
“Ensueños de Amor”: la opereta de que escandalizó a Quito vuelve a escena
La obra del compositor Luis Humberto Salgado permaneció archivas durante 80 años
En los primeros días de abril de 1932, Ensueños de Amor hizo su debut en Quito bajo la batuta de su autor, Luis Humberto Salgado. Desde su estreno, la opereta causó un fuerte impacto: un público conservador se vio confrontado con escenas que rompían con la corrección social de la época.
Las fantasías eróticas de un aristócrata adicto a la morfina, los amores entre clases sociales distintas e incluso la aparición de personajes no convencionales hicieron que la obra fuese recibida como un escándalo palpable. El Quito de los años treinta, marcado por una alta sociedad en declive y una clase media en ascenso, encontró en Ensueños de Amor un espejo provocador, una obra que no eludía los vicios sociales ni los contrastes morales del momento. “Muchos personajes debieron tener una contraparte en la realidad, por eso resultó escandalosa”, explica el maestro Javier Andrade Córdova, director de escena para teatro y ópera, y docente de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador.
Musicalmente, la propuesta tampoco permitió equívocos. Su lenguaje era ambicioso, crítico e irónico. Fue visionaria, en cuanto logró desde el inicio asociar la denuncia social con una música en la que lo popular ecuatoriano dialogaba con las formas académicas europeas más vanguardistas de la época. Fue precisamente esa combinación de humor, sátira, crítica de clases sociales y audacia temática lo que provocó las reacciones más divisorias: algunos vieron exceso, otros valentía.
Sin embargo, tras su estreno, Ensueños de Amor pasó ocho décadas relegada al olvido. Fue gracias a un trabajo de investigación, reconstrucción dramatúrgica y revisión de manuscritos que la obra recuperó sus diálogos y musicalidad originales para volver a escena con plenitud en 2011.
Catorce años después de esa recuperación escénica original, la emblemática pieza regresará a las tablas en una nueva producción, con dirección musical de Andrea Vela, puesta en escena de Javier Andrade y la participación de Ópera UCE, la Orquesta Experimental, el Coro CAMus y estudiantes egresados de danza de la Universidad Central del Ecuador, que se hará en el Teatro México.
Un director icónico
Luis Humberto Salgado fue pianista, compositor, director de orquesta, pedagogo y crítico musical. Recibió su formación musical de mano de su padre, Francisco Salgado Ayala y más tarde ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde se graduó como pianista en 1928. Su legado incluye sinfonías, óperas, obras de cámara, música vocal, piezas para piano, cuerpos corales, ballets, música popular y ensayos sobre música vernácula. Es considerado uno de los compositores más importantes de la música académica ecuatoriana del siglo veinte, por su capacidad de fusionar elementos del folclore nacional con técnicas de vanguardia. Falleció en 1977.
“Abordar la obra de Salgado es enfrentar un lenguaje muy complejo; tiene texturas densas en la orquesta, utiliza instrumentos de registro extremo como arpa, tuba o piccolo. Cada nota requiere atención y cuidado, y su música es a la vez rica y exigente para los intérpretes”, indica la maestra Andrea Vela.
Por ello, la complejidad musical de la obra no solo desafió a los músicos de la UCE en lograr su interpretación adecuada, sino que también exigió un esfuerzo organizativo y logístico considerable. La nueva propuesta escénica, que incluye orquesta, coro, solistas y danza, requirió aproximadamente ocho meses de ensayos para coordinar voces, instrumentos y movimientos escénicos, revisar partituras, corregir errores en los manuscritos originales y reconstruir la dinámica entre los distintos grupos artísticos.
“El trabajo fue largo, pero imprescindible para respetar la riqueza y densidad de la música de Salgado y garantizar que cada detalle se escuchara y se viera en escena”, comentó la artista.

Entre el pasado y el presente
El montaje enfrentó varios desafíos, entre ellos la revisión de partituras antiguas, la corrección de errores en manuscritos borrados o incompletos, la digitalización de las partes musicales y la reconstrucción de vínculos dramáticos que se habían perdido.
“El primer reto implicó un proceso de investigación, porque al hacer una obra que estuvo mucho tiempo en archivos era indispensable acercarse a este material, volverlo a revisar, incluso adaptarlo cuando era necesario y también tratar de volverlo a comprender a profundidad, tanto musicalmente como escénicamente”, dijo Andrade. Otro reto significativo fue logístico y artístico: coordinar los horarios de orquesta, coro, danza, solistas y actores.
Además, la puesta en escena buscó un diálogo constante entre el pasado y el presente. “La obra es de los años treinta, pero quisimos darle un carácter simbólico y atemporal, sin abandonar los elementos históricos”, señaló Andrade. Por eso, los vestuarios se inspiraron en la época -sombreros, bastones y prendas clásicas-, mientras que la escenografía y ciertos recursos visuales permitieron que la obra también hablara al público contemporáneo, mostrando cómo los temas de modernidad, clases sociales y relaciones amorosas seguían siendo relevantes.

Las expectativas depositadas en las próximas funciones, explican los maestros, son muchas, tanto por parte del elenco como de la audiencia. Como plantea Javier Andrade: “La aspiración principal es que el público aproveche esta oportunidad para escuchar la obra, apreciarla y recordarla. Queremos que se reencuentre con la música de Luis Humberto Salgado, que muchas veces permanece olvidada en archivos, y que comprenda la riqueza y la complejidad de nuestro patrimonio lírico”.
Además, se espera que estas puestas en escena refuercen la convicción institucional y social de que la lírica ecuatoriana tiene un espacio vigente, y que producciones como esta puedan impulsarse con menor intervalo de años entre montajes.
Andrea Vela añade: “Es un trabajo monumental, hecho con tanta entrega y cariño. Resulta emocionante, porque los ecuatorianos debemos poco a poco sentirnos más cercanos a nuestros artistas, a nuestra música, y darles más espacio. Estas funciones no son simplemente un reestreno, sino una oportunidad de un reencuentro con nuestro pasado musical y un puente hacia un presente artístico que reconoce su propia voz”.
Los espectadores, por su parte, tiene la oportunidad de redescubrir la audacia y creatividad de Salgado, de reconectarse con melodías y textos que han permanecido ausentes de los escenarios durante casi ocho décadas.
¿Cuándo se presenta?
Ensueños de Amor se presentará el jueves 25 y el viernes 26 de septiembre a las 18:30, y el 27 de septiembre a las 16:00 en el Teatro México, ubicado en Chimbacalle. El costo de ingreso es de $ 10.
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