
Extorsión en Guayaquil: cuando los criminales mandan y las autoridades se ausentan
Expertos señalan que la descoordinación estatal permite que las mafias se tomen Guayaquil. Hubo 10 asesinatos en un día
Guayaquil ya no duerme. Guayaquil tiembla, se repliega y sobrevive. La ciudad más poblada del Ecuador se ha convertido en un escenario de guerra no declarada, donde la población vive entre bombas, disparos, extorsiones y cuerpos abandonados. Las últimas masacres no son hechos aislados: son la evidencia de un territorio bajo ataque, donde −denuncian las familias− las autoridades parecen no tener control.
El pasado 10 de junio fue otro día negro. Al menos diez personas fueron asesinadas en distintos puntos de la ciudad. Entre los sitios atacados está el sector Peca, en la vía a Daule, donde cinco personas murieron.
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En Mucho Lote 1, un día antes, otra pareja fue ejecutada afuera de una unidad educativa, teniendo como testigos a padres y niños. Y cerca de un centro comercial del norte, nuevos disparos también dejaron muertos. La violencia ya no distingue zonas ni horarios.
Masacres diarias: ya no hay zonas seguras ni horarios prohibidos
Leticia Villagrán, residente de la Alborada, no puede más. “Hoy no vivimos con miedo, sino con terror. Escuchamos bombas, balazos, vemos robos, asesinatos, descuartizamientos. Estamos viviendo la peor época de violencia en la ciudad y no entiendo por qué, ni qué se está haciendo al respecto”.
Mary Lasso, habitante de Urdesa, describe el panorama como desolador. Para ella, esta ola de violencia que experimenta la ciudad recae en el divorcio entre las autoridades locales y el Gobierno.
Parece que las autoridades pelean entre ellas, en lugar de enfrentar el problema, alega. Y ese vacío −coinciden los especialistas en materia de seguridad consultados por EXPRESO− ha sido ocupado por estructuras criminales cada vez más organizadas, más audaces y mejor armadas.
Propuestas urgentes: ¿una ‘teletón’ por la seguridad?
Para John Garaycoa, experto en criminología y máster en Psicofisiología Forense, los delincuentes ya no operan como bandas callejeras. “Hoy son estructuras que funcionan como empresas delictivas. Tienen planos, zonas asignadas, grupos operativos. Administran la extorsión como un negocio. Los criminales han pasado a ser ‘empresarios delictivos’”, sentencia.
Los criminales piden y piden ‘vacunas’, y por temor muchos pagan, lo que los fortalece. Así, el delincuente ha pasado a ser un ‘empresario delictivo’. Los honestos trabajan para mantenerlos.
A su juicio, el problema no es solo la criminalidad, sino la falta de un plan integral para contenerla, como advierten los guayaquileños. “Los empresarios honestos terminan trabajando para los delincuentes. Nadie ha logrado frenar el ciclo. Si pagas por miedo, ellos siguen creciendo. Y el Estado no ha respondido con la urgencia que se requiere”.
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Garaycoa habla de un sistema descompuesto desde varios frentes: la lentitud de la Dirección Ejecutiva, una Asamblea que no legisla con celeridad, un Consejo de la Judicatura que permanece en silencio, y un reglamento de control a jueces y juezas que “no tiene ni pies ni cabeza”, según él.

“Cada institución pelea por su nicho”: el caos institucional
Propone una reforma total: eliminar ese reglamento y armar uno nuevo completamente, exigir exámenes de confianza reales y sumar al sector privado en el equipamiento de la fuerza pública. “¿Por qué no hacer una ‘teletón’ por la seguridad?”, cuestiona.
Para Abraham Correa, general en servicio pasivo de la Policía y consultor en seguridad, el gran detonante de la actual crisis es la falta de coordinación entre las instituciones. “No hay control. El Municipio no habla con el Gobierno. El Gobierno no habla con la Policía. La Policía está en el medio, sin saber a quién acudir”.
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El Municipio no quiere saber nada del Gobierno, el Gobierno no quiere saber nada del Municipio y la Policía está en el medio sin saber a quien responder. Este divorcio fortalece al criminal.
Recuerda que años atrás, durante el Plan Más Seguridad, sí existía una estrategia. “Había reuniones, trabajo conjunto, decisiones integrales. ¿Había cosas que mejorar? Claro. Pero al menos había armonía. Hoy no hay nada de eso. Ni siquiera una intención”.
