
Belén Neumeister: la artista que pinta emociones sobre vidrio
La artista ambateña convierte las ventanas de Quito en lienzos llenos de color, propósito y sensibilidad
A la luz del día, el vidrio se convierte en su lienzo, y sus marcadores o pinceles en extensiones de su imaginación con las que transforma un espacio vacío en arte. Con trazos firmes y una mirada que mezcla concentración y emoción, Belén Neumeister es conocida en redes sociales por plasmar su talento a través de la técnica glass painting (arte en vidrio).
A sus 30 años, la ambateña (quien reside en Quito), ha hecho de la pintura su voz y, de cada trazo, una forma de conectar con quienes aún creen en la magia de lo hecho a mano.
El arte en la sangre
Belén creció rodeada de creatividad. “Mis familiares, si bien son artistas, no se dedican a eso como tal. Los únicos que se metieron de lleno fueron mi bisabuelo materno, que hacía los carros alegóricos para las fiestas de Ambato, y mi abuelo paterno, que tenía una fábrica de alfombras e inventaba los diseños a mano”, recuerda.
Una vez que se graduó del colegio, decidió estudiar Diseño de Modas pero, al llegar al último año, descubrió que no era lo suyo. Luego de terminar la carrera, aceptó un trabajo administrativo en un colegio, mientras subía algunos de sus dibujos a redes sociales por diversión. Hasta que un día, su jefe la sorprendió con una propuesta: ser profesora de arte. “Le dije que no tenía título, pero me respondió que eso se aprende, que lo importante era tener la habilidad”, cuenta.
Sin embargo, pese a disfrutar la enseñanza, trabajar en un colegio terminó por agotarla. El estrés y la ansiedad se volvieron señales claras de que algo debía cambiar. “Mi familia me dijo: ‘No está bien sentirse así, renuncia’”, recuerda. Y así lo hizo.
Cómo empezó todo
Luego de ese tropiezo profesional, Belén volvió a lo que siempre la hacía sentir bien (dibujar) y la curiosidad la llevó por un camino inesperado. “Soy fan de Pinterest y un día, durante pandemia, vi una foto de una ventana pintada y pensé: esto no es sticker, parece hecho a mano”. Decidió investigar y descubrió que en otros países existe una técnica llamada glass painting (pintura sobre vidrio) y se propuso intentarlo, pese a que en Ecuador pocos la conocían.
“Nadie sabía ni siquiera qué era un marcador de vidrio”, recuerda. Hasta que finalmente consiguió uno y lo probó por primera vez en el local de ropa de su mamá. Pintó los ventanales con la emoción de quien experimenta algo nuevo, tomó fotos y las subió a redes “a ver qué pasaba”.
Cinco años después, su arte está en muchas ventanas y paredes en la capital del país y ella es una de las artistas locales más reconocidas que trabajan con esa técnica.
El talento que se volvió viral
Lo que empezó como curiosidad, pronto se transformó en un fenómeno digital. Hoy, Belén suma más de 100 mil seguidores entre Instagram y TikTok, y algunos de sus videos (en los que muestra el proceso detrás de cada mural o ventana) superan el millón de reproducciones y cautivan a personas de todo el mundo.
Su contenido es una mezcla de arte, calma y autenticidad. No solo muestra el resultado final, sino el detrás de escena: los bocetos, los colores, los errores, la dedicación. “Poco a poco se ha formado una comunidad muy bonita. Siento mucho el cariño y el apoyo de la gente. También he conocido a otros artistas que se dedican a lo mismo, sobre todo en otros países. A veces me escriben y me dicen: ‘quiero empezar en esto, ¿cómo le hago?’, y eso me motiva a subir videos para orientarlos. La idea es seguir creciendo y apoyándonos entre artistas y emprendedores”.
Aprender a soltar
Ser creadora de contenido no solo le ha traído cosas positivas, también la ha llevado a trabajar en su resiliencia ya que al principio los comentarios negativos la afectaban emocionalmente. “Podía recibir cien comentarios buenos y uno malo… y me enfocaba justo en ese”, recuerda.
Con el tiempo, entendió que las críticas no definen su valor ni su talento. “A veces la gente es solo mala o envidiosa, y está bien. Ya no me molesto en responder esos mensajes porque mi comunidad se encarga de hacerlo por mí. Ellos me defienden y me recuerdan que no es así. Con el tiempo entendí algo importante: mi valor no depende de lo que digan los demás, sino de cómo me veo y me percibo”, señala.
Sin duda, su seguidores (a quienes considera amigos virtuales) le ha demostrado que lo positivo pesa mucho más.
Un propósito que trasciende
Más allá de los pinceles y las redes, Belén también ha encontrado una forma de retribuir a lo que ama: los animales. Por eso, decidió que cada trabajo que realiza destine un porcentaje a Patitas Nobles, un refugio de Ambato. “Empecé con la ayuda social desde un dólar, porque uno debe ayudar con lo que puede. Y desde entonces mi negocio empezó a crecer”, dice convencida. Para ella, compartir lo que tiene es parte de su propósito. “Si uno lo hace de corazón, Dios te manda más trabajo para que puedas seguir ayudando”.
El valor de lo hecho a mano
Belén no pone límites a su creatividad. Además de pintar en vidrio, también hace murales y piezas sobre ropa o zapatos.
Al principio, muchos no entendían por qué pagar por una ventana pintada si podían colocar un sticker, pero con el tiempo comprendieron la diferencia. “Pinto emociones sobre vidrio. Esto tiene alma, tiene corazón. La gente es muy perceptiva, se da cuenta cuando algo fue hecho con emoción. Eso es lo que más me gusta, que mi trabajo logre conectar”.
Multifacética al 100 %
La creatividad de Belén no se limita al vidrio. Además de pintar, es modelo beauty en Quito, y actualmente estudia actuación, una disciplina que le permite explorar otras maneras de expresarse. Frente a una cámara o sobre un escenario, mantiene la misma esencia con la que pinta: autenticidad, sensibilidad y pasión. Para ella, todas sus facetas son parte del mismo impulso de crear, contar historias y dejar una huella.
En pocas palabras
- Su material infaltable… el marcador de vidrio.
- Le gustaría hacer una colaboración con… Apitatán.
- Cada diseño tarda… hasta una semana.
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