
Censo Poético en Quito: danza, identidad y biografías que cobran vida en escena
La obra del coreógrafo y bailarín español Samuel Retortillo se inaugura en Quito
“Dicen que los gatos son de poco fiar, que son esquivos, que viven en su propio mundo. Tal vez tengan razón. Por eso me cuesta tanto quedarme en un solo lugar. A pesar de esa naturaleza felina que me acompaña, hoy camino junto a una perrita: mi 'roomie', Tita. Ella nació en medio de algo que se rompió, pero no por eso deja de ser amor. A veces me mira y no necesita decir nada. Es como la danza: simplemente basta con estar”, recita Luis Cifuentes.
En un escenario a oscuras, tras una malla translúcida, su voz melódica se funde con un resumen de su vida proyectado sobre la tela: lugar de nacimiento: Chile, altura: 1,71, cicatrices: 2, seguidores en Instagram: 1.961.
Tras su breve intervención, deja el escenario e inmediatamente es el turno de Catalina Villagómez. Antes de que empiece a hablar, una luz la escanea y su rostro aparece reflejado sobre otra tela. Luego, toma el micrófono: “Soy Catalina Isabel, independiente, aventurera, ansiosa por moverme, amiga de una tarántula y también de mi hermano”, dice.
Así arranca Censo Poético, obra de danza contemporánea dirigida por el coreógrafo español Samuel Retortillo, que abre sus puertas hoy, jueves 29 de mayo, en el teatro de la Compañía Nacional de Danza.
La obra es una pieza de autobio-coreografía, técnica creada por el artista Wayne McGregor, que explora la danza a partir de elementos biográficos y personales como base para expresar la identidad y las experiencias propias.
“El sentido del censo poético es que parte de datos totalmente cuantitativos —como la altura, la edad o el lugar de nacimiento—, para contrastarlos con un censo cualitativo, que no surge de cifras impuestas, sino de nuestra vida interior y de la manera en que la habitamos”, explica el director.
Mirar hacia el interior
La obra se desarrolló a lo largo de un mes bajo la dirección de Samuel Retortillo, en colaboración con trece bailarines de la Compañía Nacional de Danza: Darwin Alarcón, Cristian Albuja, Luis Cifuentes, Fernando Cruz, Juan Francisco Chávez, Camila Enríquez, Zully Guamán, Sisa Madrid, Franklin Mena, Fernando Muñoz, María José Núñez, Catalina Villagómez y Eliana Zambrano.
“Lo primero que hicieron fue escribir su biografía, su historia individual y su historia con la danza”, señala el director. A partir de esos textos, los fragmentos fueron revisados, recortados y editados hasta llegar a versiones finales, desde las cuales surgieron los movimientos que hoy permiten a los bailarines contar su historia.
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“Además de esta introducción, en la que ellos leen esos fragmentos, la obra está compuesta por trece solos que nacieron de sus propios movimientos. No hubo imposición, sino un trabajo que emergió desde lo individual, lo personal y también desde lo colectivo”, comenta Retortillo.

Además de las telas, cuatro enormes estructuras de metal y luces LED acompañan a los bailarines en escena. Las luces más intensas se ubican detrás de ellos, creando un efecto que traslada al espectador al interior de la escena y permite compartir una perspectiva poco común: cómo los artistas ven al público desde el escenario.
“El uso de la iluminación fue sumamente intencional, porque la idea es que el público vea lo que los bailarines ven”, explica el director.
Retortillo ha perfeccionado esta técnica a lo largo de los años. El primer Censo Poético se presentó en la XIII Bienal de Arte de La Habana, en 2019, y continuó en Logroño, España, en 2022, y en Córdoba, Argentina, en 2023.
Las funciones de Censo Poético se llevarán a cabo el jueves 29, viernes 30 y sábado 31 de mayo, a las 19:00, en el teatro de la Compañía Nacional de Danza, ubicado en la avenida Río Coca y París, en Quito. La entrada es libre, pero los boletos deben descargarse previamente.
Un esperado aniversario
La puesta en escena de Censo Poético forma parte de las actividades preparatorias por el aniversario número cincuenta de la Compañía Nacional de Danza.
La institución fue fundada en 1976 como el Conjunto Nacional de Danza, durante el gobierno de Guillermo Rodríguez Lara. Desde entonces, su objetivo ha sido desarrollar y fortalecer la danza en el país, mediante la creación y presentación de obras de danza contemporánea, clásica y pluricultural.
Como parte de esta agenda previa a las celebraciones, también se montó la obra Maldonne, de la reconocida coreógrafa francesa Leïla Ka, premiada por la crítica europea como una de las voces coreográficas más prometedoras del continente, así como la reposición de la pieza La gran nostalgia, del coreógrafo Jorge Alcolea.
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