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Daños. Varios tramos de la calle Guayacanes se encuentran destrozados por las maquinarias.Christian Vinueza

“La nula planificación apaga la cara más viva de Urdesa”

Cien locales, los perjudicados por las demoras en la obra en la calle Guayacanes Doce cuadras sufren los estragos El Cabildo no da las razones de los retrasos

Los letreros de ‘Se alquila’ y ‘Se vende’ en los locales cerrados, rodeados de transeúntes que maniobran para cruzar de un lado a otro de la vereda. Ese es el panorama cotidiano en la calle Guayacanes, una de las más concurridas de Urdesa, a decir de los habitantes, por el tipo de oferta gastronómica que tenía.

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Desde julio pasado, cuando el Municipio de Guayaquil empezó a intervenir esa arteria para, entre otras cosas, reconstruirla y dotarla de un ducto cajón, los moradores y comerciantes lamentan que no haya sido entregada en el tiempo previsto. Según comunicó el Cabildo en julio anterior, en agosto debía ser entregada al menos la primera fase, pero eso no pasó. La obra integral, en cambio, debería estar lista en noviembre. Pero no hay indicios de que eso vaya a pasar.

“No sé qué haremos, pero es horrible porque ahora que estarán todos los turistas en Guayaquil, nosotros no tendremos qué ofrecerles porque esta calle que es una de las más vivas, la que se ha convertido en el rostro de Urdesa, está desbaratada. ¿Quién nos va a visitar así?”, lamentó Óscar Vélez, quien labora en un comedor.

En alrededor de doce cuadras, una decena de letreros promocionan que el trabajo es realizado por la administración de la alcaldesa Cynthia Viteri. Una obra que, rezan los carteles, “evitará inundaciones” y con la que serán “2.000 habitantes los beneficiados”. Sin embargo, para la mayoría, de poco o nada sirve que se hable de esos beneficios, si los negocios están cerrando.

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Algunos afectados acusan que se quería hacer campaña con la obra municipalChristian Vinueza

“Es una propaganda barata que seguramente se hizo para ganar votos, pero no está favoreciendo. Habemos miles de familias y empresarios afectados. Un mal cálculo político para la doctora Viteri. ¿Por qué recién ahora están queriendo hacer esto?”, opinó el abogado Salvador Pérez, morador del sector que se siente incómodo por las maquinarias. “El polvo entra hasta las casas, la bulla generada molesta y ni se diga la complicación para acceder a las viviendas. Es un relajo todo”.

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Franchesca Ferrero, propietaria de Moro Grill, detalla que son 95 locales los que están siendo perjudicados. “Alrededor de 200 familias tienen afectaciones económicas. Por esto ya nos perdimos las fiestas de octubre, ahora vamos a perdernos la Copa Libertadores y capaz hasta el feriado de noviembre. Estos meses son muy buenos para nosotros y estamos complicados”, sentenció la empresaria, al contar que mantuvo cerrado su local por más de una semana. “Me dijeron que romperían la calle de mi local y no abrí por diez días, pero nunca trabajaron”.

Sobre esta situación, EXPRESO consultó al Cabildo, que se ha limitado a decir que la obra integral estará lista en noviembre. No explicó, pese a la insistencia de este Diario, a qué se deben los retrasos y si en realidad dentro de un mes la obra estará culminada en su totalidad.

No pueden tardar tanto, dejan la obra abandonada por semanas. Deberían trabajar rápido en esta zona comercial. Los trabajos están afectando a los residentes y los negocios.

Roberto Guerrero
​residente afectado

EXPRESO también se contactó con la constructora Rumbea & Rumbea, a cargo de las labores. Vía correo electrónico, este Diario le preguntó lo mismo a la gerencia, pero no hubo respuesta. Asimismo se contactó con Christian Moyano, superintendente de la obra, a quien le consultó qué pasó y cómo remediarán este daño generado por los retrasos, pero a través de un mensaje de WhatsApp direccionó las inquietudes a la Municipalidad.

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“No contamos con un personal de comunicación encargado de estos temas. Sería prudente efectuar el acercamiento con personal municipal”, señaló Moyano, a quien al solicitarle al menos cinco minutos para la entrevista dejó de contestar.

Quien sí respondió, aunque a breves rasgos, fue el fiscalizador de la obra, el ingeniero César Palacios, quien aseguró que los retrasos se deben a factores externos. “Se han encontrado algunas dificultades por tuberías que tienen más de 60 años y estaban en mal estado. Por eso hemos demorado más de lo esperado”, respondió. Añadió que han pedido una extensión del plazo. “Estimamos terminar el 13 de diciembre. Ya la mayor parte se ha hecho. Falta por instalar 150 metros de ducto cajón de casi un kilómetro ”, indicó.

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Las piedras estaban en mitad de la calle y los locales vacíosChristian Vinueza

Roberto Guerrero, quien cuenta que sus pérdidas rondan los $ 2.000 mensuales, cuenta que de su lado (en Guayacanes y calle Primera) debieron empezar los trabajos el 8 de octubre y finalizar el 8 de noviembre. “Se supone que mi intervención era ya la segunda fase, pero ni empiezan. Cada vez trabajan más lento”, reclamó, al hacer hincapié en que los dos locales que tiene en la zona le producen más de $ 2.000, pero aunque no empiezan a romper la calle le dejaron unos ductos al pie de la casa, lo que ha obligado a sus inquilinos a irse.

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“Dos ya me entregaron los locales. Y es que, claro, quién va a querer trabajar así”, cuestionó.

Los locales que aún permanecen abiertos deben implementar otras medidas para trabajar y no perder a su clientela por el polvo que se levanta y que obliga al uso de mascarillas, como en época de pandemia. Algunos han implementado toldas transparentes, como el local de shawarmas La Turquita, donde un enorme plástico cubre el pollo mientras una mesera se encarga de limpiar las mesas vacías, con la esperanza de que algún cliente los visite. “Ha disminuido al menos el 70 % de las ventas en las últimas semanas y esto recién empieza. Se vienen meses complicados”, precisó Jamál Bzeih, propietaria del local, quien no descarta la posibilidad de buscar un nuevo sitio.

“Si las cosas se mantienen así, debemos buscar otro lugar porque estamos teniendo pérdidas drástica. Me da pena porque aquí trabajan cinco familias. Ya tuvimos que bajar los sueldos”, admitió.

No solo los locales de comida se han visto afectados por la paralización de la obra. Tatiana Gámez, dueña de una lavandería, cuenta que hace unos días, mientras planchaba la ropa que entregaría, un enorme chorro de agua la empapó y arruinó su trabajo. “Estaba aquí al pie del local y una tubería se rompió y toda el agua entró hasta el local. Se nos dañó todo”, se quejó.

Estaba en el local y una tubería se rompió y esa agua me bañó y cayó sobre la ropa de mi local, dañando todo lo que había trabajado. Los clientes también han disminuido por el cierre de vías.

Tatiana Gámez
​comerciante afectada