
La focalización de subsidio abre camino al mercado de bonos
Con esta medida, Ecuador se alinea a las metas del FMI, lo que genera confianza y abre las puertas al financiamiento externo
La decisión del Gobierno de Daniel Noboa de eliminar el subsidio al diésel no solo representa un alivio fiscal de aproximadamente 1.100 millones de dólares anuales, sino que marca el alineamiento definitivo con el programa del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que a su vez abre las puertas para que Ecuador regrese al mercado internacional de bonos, tras cinco años de ausencia.
El exministro de Economía, Fausto Ortíz, explica que esta medida no es sorpresiva ya que “estaba contemplada desde el inicio en el acuerdo con el FMI”. Según el compromiso firmado con el organismo internacional, Ecuador debía aumentar sus ingresos públicos en una cantidad equivalente al 0.8% del tamaño total de su economía, lo que representa aproximadamente 1.040 millones de dólares adicionales para 2025.
De esta meta, parte de los recursos provienen del efecto año completo del aumento del IVA implementado en 2024. “Este año sí es año completo y entonces eso le representaría quizás unos 500 millones de dólares al gobierno”, explica Ortíz. Los 500 millones restantes debían obtenerse precisamente con la eliminación del subsidio al diésel, cumpliendo así el cronograma establecido con el FMI para abrir el acceso a financiamiento internacional.
Esta alineación con el programa del organismo es clave para las aspiraciones de Ecuador de regresar al mercado de bonos. El país no ha colocado deuda externa desde 2019, durante el gobierno de Lenín Moreno, quedando excluido del financiamiento internacional en condiciones favorables.
Emitir bonos: No será inmediato
Sin embargo, las perspectivas sobre el acceso inmediato a estos mercados revelan diferencias importantes entre los expertos. Alejandro Arreaza, economista para la región andina en Barclays, mantiene expectativas moderadas al explicar que la medida “debería poner a Ecuador más cerca de la posibilidad de acceder a mercados internacionales”. Considera que el verdadero hito será el vencimiento de bonos en enero de 2026: “Si el país logra confirmar su voluntad de pago, es muy probable que el año que viene se abra el mercado”.
Ortiz, por el contrario, se muestra más escéptico sobre las condiciones actuales para conseguir financiamiento conveniente. “Con 700 puntos de riesgo país, el gobierno podría conseguir financiamiento al 11%, lo cual no le sirve porque no es una deuda que estaría en condiciones de tomar”, argumenta. Para él, se requiere llegar a 400 puntos para acceder a tasas entre 7.5% y 8% que sean realmente favorables.
Arreaza introduce una dimensión estratégica crucial al explicar el papel transitorio del financiamiento del FMI. “El financiamiento que te da el Fondo Monetario te lo da en circunstancias especiales, cuando el mercado no es una opción”, explica. Según su análisis, si Ecuador logra acceder al mercado el próximo año, “eso sería como su graduación del programa con el fondo”, permitiendo al país “refinanciar la deuda que ha contraído con el Fondo Monetario Internacional” y superar la dependencia de este financiamiento “transitorio” y “de emergencia”.
Para Jorge Altamirano, analista económico y Docente coordinador de la UIDE, el contexto político también fue determinante en el timing de la medida. Considera que la visita de Marco Rubio “le dio al Ecuador un espaldarazo” al decirle “ustedes están haciendo bien las cosas”, creando un ambiente favorable para reformas estructurales. Sin embargo, advierte sobre desafíos pendientes como la seguridad jurídica y estabilidad política, factores que considera esenciales para atraer inversión extranjera sostenida.
El analista también contextualiza la posición regional de Ecuador. Aunque el riesgo país ha mejorado significativamente, el promedio de América Latina es de 359 puntos, y países vecinos como Perú tienen 128 puntos y Colombia 242 puntos. “Incluso llegando a los 500 puntos todavía estaríamos por encima del promedio”, señala, subrayando el camino que aún debe recorrer el país.
La eliminación del subsidio al diésel representa así el eslabón que conecta la disciplina fiscal doméstica con la aspiración de graduarse del programa del FMI y acceder autónomamente al financiamiento internacional. El éxito de esta transición dependerá de la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad social y política mientras consolida la credibilidad que demandan los mercados de capitales globales.
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