
El agro, fuente de riqueza sin bienestar laboral
Las exportaciones agrícolas son el pilar de crecimiento de la economía, pero la bonanza poco llega a sus trabajadores
En el cantón de Nobol las tierras fértiles se cubren principalmente de cultivos de arroz. A primera vista el paisaje sugiere prosperidad, pero detrás de las cosechas hay largas jornadas mal pagadas: el agro ecuatoriano sostiene la economía nacional y seguridad alimentaria, sin traducirse en bienestar para quienes lo trabajan.
Un equipo de Diario EXPRESO visitó el sector denominado La Seca, en Nobol, donde constató el abandono de un territorio que refleja los desafíos del agro ecuatoriano: el aumento de los costos, la inestabilidad de precios, fenómenos ambientales, la falta de planificación y la escasa acción del Estado han configurado un panorama precario.
La precarización laboral que enfrentan los agricultores de Nobol refleja una tendencia nacional. Según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), entre 2021 y 2024 el empleo adecuado en la ruralidad a tenido una leve mejora del 18,7% al 19,4%, mientras el subempleo, aunque descendió levemente, se mantiene en torno al 22%. Revelando que una parte significativa de la población rural trabaja sin recibir ingresos fijos ni beneficios sociales.
Lo grave de esta realidad está en la formalidad: en apenas cuatro años, el empleo formal rural cayó del 22,2% al 19,8%, mientras la informalidad creció del 71,3% al 77,1%. Esto confirma un deterioro sostenido de las condiciones laborales y una pérdida de estabilidad en el agro.
Ganar Poco
José Luis García, coordinador del Comité de Defensa de los Agricultores, resume la jornada campesina: “La primera jornada es de 3h00 a 7h00, se hace una pausa para desayunar, la segunda de 8h00 a 11h00 y se retoma desde las 4 de la tarde, porque el sol afecta mucho. Muchas veces se trabaja en la noche”.
Sin embargo, ese sacrificio no se ve compensado, para García el problema es la comercialización: “Si se pagara el precio mínimo de sustentación, con un 10% de utilidad, el agricultor estaría tranquilo. Pero bajan los precios y no hay controles del Estado; por eso incluso presentamos una denuncia por agiotaje”.
García lamenta que “la soberanía alimentaria solo está escrita en la Constitución, pero no se fomenta. El Gobierno impulsa el cacao, el camarón y el banano, que no son parte de la canasta básica. En cambio, productos como el arroz, maíz o trigo no reciben impulso”.
Los costos de producción son otro golpe al bolsillo campesino. “Producir una hectárea cuesta entre 1.200 y 2.200 dólares”, detalla García. “El incrementó del diésel elevó los costos un 20%. Los abonos subieron un 5% y los insumos siguen encareciéndose. No hay un margen de utilidad real; por eso hay tanta pobreza en el campo”.
A su juicio, las medidas estatales no atacan el fondo del problema: “Lo que debe subir es el precio mínimo de sustentación del arroz, pero el gobierno solo ofrece bonos y kits. Son medidas paliativas que no resuelven los problemas estructurales del campo”.
Arturo Vallejo, agricultor de la zona de La Seca, trabaja con dos colaboradores por temporada. “Arriendo cinco cuadras; saco de seis a ocho sacas de arroz por cuadra. Eso equivale a unos 350 a 400 dólares”, explica. Pero aclara los gastos: “fertilizantes, agua, todo es inversión. Antes el agua costaba ocho dólares la hora, ahora diez. La cogida del arroz subió de 2 a 2,50 dólares y el transporte a la piladora cuesta un dólar”.
El acceso a maquinaria es limitado. “La mayoría alquila los predios porque los dueños ya no ven rentabilidad. Antes el Rota 20 (tractor) costaba 30 dólares la hora, ahora 35, por el alza del diésel”. A sus 45 años, no cree que sus hijos continúen en la agricultura: “La agricultura ya no deja rentabilidad. Además, los terrenos se inundan cuatro o cinco meses al año y no hay asesoría para buscar cultivos alternativos”.

