
Jeff Bezos: su boda en Venecia desata protestas por el turismo de lujo
La boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez en Venecia genera protestas vecinales por el turismo masivo y la ostentación
Lo que debía ser un evento de ensueño se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para Jeff Bezos y Lauren Sánchez. La esperada boda del fundador de Amazon y su prometida, prevista entre el 26 y 28 de junio en Venecia, ha provocado una ola de indignación entre los habitantes de la ciudad.
La celebración, envuelta en un halo de secretismo por motivos de seguridad, contará con la presencia de más de 200 invitados, entre ellos grandes nombres del espectáculo como Oprah Winfrey, Lady Gaga, Mick Jagger, Eva Longoria, Katy Perry, Ivanka Trump y las hermanas Kardashian.
Pero no todos están listos para aplaudir el enlace. Mientras los canales se preparan para acoger megayates y taxis acuáticos de lujo, los venecianos levantan la voz. El motivo: un rechazo rotundo a lo que consideran un nuevo atropello del turismo elitista que convierte su ciudad en un escenario, desplazando a los residentes y alterando la vida cotidiana.
Venecua protesta contra el lujo desmedido
El pasado fin de semana, es decir entre el 14 y el 15 de junio, una multitud de manifestantes se reunió en una asamblea popular para expresar su malestar ante la boda de Bezos.
El icónico Puente de Rialto fue testigo de una pancarta colgada con el mensaje “No space for Bezos”, un juego de palabras que alude a los viajes espaciales promovidos por Blue Origin, otra de las empresas del multimillonario.
“Esto no va contra el amor, sino contra la arrogancia de quien cree que todo se puede comprar, incluso Venecia”, declaró el activista Tommaso Cacciari, quien lidera la plataforma que encabeza las protestas.
Cacciari, conocido por su lucha contra los cruceros gigantescos, criticó también al alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, por poner a disposición de Bezos la iglesia de la Abadía de la Misericordia, un lugar histórico para la mediática ceremonia.
Un despliegue millonario en una ciudad saturada
Pese al descontento, los planes de la boda siguen en marcha. El secretismo en torno a los hoteles donde se hospedarán los invitados no impide imaginar el nivel de lujo.
Se habla de que cinco yates estarán al servicio de los asistentes, incluyendo el Koru, el megavelero personal de Bezos valorado en casi 600 millones de dólares. Además, se han reservado más de 30 taxis acuáticos para garantizar su movilidad por los canales.
Esta movilización de recursos ha aumentado la tensión en una ciudad que lleva años sufriendo por la presión del turismo. De hecho, el número de habitantes en el centro histórico ha caído drásticamente en la última década, pasando de 58.000 a solo 48.500. El flujo diario de más de 100.000 visitantes ha obligado a las autoridades a establecer un sistema de reservas y un cobro simbólico de 5 euros (5,78 dólares) para quienes no se alojen en Venecia.
Autoridades divididas ante el enlace
Mientras los colectivos vecinales se organizan para realizar una protesta “pacífica y colorista” el día del enlace -con bloqueos tanto por mar como por tierra-, las autoridades locales intentan calmar las aguas.
El alcalde Brugnaro aseguró que “no habrá problemas” ni para los habitantes ni para los invitados. Más contundente fue el presidente regional del Véneto, Luca Zaia, quien calificó las protestas de “vergonzosas” y defendió la boda como una oportunidad económica.
“La presencia de personajes famosos genera riqueza. Los verdaderos problemas de Venecia son otros”, afirmó Zaia. Sin embargo, muchos vecinos no lo ven así. Para ellos, la ciudad se ha convertido en un parque temático para multimillonarios, donde los grandes eventos privados expulsan poco a poco la vida real.
¿Una boda soñada o una pesadilla pública?
Lo que está claro es que la boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez no pasará desapercibida. Lo que debía ser una celebración romántica y glamurosa se ha transformado en un símbolo de los excesos de los ultrarricos y del desgaste de una ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Quizá Bezos se case con el amor de su vida, pero también con la resistencia de una población que ya no quiere ser escenario de lujo, sino un lugar para vivir. Para algunos, están en todo su derecho. ¿Será esta boda un hito memorable o una mancha más en la relación entre el poder económico y las ciudades históricas del mundo?
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