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Posible transición energética con mira a modelo energético uruguayo
Posibilidad de transición energética con mirada al modelo uruguayoMiguel Rodriguez

¿Qué puede aprender Ecuador de Uruguay para iniciar una revolución energética?

Introducir más energía eólica y solar ayudaría a reducir costos y estabilizar el sistema

Mientras Ecuador vuelve a tambalear por su fragilidad eléctrica, Uruguay ofrece un espejo en el que Ecuador podría verse para avanzar hacia una real transición energética. 

En 2008, una combinación de estiaje severo y altos precios del petróleo hundió más de un punto del PIB uruguayo. En ese momento, el país tenía una matriz altamente dependiente de la hidroelectricidad —como Ecuador hoy— sigue dependiendo de la hidroelectricidad. Aunque posee petróleo, su producción ha caído y enfrenta un futuro complejo por daños en oleoductos y presiones sociales contra nuevas explotaciones. Pero en lugar de profundizar la crisis, Uruguay apostó por diversificar. Hoy, más del 90 % de su electricidad proviene de fuentes renovables diversas, lo que ha fortalecido su economía y su resiliencia climática.

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Ecuador sigue atado a un modelo energético inestable. Según el Balance Energético Nacional de 2023, el 69,7 % de la electricidad se generó con hidroelectricidad, pero esta representó apenas el 7,8 % de la producción total de energía primaria. Además, esa predominancia no se refleja en el consumo: la electricidad, a pesar de su origen limpio, apenas cubre el 17,8 % del consumo energético final. En cambio, los combustibles fósiles como diésel, gasolinas y GLP dominan el uso en sectores clave como el transporte (54,1 %), el industrial (17,3 %) y el residencial (14,1 %). Esta alta dependencia de una sola fuente renovable deja al país expuesto: los estiajes de 2024 provocaron apagones de hasta 14 horas y pérdidas económicas por USD 1.916 millones, según el Banco Central del Ecuador.

La más reciente emergencia ocurrió en julio del presente año, cuando siete hidroeléctricas dejaron de operar por sedimentos acumulados y erosión de embalses. Aunque el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) anunció la reactivación parcial del sistema para el 7 de julio, la amenaza persiste: la infraestructura térmica es obsoleta, y la diversificación apenas existe.

El índice ubica en el puesto 33 a Uruguay, mientras que Ecuador ocupa el 74, a pesar que tienen un puntaje similar en desempeño de los sistemas la brecha se abré al hablar de la preparación para la transición, pues Uruguay ha avanzado más en infraestructura, innovación, capital humano y políticas públicas, mientras que Ecuador muestra importantes debilidades. En este contexto y sin replicar modelos externos a ciegas es necesario preguntarse: ¿Qué condiciones políticas, técnicas y sociales se requieren para Ecuador emprenda su transición energética? Uruguay, país que en apenas una década logró una de las transiciones energéticas más exitosas del mundo, ofrece un espejo útil.

¿Por qué Uruguay descartó la energía nuclear?

Ramón Méndez Galain
Ramón Méndez GalainRamón Méndez Galain

Cuando Uruguay inició su transición energética en 2008, evaluó todas las opciones posibles, incluida la nuclear. Sin embargo, tras el desastre de Fukushima en 2011, la decisión fue clara: no era viable, ni técnica ni económicamente. Ramón Méndez Galain, entonces físico y catedrático universitario, y quien se convertiría en director nacional de Energía hasta el 2015, lo explica así:

“En ese momento, la energía nuclear se consideraba una opción viable, hasta que ocurrió el desastre de Fukushima. Ese evento dejó claro que la energía nuclear es mucho más cara que las demás fuentes”.

Según Méndez, actualmente el costo de capital de la energía nuclear es altísimo y su ciclo de vida implica gastos impredecibles. Solo países con tecnología propia y financiamiento estatal sólido —como China, India o Corea del Sur— pueden planteársela en serio. “Hoy en día, solo esos tres países siguen construyendo plantas nucleares. Todos los demás desistieron. No se han instalado nuevas plantas en décadas”, señaló.

Su conclusión también se basa en un estudio iniciado por Uruguay en 2009 y finalizado en 2013. Méndez fue Vice-Gobernador por Uruguay en el Organismo Internacional de Energía Atómica que asesoraba sobre el tema: “La conclusión fue clara: no era conveniente”.

En América Latina, la energía nuclear sigue siendo marginal. Según la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Argentina, Brasil y México son los únicos países con centrales operativas, que representan apenas el 1,1 % de la capacidad instalada regional y alrededor del 2 % de la producción energética. “La última planta en Argentina demoró 20 años y tuvo sobrecostos altísimos. Es una constante”, advirtió Méndez.

