
Esmeraldas clama por hospitales dignos: hay escasez de medicina y equipos dañados
Hospitales de Esmeraldas colapsan por renuncias, violencia, falta de pagos y escasez de recursos
En los pasillos de los hospitales de Esmeraldas se escucha más el eco de la desesperación que el sonido de la atención médica. Familias enteras, madres con niños en brazos, adultos mayores y pacientes en situación crítica esperan, muchas veces en vano, por una atención que se ha vuelto escasa, costosa y hasta peligrosa.
Pacientes denuncian cobros indebidos, demoras y falta de atención médica
A las afueras del hospital del Seguro Social, en el sur de la ciudad, Rosa Medina lucha contra el llanto contenido. Su hija, con una fractura en la pierna, no fue atendida porque el personal médico habría solicitado 140 dólares para aplicar un yeso quirúrgico. “¿Cómo puede ser posible que me cobren en un hospital público?”, reclama. La denuncia llegó hasta la Defensoría del Pueblo y motivó una reunión de emergencia con la gerencia administrativa del centro, pero no se ha informado sobre correctivos.
El caso de Belén Sánchez también genera indignación. Acudió a emergencias por una afección respiratoria, fue triajada como prioridad, pero esperó más de seis horas porque el médico asignado nunca llegó. “Nadie daba una explicación. Nos decían que esperemos y nada más”, comenta.
Mientras tanto, Alberto Zamora, un jubilado que recibe una pensión mínima, tuvo que gastar más de 60 dólares en medicinas que no encontró en el hospital. Su esposa, Julia, relata que solo le realizaron exámenes básicos y le asignaron cama, pero el tratamiento completo quedó en manos de farmacias privadas.

Estos no son casos aislados. Son el reflejo de un sistema de salud colapsado, donde los hospitales carecen de insumos básicos, los equipos están dañados y las respuestas institucionales son cada vez más escasas.
Frente a este panorama, Jorge Crespo, dirigente del Frente de Jubilados y Pensionistas, recuerda que desde 2012 se impulsa sin éxito la construcción de un nuevo hospital del Seguro Social en el sector La Propicia. El proyecto preveía un centro de tercer nivel con 412 camas, pero el terreno asignado ha sido cuestionado por su ubicación en una zona propensa a inundaciones, cerca del río Teaone.
Eduardo Peña, expresidente del directorio del IESS, visitó Esmeraldas meses atrás y reconoció las condiciones críticas del sistema de salud, pero el proyecto del nuevo hospital permanece estancado en trámites administrativos.
En la provincia hay alrededor de 300.000 personas —entre afiliados, jubilados y miembros del Seguro Campesino— que dependen de los hospitales del IESS y los 34 dispensarios rurales. Para ellos, cada día sin soluciones es un día de angustia y riesgo.
Uno de los pedidos más reiterados es la reapertura del antiguo hospital Delfina Torres, ubicado en el centro de la ciudad y cerrado desde 2017. Aunque su infraestructura requiere adecuaciones, varios actores coinciden en que podría ser la solución inmediata para aliviar la saturación hospitalaria.
Yoli Márquez, enfermera del Delfina Torres y concejala urbana, insiste en que ese espacio podría destinarse a ginecología, pediatría y medicina general. “No tenemos camas suficientes para partos. Las mujeres tienen que irse apenas terminan de dar a luz”, señala.
Actualmente, las condiciones han mejorado parcialmente en el hospital del sur gracias a una reducción de los niveles de violencia, pero según trabajadores como la enfermera Narcisa F., aún quedan secuelas del miedo que generaban los ingresos de heridos esposados y custodiados por policías.
Faltan medicinas y especialistas en el Delfina Torres de Concha

La doctora Marinela Guerrero, gerente del Hospital Delfina Torres de Concha Sur, admite que la institución enfrenta una grave escasez de talento humano, principalmente de especialistas médicos. La situación se agravó tras la ola de violencia que azotó a Esmeraldas, lo que provocó la renuncia masiva de profesionales de la salud por temor a su seguridad. “Hemos ofertado las plazas a través del portal Socio Empleo, pero nadie participa. No ven atractiva nuestra provincia”, señala Guerrero, quien destaca que, pese a estas limitaciones, el hospital continúa brindando atención con el personal disponible.
Guerrero también reconoció que existen falencias en el abastecimiento de insumos médicos, lo que obliga a muchos pacientes a comprar de su bolsillo parte del material requerido para procedimientos básicos.
“De diez implementos que se usan, el paciente debe adquirir dos o tres en farmacias particulares”, explica. A esta crisis se suma una medida de hecho adoptada por los guardias de seguridad del hospital, quienes protestan por la falta de pago de once meses de sueldos.
Para más contenido de calidad SUSCRÍBETE A EXPRESO