Reforestar Guayaquil
Corredores. Guayaquil debe enfocarse en reconectar sus ecosistemas para emprender un proyecto de reforestación urbana integral y mejorar las condiciones ambientales.Freddy Rodríguez

Reforestar Guayaquil integrando ecosistemas

En menos de siete años, Medellín logró adaptar un sistema de corredores verdes que mejoró su ambiente. Guayaquil no debe quedarse atrás

Lograr un Guayaquil más verde es un anhelo de décadas. Han pasado administraciones, pero la ciudad sigue con esa deuda pendiente. Aunque organizaciones ambientalistas y profesionales de esta rama han trabajado para presentar proyectos de acuerdo a las necesidades y condiciones de la ciudad, finalmente, quedaron solo en papeles.

Hace pocos días, la cadena BBC publicó un reportaje sobre la aplicación de los denominados “corredores verdes” en Medellín, Colombia, en el 2016, y que en la actualidad están arrojando resultados como la reducción de la temperatura en 2 grados centígrados en toda la ciudad, mejoramiento en la calidad del aire y el retorno de la vida silvestre a diversas áreas.

(Te puede interesar: A las rejas del Malecón 2000 les colocan cercos eléctricos)

Para ello, las autoridades dispusieron trabajos de reforestación urbana con la siembra de cientos de miles de plantas y árboles, para conectar los espacios verdes con avenidas y calles.

¿Qué tan exitoso podría resultar un proyecto de este tipo en Guayaquil? Si bien la actual administración municipal emprende un plan de reforestación, una agresiva epidemia de cochinilla afecta a los árboles de la ciudad desde hace varios meses.

Cables colgados

Los guayaquileños, hartos de convivir con marañas de cables en los postes

Leer más

Natalia Molina, bióloga e investigadora ambiental, explicó que Guayaquil tiene las herramientas para poder implementar una red de áreas verdes con especies nativas, y que sean sembradas de acuerdo a cada ecosistema al que pertenecen, ya sea en bosque seco, manglar, llanura inundable o espinar litoral.

Citó un ejemplo de lo que erróneamente se ha realizado: árboles grandes que han sido sembrados en parterres desde hace décadas.

“Tenemos samanes con podas secuenciales por el pequeño espacio que ocupan. Entonces, para estos árboles grandes, hay una propuesta de que en los redondeles se hagan asociaciones de especies, como hacer pequeños bosques, pero considerando las especies de árboles que sean más apropiadas, más representativas funcionalmente, no solamente viendo la estética”, expuso Molina.

La catedrática indicó que las áreas urbanas de Guayaquil que se han desarrollado en lo que corresponde a bosques secos, han perdido la permeabilidad. Por ello, la ciudad es altamente inundable.

(Lee también: La violencia mortifica el entorno del ícono turístico de Guayaquil)

“No es solo porque nos hemos asentado sobre manglares, no es solo porque se considera que entre el 60 y el 70 % de Guayaquil es manglar rellenado, y no solamente manglar, sino canales de agua rellenados. Entonces, literal, vivimos sobre el agua. Entonces, no inundarnos es improbable”, dijo Molina.

ComunidadLos ciudadanos deben tener una participación activa, con la implementación de huertos y viveros forestales urbanos, así como espacios verdes en sus viviendas.

Sostuvo que la urbanización desordenada ha causado que las zonas de humedales de llanuras inundables y los bosques secos sean rellenados, perdiendo permeabilidad, lo que podría ayudar a la funcionalidad de los ecosistemas, y a que la ciudad tenga áreas verdes mucho más acordes al paisaje que la rodea.

Natalia Roca, directora de la oenegé Árboles Sin Fronteras en Ecuador, explicó que un proyecto de esta naturaleza en Guayaquil debe comenzar con una revitalización del cerro Paraíso, que está ubicado en el centro geográfico de la ciudad.

(Te puede interesar: Aquiles Álvarez: “Las ciclovías son un arroz con mango”)

“Al fortalecer este cerro, con control y vigilancia, con investigación, con centro de interpretación, desde ahí pueden salir corredores ecológicos y fortalecer el tema de las aves migratorias, el tema de la retención de aguas lluvias, la reutilización”, manifestó Roca.

Explicó que en Guayaquil se deben sembrar especies nativas, pues sobreviven con las precipitaciones naturales, tienen sus depredadores y sus reguladores naturales, que nutren y aportan al PH del suelo.

Urdenor 2

Caso rejas: el Municipio anuncia acuerdo de libre movilidad y Urdenor 2 lo desmiente

Leer más

Mariuxi Ávila, de la organización Cerros Vivos, también coincidió en que la urbe porteña debe apuntar a recuperar sus ecosistemas para fomentar un plan de reforestación urbana.

“La ciudad ha perdido esa conectividad natural. Por ejemplo, el cerro Paraíso quedó como una isla verde”, dijo Ávila.

Pero un proyecto de esta magnitud debe ser enfocado a largo plazo, dijo. “Si no se integran con un tema de turismo, con un tema de acción social, de educación, con temas de comunicación, esto nunca va a prosperar”, explicó la activista.

Roca indicó que en zonas de la periferia guayaquileña, como en el noroeste, y en sectores del sur, deberían implementarse en forma prioritaria este tipo de corredores verdes.

“Lo más importante es abrir todos los parques. No podemos tener parques con rejas, áreas verdes no funcionales, eso no aporta en nada porque así tampoco nos estamos relacionando justamente con esto que queremos aprender, no nos estamos beneficiando”, puntualizó.

  • Plagas han afectado a las especies arbóreas

Sobre la cochinilla que afecta a cientos de árboles a lo largo de Guayaquil y ciudades vecinas, la investigadora Natalia Molina indicó que el mal manejo que han tenido por décadas ha sido una de las causantes.

(Lee también: Guayaquil: Reformas a ordenanza de edificaciones pasa el primer debate)

“Por ejemplo, se puso de moda ponerle al pie de los árboles: crotones, otras plantas exóticas y que son muy susceptibles a plagas. Entonces también tiene que ver mucho la aplicación de insecticidas, porque esto causa un desequilibrio y eso está probado. A mayor cantidad de insecticidas, mayor desequilibrio, porque mueren los insectos benéficos”, manifestó la bióloga.

Agregó que las especies no nativas son más vulnerables a estas enfermedades, al no estar sus enemigos naturales. “Ya tuvimos una segunda plaga, que es la cochinilla rosada. La primera fue Crypticerya multicicatrices. Puede ser que ya estén aquí desde hace mucho tiempo, pero cuando hay las condiciones se genera la explosión de la población de las plagas”, dijo.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!