Editorial | La verdad no debe ofender
Este Diario no tiene ni tendrá nunca nada en contra de la labor de las clínicas privadas honestas
Es lo que es. Ha pasado una semana desde la publicación de la primera entrega de la investigación de EXPRESO sobre el millonario pago del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) a prestadores privados entre 2013 y 2025. Nadie ha podido desmentir los datos o las cifras. Nadie ha podido desmontar la investigación. Y nadie, como es habitual, ha reaccionado para intentar hallar una solución a un camino utilizado para que algunos se enriquezcan a costa de la salud de muchos.
Este Diario no tiene ni tendrá nunca nada en contra de la labor de las clínicas privadas honestas. A nadie debe ofender que se presenten las cifras de cuánto se pagó a cada prestador externo, porque todos los afiliados deben conocer cómo y dónde se invierten sus recursos.
Ante la ausencia de ideas y propuestas para regular un camino que llevó a algunos a experimentar una rápida bonanza en sus negocios, EXPRESO propone al menos dos ideas que vale la pena poner sobre la mesa para que sean los afiliados y la opinión pública las que digan si son factibles o no: que el afiliado, y no el IESS, decida dónde y quién quiere que lo atienda para tratar la dolencia que padece; y, ¿por qué no pensar en la concesión de algunos de los hospitales del Seguro Social? Vale analizar estas propuestas.