César Febres-Cordero Loyola | La pata coja

Han sido los accidentes, errores y tragedias de las últimas campañas electorales los que han evitado el retorno del correísmo
Más allá de sus errores y aciertos hasta ahora, este Gobierno es el primero desde el 2007 en estar en la posición de realmente cambiar el curso de nuestra historia. Algunos consideran que Moreno ya hizo algo así con su descorreización, pero ni ellos mismos se lo creen, porque aún van por ahí pidiendo más y más purgas y depuraciones, señalando a correístas infiltrados en empresas y ministerios y hasta en la Corte Constitucional.
Lo evidente es que Moreno, Trujillo y los descorreizadores fracasaron en su intento de salvar a la República, hasta en sus propios términos, porque han sido los accidentes, errores y tragedias de las últimas campañas electorales los que han evitado el retorno del correísmo. Ante el escenario contrafactual del retorno de Correa, es difícil imaginarse a las instituciones rehechas por el trujillato resistiendo el embate del caudillo: una fiscal que operó por meses sabiendo que tenía una embajada esperándola a su salida, un Consejo de Participación que acumula prórrogas como escándalos, tan codiciado y corrupto que ha devorado a casi todos los que han pasado por él, y un Consejo de la Judicatura no muy distinto, poco o nada nos habrían servido como baluartes republicanos. Los que no se hubieran vendido habrían salido por juicio político o a través de algún pacto hecho bajo los manteles. El guion siempre ha estado allí. Podemos imaginarnos solamente a la Corte Constitucional tratando de hacer su trabajo de forma independiente detrás de su blindaje normativo, pero ahora vemos a qué los hubiera llevado eso gracias al accionar del primer anticorreísta de la República.
Si su accionar verdaderamente autónomo, ajeno al escándalo y distanciado de la politiquería ordinaria los hace “la pata coja”, como los ha descrito un locuaz legislador oficialista, habría que preguntarnos de qué manera deberíamos adjetivar al resto de la patas de la mesa del Gobierno y qué mismo se quieren servir sobre ella.
Es entristecedor ver a un Gobierno en una posición tan favorable, casi sin oposición, entender tan poco la tragedia histórica en la que se sitúa y querer nuevamente llevarnos por el camino de otra metida de mano a la justicia.