Mientras que para el experto ecuatoriano Juan Peralta, Doctor en Energía Renovables y Sostenibilidad Energética, “ninguna energía es mala, pero hay que saberla seleccionar”. Aunque reconoce que la nuclear “bien llevada a cabo puede ser interesante para el país”, advierte que Ecuador no cuenta aún con la experiencia ni con políticas y regulaciones adecuadas. Solo los estudios de impacto ambiental pueden tardar hasta tres años, y “no hay nivel de conocimiento formal” para un proyecto de esta magnitud. Frente al anuncio del gobierno de que estará lista en 2029, concluye: “Lo veo bastante complicado… hay que considerar la limitante que vamos a tener como país”.

El inicio de la transición uruguaya

En lugar de seguir con la nuclear, Uruguay apostó por un mix energético basado en la eólica, la solar y la biomasa, dando inicio a una transformación profunda respaldada por la Política Energética 2008–2030. Esta política, formulada bajo el mandato de Tabaré Vázquez y continuada por José Mujica, se convirtió en una política de Estado, respaldada por todos los partidos representados en el Parlamento.

La decisión tuvo fundamentos técnicos, políticos y económicos. “El 90 % de las nuevas plantas en el mundo son eólicas o solares. Más allá del cambio climático, fue una decisión de conveniencia nacional”, afirma. Uruguay no solo firmó contratos a largo plazo con precios fijos, sino que generó más de 50.000 empleos y promovió desarrollo territorial.

Uruguay cubre el 100 % de su demanda incluso en años secos. En 2024, el 99 % de su matriz fue renovable.Ramón Méndez

"Reducimos a la mitad los costos de generación”, afirma Méndez. Gracias a la complementariedad energética —uso inteligente de sol, viento y agua—, Uruguay cubre el 100 % de su demanda incluso en años secos. En 2024, el 99 % de su matriz fue renovable. Según el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM). La composición fue liderada por la hidroelectricidad (42 %), seguida por la eólica (28 %) y la biomasa (26 %). La energía solar y los combustibles fósiles representaron apenas el 3 % y 1 %, respectivamente.

Parque Eólico “Sierra de los Caracoles
Parque Eólico “Sierra de los Caracoles" produce 20 MWMontevideo Portal

Méndez subraya que la transición uruguaya permitió desmontar dos falsos paradigmas, sostenidos no solo por desconocimiento, sino por intereses económicos de los lobbies que buscan mantener privilegios preservando las fuentes actuales:

  1. Que las renovables no eran competitivas frente a los combustibles fósiles. En realidad, tecnologías como la solar y la eólica ya son las más baratas del mercado, incluso sin considerar el impacto del cambio climático.
  2. Que no era viable operar un sistema eléctrico con alto porcentaje de fuentes variables como la solar y la eólica. En Uruguay, donde la generación hidroeléctrica puede caer drásticamente por El Niño o La Niña, la integración de fuentes renovables más estables redujo esa vulnerabilidad.

Sobre Ecuador: "Introducir más energía eólica y solar ayudaría a reducir costos y estabilizar el sistema.

Consultado sobre el caso ecuatoriano, Méndez es cauto: “No me gusta dar recomendaciones a otros gobiernos. Pero sí puedo compartir la experiencia. En Uruguay, y ahora en países de África y Asia, estamos mostrando que se puede operar un sistema casi 100 % renovable, siempre que haya complementariedad entre fuentes”. Agrega que en Ecuador, donde la única fuente renovable dominante es el agua, “introducir más energía eólica y solar ayudaría no solo a reducir costos, sino a estabilizar el sistema. Esa complementariedad brinda resiliencia”.

En efecto, esa noción de resiliencia es hoy un consenso en los foros internacionales. “En la última reunión de la Agencia Internacional de Energía en Londres se concluyó que los sistemas con alto porcentaje de renovables son más estables que los que dependen de combustibles fósiles. Estos últimos fluctúan con los precios y las crisis geopolíticas. Las renovables, bien planificadas, garantizan sistemas robustos y predecibles. Ese es el camino que está avanzando en el mundo”.

