Editorial: Marchar por la salud
Preocupa que, tres días después de revelarse los millonarios pagos del IESS entre 2013 y 2025, el Gobierno guarde silencio
Si un motivo amerita que los ciudadanos salgan a marchar es la salud. El presidente de la República tiene la oportunidad en sus manos de pasar a la historia como aquel que liberó a los hospitales de la corrupción y saneó al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), pero no. Su prioridad es otra: atacar a la Corte Constitucional con ministros que esparcen confusión al exigir ridículamente que trabajen en territorio, cuando esa no es su labor.
Asusta que tres días después del inicio de una serie de publicaciones de este Diario sobre los millonarios pagos del IESS a prestadores externos entre los años 2013 y 2025, el Gobierno no tenga nada qué decir, pero se comprende porque esa es y seguirá siendo su estrategia comunicacional ante las críticas: guardar silencio. No existe, si quiera, un esbozo de soluciones al problema que ha enriquecido a pocos a costa de la salud de muchos.
¿Por qué no pensar en que sea el afiliado el que decida a dónde y con quién quiere ser atendido si es necesario derivarlo? ¿Por qué no analizar la privatización de determinados servicios de salud que garanticen buenas condiciones para el paciente y para el Estado? Son opciones que vale la pena poner sobre la mesa, pero si el Gobierno y el IESS siguen guardando silencio, lo único que se puede concluir es que el sistema actual los tiene muy cómodos.