
Delirio: "Tenemos ese mundo femenino tan necesario en el arte"
Grupo capitalino de rock, blues, grunge, funk que tocará en Quito y en festival Valle Sonoro de Crucita, el 13 y 14 de junio
Para los fanáticos de la música es una alegría descubrir que los miembros de nuestros grupos favoritos están trabajando en otros proyectos. No olvidemos que las diversas influencias y gustos necesitan muchas veces distintas vías para poder ser expresados a plenitud.
Es lo que le ocurrió a Miguel Vinueza, bajista de Descomunal (metalcore), de Quito, quien durante diez años fue acumulando ideas que no tenían cabida en ese universo y con el tiempo se convirtieron en las canciones de Delirio.
Y aunque inconscientemente quería alejarse de ese sonido, se terminó rodeando del círculo cercano a Descomunal: Josue Martucci y Esteban Espinosa, su guitarrista y sonidista, respectivamente; además de Joel Dueñas, hijo del vocalista, Gustavo.
El factor diferenciador lo marcó la cantante, Lucifer, capaz de combinar a partes iguales lo emotivo y lo lúdico, lo sombrío y lo alegre, y que permitió concretar la visión de tener una banda mixta, uno de los objetivos de Miguel en esta nueva aventura.
Y dicha contribución femenina se completó con el ingreso de la polifacética guitarrista Karen Noboa (también en Fox Island) en remplazo de Esteban, completando una alineación de lujo.
Conversamos con Miguel acerca de la evolución de Delirio como agrupación, desde los días de la pandemia, cuando parecía que era el fin de la humanidad y decidió dejar un registro de estos temas, hasta el momento actual, cuando se están preparando para su concierto acústico en Quito el viernes 13 y su show en el festival Valle Sonoro en Crucita el sábado 14 de junio, para mostrar su música fuera de la capital.
Teniendo a músicos del entorno cercano de Descomunal, es inevitable preguntarle por esa influencia en el sonido de Delirio.
Quise aprovechar toda la experiencia y madurez que nos ha dado Descomunal en todos estos años, pero para expresar mis otros gustos musicales. Antes del metal escuché mucho rock y grunge y quería coquetear también con blues, pop, funk...
Cuéntenos sobre el ingreso de la guitarrista Karen Noboa.
Esteban viajó a Estado Unidos y yo quería que lo remplace una mujer. He trabajado como mánager, ‘roadie’ y técnico de algunas bandas, y siempre ha sido todo como un club de hombres, pero estoy convencido de que podemos tener un mejor arte si contamos también con las experiencias, anécdotas, conocimientos del mundo de las mujeres.
Karen fue la persona ideal.
Creo que fue la audición más rápida de la historia. Ya le había pasado los temas antes, pero a los 20 minutos de tocar juntos en el estudio nos dimos cuenta de que era ella.
Tener integrantes hombres y mujeres enriquece la mirada de Delirio.
Karen tiene un nivel brutal y un muy buen gusto. Lucifer tiene una gran voz y es una excelente letrista. Las mujeres aportan otras formas de ver las cosas, de componer, de moverse en el escenario. Delirio tiene ese mundo femenino tan necesario en el arte. Quiero seguir viviendo esto. Estoy cuidando mucho este formato, para mantener esa retroalimentación del lado femenino.
¿Cómo definiría a Delirio más allá de los géneros? Me parece que es música muy emotiva y técnica.
Estoy de acuerdo con eso. Es música pesada a pesar de no ser metal. Su peso no radica en la voz gutural, ni la distorsión, ni la rapidez, sino en sus riffs y baterías contundentes. Como músico me encanta, pero como mánager es a veces complicado saber a qué movimiento apuntar: el indie, el rocker...
Podríamos definirla como música ‘todoterreno’.
Podemos estar en las orejas de alguien que escucha música pesada, o de quien prefiere algo más ‘llorón’. Mira, le gusta a personas tan diversas como el baterista de Descomunal, David Tomaselli, que tiene bandas de death y black; o Chloé Silva, con quien tenemos el tema Realize y es una artista de neo soul, con cosas electrónicas. Lo que estamos haciendo es mostrar a Delirio a todos los públicos posibles.
Un diálogo entre generaciones
En Delirios toca la batería el hijo de su amigo Gustavo Dueñas, vocalista de Descomunal. Ese trabajo entre distintas generaciones nos parece maravilloso.
Lo de Joel es muy especial para mí. Lo conozco desde que él tenía tres meses de edad. Tenemos una relación de mucho cariño y complicidad, marcada por la música y el humor.
Además del vínculo, también lo eligió por su aporte como músico.
Ha sido magnífico. Ha hecho crecer a Delirio y expandido los límites de lo que tenía en mente. Cuando formé Delirios, a Esteban le dije que quería a Joel en la batería.
En esos primeros días fue importante rodearse de personas cercanas.
Claro, quería personas en las que tuviera mucha confianza en su talento, que no tuviéramos que demostrarnos nada, sino pasarla bien. Y siento que con Joel tenemos una química súper buena no solo para tocar, sino para componer, sobre todo. Algo que también tenemos con Josue Martucci. Siento que conectamos excelente.
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