Guayasamín
La obra “La imagen de la Patria” se ubica en el pleno de la Asamblea Nacional y retrata la lucha y dolor del pueblo ecuatoriano.Asamblea Nacional

El mural de Guayasamín en la Asamblea desata un debate ideológico: esto pasó en 'X'

El mural de Guayasamín en la Asamblea Nacional reabre el debate entre memoria histórica y confrontación ideológica en Ecuador

Un mural volvió a poner al Ecuador a debatir su memoria y su identidad. Este fin de semana de la posesión de Daniel Noboa, “La imagen de la Patria”, obra del artista Oswaldo Guayasamín ubicada en el pleno de la Asamblea Nacional, se convirtió en tendencia en la red social X (antes Twitter), luego de que usuarios plantearan su posible remoción por considerar que representa una visión “victimista” e ideológicamente cargada.

El comentario inicial vino de una cuenta conocida por sus posturas provocadoras: “Yo mandaría a sacar ese mural horrible, lleno de complejos y victimismo, como todo ‘arte’ de izquierda”, escribió @Mano_Hostil junto a una imagen del mural. La publicación desató una ola de reacciones tanto de rechazo como de apoyo.

Un mural que incomoda a algunos, pero representa a muchos

La obra fue inaugurada en 1988, tiene un enfoque simbólico dividido en tres áreas: la heroica, la central (con un cóndor y manos alzadas) y la de los valores. Está elaborada en fibra de vidrio y pintada con acrílico. En su momento costó 38,5 millones de sucres. Es una pieza cubista que narra, con crudeza y emoción, las luchas sociales del Ecuador y América Latina.

Entre quienes defendieron su permanencia estuvo la académica Dane Gallardo (@profepolitica), quien escribió: “Este hombre no pintó cuadros, pintó el dolor de América Latina. Su obra es memoria, resistencia y ternura combativa”.

El periodista Rafael Martínez (@RaficoMartinez) pidió no juzgar solo desde la estética: “Por favor lean un poco qué significa cada imagen. Es la historia de nuestro país, son las víctimas de tantas injusticias y horrores, injusticias que todavía se viven”.

¿Borrar la historia?

Otros usuarios fueron más tajantes al calificar las críticas como síntomas de una élite que no se reconoce en la obra. “No es el mural, son sus complejos”, sentenció Elena Rodríguez (@ElenaDeQuito). “Como no pueden borrar la historia, intentarán borrar nuestros símbolos”.

La asambleísta Gissela Garzón (@GisseGarzonM) cuestionó la intención política detrás de estos señalamientos: “Seguramente les estorba el mural porque no tienen calidad moral para honrar la historia que Guayasamín contó con su arte. ¿Qué sigue después? ¿Borrar a Nela y Matilde? Porque las mujeres también les estorbamos”.

¿Un arte incómodo?

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La discusión también atrajo reflexiones sobre el papel del arte en espacios institucionales. Para Carlos Andrés Vera (@Polificcion), el mural de Guayasamín y su legado no pueden separarse de la historia política del país: “Nuestra historia artística es rica y ha sido mayoritariamente de izquierda. El arte no es para condenarlo por ideología, sino para apreciarlo y nutrirse espiritualmente”.

Incluso quienes no comulgan con el estilo de Guayasamín, como el escritor Eduardo Varas (@eduardovarascar), defendieron la importancia de su presencia en el hemiciclo: "A mí tampoco me gusta... Quizás porque era niño cuando lo pusieron y ciertos detalles me asustaron. Pero decir que hay que sacarlo por 'horrible' y por estar 'lleno de complejos y victimismo' es la mejor razón para mantenerlo".

Una pieza que sigue viva

El mural no tiene por ahora una solicitud formal de remoción, pero el debate refleja una tensión cultural de fondo: ¿puede el arte político seguir teniendo espacio en escenarios institucionales si no representa la ideología dominante?

La imagen de la Patria” es más que un decorado. Es un espejo incómodo para algunos y un símbolo de resistencia para otros. Como escribió Guayasamín: “Mientras haya dolor, habrá color y denuncia”.

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