Carmen Ojeda Oquendo | ¿Cómo saber si siente ansiedad o es solo estrés?

El problema surge cuando la ansiedad se convierte en desbordante, persistente e interfiere en nuestro normal funcionamiento
En la vida cotidiana todos enfrentamos situaciones que generan presión: exámenes, plazos de trabajo, responsabilidades familiares, etc. Esa reacción del cuerpo y la mente se llama estrés, un mecanismo adaptativo que nos ayuda a responder a las demandas de la vida. En dosis moderadas, incluso resulta útil: activa la concentración, nos da energía y favorece el rendimiento.
Sin embargo, no todo malestar emocional es solo estrés. Cuando la tensión se mantiene más allá de la situación que la provocó, aparece la ansiedad funcional. Esta se manifiesta como una preocupación anticipatoria: pensar de forma repetitiva en lo que puede salir mal, sentir inquietud o un nudo en el estómago antes de una reunión importante. Aunque incómoda, la ansiedad funcional también cumple un rol: prepararnos para los desafíos y motivarnos a actuar.
El problema surge cuando la ansiedad se convierte en algo desbordante, persistente y que interfiere en nuestro normal funcionamiento. Ahí podemos hablar de ansiedad clínica. A diferencia del estrés o de la ansiedad funcional, no está ligada únicamente a un evento concreto, sino que invade distintos aspectos de la vida.
Quien la padece experimenta preocupaciones intensas y difíciles de controlar, así como síntomas físicos como taquicardia, insomnio, temblores o sensación de ahogo. Esta ansiedad deja de ser útil y empieza a limitar las actividades cotidianas, interferir en las relaciones sociales y el bienestar general de la persona.
Una forma práctica de diferenciarlas es preguntarse: ¿la preocupación desaparece cuando el problema se resuelve? Si la respuesta es sí, probablemente se trata de estrés. Si la anticipación es recurrente, pero manejable, hablamos de ansiedad funcional. Si, en cambio, los síntomas son constantes, desproporcionados y generan un sufrimiento significativo, estamos frente a un cuadro clínico que requiere atención profesional.
Normalizar la búsqueda de apoyo psicológico permite intervenir a tiempo y recuperar el equilibrio emocional.