consolidó en junio de 2025 como un espacio institucional que forma, acompaña y transforma a los estudiantes a través del servicio comunitario. Lo que empezó con visitas aisladas a asilos, guarderías o comunidades migrantes, hoy es un programa que combina logística, planificación y formación emocional, y que moviliza a decenas de jóvenes cada mes.
Un trabajo que se ha hecho paso a paso
Cristian Martínez, coordinador de Gestión Estudiantil y Profesional de la UEES, recuerda que los primeros pasos del club fueron modestos, pero cargados de intención. “En meses anteriores solíamos realizar actividades de ayuda social. Hemos tenido la oportunidad de ir a asilos, guarderías, comunidades venezolanas, campañas de donaciones… eran actividades esporádicas”, cuenta. Sin embargo, en 2025 el voluntariado tomó un giro decisivo: se creó una modalidad sostenible con visitas cada dos semanas a la Casa San Vicente de Paul, transformando la espontaneidad en un compromiso programático. “Promovemos estas iniciativas sociales porque Navidad es una fecha significativa, y los estudiantes deciden contribuir aún más”, añade Martínez.

La estructura del club combina dos frentes: actividades puntuales de alto impacto —como campañas de juguetes, visitas masivas o días solidarios— y un componente formativo permanente. Desde la Coordinación de Gestión Estudiantil se impulsan estrategias de comunicación interna que activan la participación: mailing, anuncios de decanos, difusión en redes sociales, reels, TikTok y campañas temáticas. “Los docentes informan a los estudiantes y nos ayudan a convocar. Así reforzamos valores como la solidaridad, el liderazgo y el compromiso social, porque estas experiencias contribuyen al crecimiento personal y profesional”, explica.
La preparación académica y emocional de los voluntarios
Uno de los pilares del programa es la preparación emocional. La universidad involucra al Mental Health Center (Centro de Salud Mental UEES), que capacita al equipo de voluntariado para intervenir adecuadamente en espacios sensibles. “Nos dan tips de contención emocional para ir a un asilo, por ejemplo”, detalla Martínez. En fundaciones de cuidado animal, en cambio, los jóvenes se enfocan en el acompañamiento, entrega de alimentos y acciones de sensibilización sobre tenencia responsable. Cada visita implica planificación previa, organización, cronogramas y coordinación con aliados estratégicos, un ejercicio que fortalece competencias blandas y habilidades profesionales.

El entusiasmo generado por el club ha superado las expectativas. Actualmente participan 25 estudiantes en las visitas sostenibles, pero hay una lista de espera de 86 jóvenes. En las actividades masivas, el número crece hasta 70 participantes por jornada, movilizados en buses hacia diferentes puntos de la ciudad. “El impacto ha sido muy contagioso. Muchos nos visitan para preguntar cómo formar parte. Existe un espíritu de solidaridad que se replica”, afirma Martínez. La experiencia, dice, genera un efecto multiplicador: los estudiantes se motivan al ver a sus compañeros participar, sentir empatía y vivir momentos de servicio que los transforman profundamente.
El impacto de la labor social en la vida de los estudiantes
En el plano académico, el voluntariado abre oportunidades de aplicación práctica del aprendizaje. Para las carreras de Psicología, por ejemplo, las actividades lúdicas y dinámicas realizadas en asilos o centros de cuidado permiten trasladar teoría a escenarios reales. Para otras facultades, la logística de las jornadas fomenta la gestión de proyectos, el manejo de equipos y la planificación estratégica. “Lo que aprenden en las aulas lo implementan en las visitas. No solo es ayudar: es organizar, planificar, ejecutar. Todo eso se refleja en los resultados”, destaca el coordinador.
El impacto humano es, sin embargo, el corazón del proyecto. Elena Zhindon, estudiante UEES y miembro del club, resume esta experiencia transformadora: “Ser parte de Ambassadors ha sido muy gratificante. Desde pequeña me han gustado las actividades sociales; aportan mucho al crecimiento personal. Para mí, poder regalar una sonrisa y compañía es el gesto más bonito. Cada visita me deja experiencias que me llenan el corazón. No solo me ha hecho crecer personalmente, sino que me motiva a fomentar la solidaridad”. Su testimonio, lejos de ser aislado, refleja el sentir de un grupo que ha hecho del servicio una expresión auténtica de comunidad.
El Club Ambassadors se ha convertido en un símbolo de la identidad institucional. La UEES promueve desde años atrás una “cultura de la legalidad” y la construcción de ciudadanos éticos, y el voluntariado refuerza ese compromiso desde la experiencia vivencial. “Buscamos transmitir un mensaje de compromiso social. La educación no se limita al conocimiento académico: también implica empatía, responsabilidad y servicio”, afirma Martínez. Con un calendario estructurado y un creciente cuerpo estudiantil dispuesto a servir, el club proyecta consolidarse como un modelo universitario de liderazgo solidario.