Central Fotovoltaica Paragachi Imbabura
Central Fotovoltaica Paragachi Imbabura, produce 1 MWBalance Energético Nacional 2023

Cambiar la narrativa y las reglas del juego

Para Méndez, el principal obstáculo para las energías renovables no es técnico, sino político y regulatorio. “Seguimos teniendo sistemas energéticos con un sesgo muy importante a favor de las fuentes fósiles. Eso es lo que impide que las transiciones ocurran más rápidamente”, afirma. En Uruguay, el primer paso fue construir una narrativa compartida sobre los beneficios de las renovables: “más barato, más resiliente, más robusto, genera empleo, impulsa la economía y la soberanía energética”. Esto allanó el camino para un consenso multipartidario y permitió eliminar los sesgos a favor de los fósiles.

Corina Navarrete
Corina Navarrete, experta en Derecho Tributario con enfoque ambientalWomen in Taxes Ecuador (Instagram)

Un cambio clave fue reemplazar el mercado spot por contratos de largo plazo a 20 años: “Esa competencia permitió reducir a la mitad los costos de generación”. También se abandonó la exigencia de potencia firme individual. “En las renovables no hay insumo que varíe su precio. La garantía la da el sistema en su conjunto”. Méndez, sentencia : “La planificación fue el centro de todo”, destaca. Con reglas claras, metas definidas y buena gobernanza, Uruguay atrajo USD 6.000 millones en inversión, equivalentes al 12–13 % de su PIB.

En Ecuador, los incentivos fiscales llegaron recién en 2024, con la Ley Orgánica de Competitividad Energética. Aunque se incorporaron deducciones por inversión en tecnologías limpias, los cambios estructurales siguen pendientes.

Corina Navarrete, abogada tributaria con enfoque ambiental advierte que la normativa ecuatoriana surge más como respuesta a una emergencia que como visión estructural. “El mayor impulso a las energías renovables se da por el asunto del estiaje. La Constitución ya hablaba de esto, sí, pero es recién cuando el Estado empieza a necesitar energías de otras partes —cuando el problema ya erupcionó”.

A partir de esa urgencia, nacen las reformas legales e incentivos, pero todavía falta una reestructuración del mercado eléctrico que saque del rezago a las renovables y las coloque en el centro de la transición energética con mayor competitividad.

Uruguay con mira a 2050… ¿y Ecuador?

Diego Oroño, presidente de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables
Diego Oroño, presidente de la Asociación Uruguaya de Energías RenovablesDiego Oroño

Uruguay defiende que su modelo energético es escalable. Como explica Diego Oroño, presidente de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (AUDER), "Es totalmente escalable -el modelo energético para 3 millones de personas- Yo creo que esto comienza por la construcción de la política y por la mirada a objetivos estratégicos. Nuestra política energética era de cara a 2030 y ahora nosotros mismos estamos impulsando un diálogo nacional para construir una política de cara a 2050".

Añade: “cada una de estas medidas, de manera independiente, tiene una posibilidad muy alta de fracaso. Hay que mirarlo como una política energética integral, donde todas se ensamblan como un gran puzzle”. Bajo esa lógica, el país proyecta su política al 2050, con metas de descarbonización en sectores como la industria y el transporte de carga pesada.

También estudian el uso de baterías como solución complementaria, aunque “hace un par de años se intentó hacer un proyecto piloto, pero quedó desierto”. Aun así, está dentro del horizonte energético, tomando como referente a Chile y a Estados Unidos. Se trata de pensarlo como un “círculo virtuoso”, donde al transformar la matriz, se generan excedentes, se mejora la eficiencia y se abren nuevas posibilidades tecnológicas”, concluye Oroño.

Juan Peralta, Doctor en Energía Renovables y Sostenibilidad Energética
Juan Peralta, Doctor en Energía Renovables y Sostenibilidad EnergéticaPostgrados ESPOL

Mientras tanto, Ecuador parece atrapado en una mirada limitada al corto plazo. Peralta, advierte que Ecuador debe iniciar por reconocer su panorama complejo: “hay que hacer una valoración de recursos con estudios actualizados, transparentar la información y sincerar el Plan Maestro de Electricidad (2023-2032)”. El país no puede seguir planificando con datos desfasados. “El cambio climático nos obliga ya no solo a hablar de modelación climática, sino de modelación climática energética”. Si no se actualizan los criterios y no se respeta una planificación coherente, la transición energética no sería posible.

La ministra de Energía, Inés Manzano, a inicios de julio reconoció que la red eléctrica “no ha recibido mantenimiento en 30 años”, y que la prioridad es rehabilitarla. Aunque se ha anunciado un presupuesto de USD 165 millones para compra de energía y reactivación del parque térmico, su ejecución apenas arrancará en agosto. Además, la propia ministra ha señalado que, si bien las energías renovables deben ser parte del debate, en este momento la prioridad es restaurar las conexiones eléctricas. Mientras el discurso se llena de metas ambiciosas, la realidad demuestra que la transición energética en Ecuador apenas figura en el papel y con imprecisiones.