Reina Chiriguaya, de 65 años, cultiva media cuadra heredada de sus padres y cosecha unos 25 quintales que vende a 28 dólares. “Uno más invierte porque los insumos están caros”, comenta. No posee seguro agrícola ni cobertura personal: “Ni el bono me dan, no nos llega información de las autoridades”. Sus hijos y nietos migraron del campo, aunque cree que “enseñándoles pueden recuperar el interés”.

Leonidas Ronquillo, de 24 años, regresó desde el extranjero para ayudar en la cosecha familiar. “Así como está ahorita, se trabaja a pérdida”, dice. “El quintal de arroz en cáscara está a 33 o 34 dólares, y el pilado a 25 o 26. No compensa la mano de obra”. Tampoco cuenta con seguros ni ayudas: “Las pérdidas por inundaciones o plagas se asumen por completo”.

También denuncia que las ayudas no llegan a quienes realmente las necesitan: “Muchos falsifican información y se hacen pasar como agricultores porque la gran mayoría de los agricultores son personas de tercera edad o personas ya mayores que no saben utilizar internet. El verdadero agricultor, el que se sacrifica, no recibe el beneficio”.
García coincide: “No hay planificación ni registro claro de a quién le llega la ayuda. Además, algunos dirigentes se aprovechan de los créditos y bonos para sacar ventaja personal. Ese es uno de los grandes problemas del sector agropecuario: la falta de honestidad”.
Abel DeFina: "Exportaciones no petroleras crecen, pero sin reflejarse en el empleo rural"
Según Abel DeFina, experto en Finanzas, el ingreso medio rural sigue estancado en 260 dólares mensuales, frente a 450 o 460 dólares en el área urbana. Este año las exportaciones no petroleras provenientes en su mayoría de la agricultura crecieron entre un 20% y 30%, pero sin reflejarse en el empleo rural.
Para DeFina, la pregunta clave es: “¿Cuándo ese avance en exportaciones se reflejará en una mejora de los ingresos del campo?”.
El experto sostiene que “esperar a un nuevo censo para actuar sobre las necesidades del agro es inadecuado. Las cifras ya muestran una gran precarización del empleo”. Propone actuar de inmediato hacia una modernización integral: mecanización, riego, semillas mejoradas, fertilizantes accesibles y precios justos.
“Hay proyectos donde la mecanización incrementó los ingresos rurales, que pasaron de 300 a 1.200 dólares mensuales”, señala. También enfatiza que la corrupción ha frenado los intentos de reforma: “El Estado fracasó en la creación de la Unidad Nacional de Almacenamiento, pero fue víctima de la corrupción política. No hay sistema que resista eso”.
Para DeFina, la prioridad es clara: “Combatir la corrupción y promover mercados controlados por el Estado, con información de precios en tiempo real y contratos de venta a precio fijo que se cumplan. La tecnología puede ayudar a conectar productores y compradores, reduciendo la precariedad y garantizando estabilidad”.
El peso de la informalidad
Juan Manuel Domínguez, doctor en economía aplicada y agrícola, explica que “la precariedad se concentra donde hay menor diversificación, infraestructura rezagada y pobreza masiva”. Advierte que subir el salario sin mejorar la productividad “expulsa la formalidad y reduce el salario real. Por cada punto que sube la informalidad, el salario real cae entre 0,29% y 0,31%”.
El problema es que muchos empleadores “no afilian al IESS y pagan por destajo, lo que agranda el subempleo”. Según el INEC, 2.079.941 trabajadores rurales (72,43%) carecen de seguro. “Aquí nadie garantiza un seguro por pérdida. Estamos arriesgando”, advierte Vallejo.

Para Domínguez, “el crédito se concentra en sectores urbanos; en la banca rural persisten tasas altas y garantías exigentes”. Aun así, destaca que “un aumento del 1% en microcrédito incrementa el empleo entre 0,8% y 1,2%”. Persiste una brecha de género: “Los campos dirigidos por mujeres logran buenos resultados, pero su acceso al financiamiento es menor”.
Ante la falta de relevo generacional, apunta una salida: “Con inversión en ciencia y tecnología, trazabilidad y estándares de inocuidad, se puede garantizar la competitividad del agro. La tecnología permite seguir el proceso de entrega de kits, lo que ayudaría a prevenir la corrupción. Eso cambiaría la percepción de los jóvenes, que verían la agricultura como un sector rentable”.
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