Sociedad, empresa y academia: motores esenciales para el cambio energético

  • Sociedad:

En Uruguay, la participación ciudadana ha sido clave. Diego Oroño recuerda que ante críticas ambientales por los parques eólicos, la solución fue la pedagogía: “Si no, aparecen grupos en contra, que generan cacerías de brujas con falsas informaciones”. La educación energética se practica en ferias, escuelas y lugares de trabajo: “Siempre hay un stand… nunca se deja de educar”.

El Estado se dirige únicamente a la implementación de incentivos a las empresas.

Corina Navarrete

Abogada tributaria con enfoque ambiental

En Ecuador, en cambio, no existe una cultura energética ciudadana. Navarrete cuestiona: “¿Existe una cultura de uso de energía eléctrica a nivel de población? No. Y el Estado se dirige únicamente a la implementación de incentivos a las empresas. Al ciudadano, nada”. Peralta coincide: “Formalmente, se ataca desde la generación. No veo programas reales para reducir consumo en hogares. Si logro reducir 2 o 3% en residenciales, eso ayuda”.

  • Empresa:
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En Uruguay, el sector privado respondió positivamente a las señales del Estado. “El sector privado, ante oportunidades claras, invierte y avanza”, afirma Oroño. Esto incluyó beneficios fiscales para industrias con paneles solares y contratos entre privados y la distribuidora estatal, con exigencias técnicas altas: “En los pliegos de compra se imponían requisitos de calidad muy importantes”. También se evitó la concentración en grandes proyectos, apostando por escalas medianas. “Creo que algo clave fue escalar proyectos que no fueran tan grandes”, indica. Una regulación firme y una de las tasas de corrupción más bajas de la región fortalecieron este entorno.

Desde Ecuador, Navarrete coincide en que el Estado no debe asumir costos: “El Estado no tiene que asumir la construcción y el mantenimiento; eso le corresponde al particular. Solo cuando se trate de energía dotada a instituciones públicas tendrá un rol”. Peralta anñade: “No tenemos un mercado energético como en otros países. Está centralizado en el gobierno. El marco legal tiene que cambiar mucho para darle más libertad y penetración a la inversión privada”.

  • Academia

Uruguay construyó una base técnica sólida gracias al estudio y adaptación del modelo energético danés. España brindó apoyo técnico en la etapa inicial, y Japón formó a los primeros profesionales solares. “En 2012, aún no había parques solares en Uruguay, pero esa camada formó los primeros”, recuerda Oroño, quien fue parte de los técnicos enviados a Japón como parte de un programa de intercambio.

Este aprendizaje se tradujo en una infraestructura académica sólida: “Uruguay desarrolló universidades tecnológicas y tecnicaturas en ingeniería de energías renovables”. En la Universidad Tecnológica del Uruguay se creó una carrera específica, pública y gratuita, con materias centradas en cada fuente de energía y otras de ingeniería clásica. Esto permitió que los egresados se integraran en el mercado nacional, o exportaran conocimiento: “Muchas empresas uruguayas están trabajando hoy en parques solares en Colombia”.

En Ecuador, Peralta destaca avances desde la ESPOL, donde coordina una maestría en Sistemas de Energía. Subraya que “la academia puede ser un impulsor técnico y un aliado estratégico”. Una iniciativa clave ha sido el programa de “vinculación con la sociedad”, mediante el cual estudiantes visitan colegios técnicos para enseñar sobre ahorro energético, sostenibilidad domiciliaria y energías renovables. Sin embargo, aún falta fortalecer los programas de maestría y diversificar la oferta académica.

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El espejo uruguayo muestra que no se trata de copiar, sino de asumir decisiones estructurales. Ecuador podría empezar por:

  • Actualizar y respetar la planificación energética
  • Introducir reglas claras que den competitividad a las renovables
  • Impulsar la complementariedad de fuentes
  • Incentivar a la inversión privada con garantías claras
  • Incluir a la ciudadanía en la transición
  • Consolidar la formación técnica y académica en renovables

No son medidas milagrosas, pero son un punto de partida viable.

¿La participación en el debate y las acciones para cambiar el rumbo de nuestro modelo energético pueden seguir esperando o esperaremos a los próximos apagones para que la urgencia vuelva a traer esta conversación, cuando todo sea más complejo?

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