La delincuencia, según Correa, se ha fortalecido aprovechando el caos institucional. “Saben que cada autoridad lucha por su lado, por sus propios nichos. No hay una respuesta común. Y eso les da libertad de acción. Por eso se han tomado Guayaquil”.
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Para él, el corazón de la ciudad hoy es una zona más de guerra, dice refiriéndose a los ataques registrados la semana anterior en la Bahía. “Ese divorcio institucional ha debilitado a la sociedad y ha fortalecido a las bandas criminales. Les dejan espacios vacíos, zonas que son un blanco de ataque. Saben que cada institución lucha a su manera por pequeños nichos, por gestiones particulares, y no de forma integral”.
¿Dónde está el plan de seguridad?
Gelacio Mora, activista y representante del colectivo Tejido Social, va más allá. Él no apunta solo a los criminales, sino al abandono estructural. “El hambre es mala consejera. Esto que vivimos es consecuencia de décadas de incumplimientos. Sin salud, sin educación y sin trabajo, los barrios han sido carne de cañón para el crimen”, lamenta.
No existe muestras de la existencia de un plan en seguridad, peor la tan cacareada unidad que pregonan as autoridades gubernamental y seccionales. Cada quien jala agua para su molino.
Mora acusa a la clase política de haber pactado por debajo de la mesa para protegerse entre sí y perseguir a sus adversarios. “La violencia que sufrimos es el reflejo de un Estado capturado por intereses privados y mafias internas. Muchos han cooptado a jueces, fiscales y hasta a miembros de las fuerzas de seguridad”.
Para él, la única salida es refundar la ciudad, el mismo país, “con gente decente, patriota, que trabaje por el pueblo y no por los grupos de poder. Porque este no es el país que queremos dejar a nuestros hijos. Hoy no hay plan de seguridad. ¿Dónde está el plan de seguridad prometido? ¿Se esfumó? ¿Existió? No hay unidad real. Y mientras cada quien jala agua para su molino, el pueblo está solo, en total indefensión”.
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Frente a esta situación, la Alcaldía de Guayaquil anunció que pondrá a disposición de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional los recursos de la empresa municipal de seguridad y de la Agencia de Tránsito. “El objetivo es sumar esfuerzos”, manifestó el alcalde Aquiles Álvarez. No obstante, la ciudadanía hace énfasis en que medidas de este tipo no son más que un parche.

Rovira y De La Gasca rechazan el llamado al diálogo propuesto por Aquiles Álvarez
Autoridades del Gobierno central reaccionaron a la invitación al diálogo propuesta por el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, en medio de la creciente ola de violencia en la ciudad, con masacres y atentados en las últimas semanas.
En una entrevista en radio Sucre, la mañana de ayer, el ministro de Gobierno, José De la Gasca aseguró que el Gobierno no elude sus responsabilidades en materia de seguridad y cuestionó que el Municipio de Guayaquil “recién se está enterando de que la seguridad es un problema de todos”.
Al funcionario le llamó la atención que los atentados se registren en la Bahía de Guayaquil, un sitio “donde antes se cobraba vacuna (extorsión) hasta para ir a votar”, y en el que, aseguró, el presidente Daniel Noboa obtuvo “una votación arrasadora” en las últimas elecciones generales.
En respuesta a la reciente declaración de Álvarez sobre el riesgo de que Guayaquil se convierta en una “ciudad fantasma”, el ministro respondió: “No. En Guayaquil no viven fantasmas, no vamos a caer en ese juego”, dijo.
Contamos con un contingente civil operativo que puede ponerse inmediatamente a disposición de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional para fortalecer las acciones de seguridad en la ciudad.
— Aquiles Alvarez Henriques (@aquilesalvarez) June 10, 2025
Desde el Municipio, a través de Segura EP y la ATM, disponemos de:
– 2.263 agentes… pic.twitter.com/fa5BqvffXw
Respecto al ofrecimiento del alcalde para abrir un canal de diálogo para trabajar ante la ola de violencia en Guayaquil, De la Gasca envió un mensaje a Aquiles Álvarez.
“Creo que el alcalde tiene cuentas que rendir a la justicia, así que, que se ocupe de rendir las cuentas a la justicia antes de estar buscando acá cómo evadir las responsabilidades”, dijo.
La gobernadora del Guayas, Zaida Rovira, también rechazó el pedido de diálogo del alcalde.
“Aquiles Álvarez tiene que saberlo, no voy a reunirme con él. Aquiles, no me reuniré contigo, porque yo no tengo tiempo para tardes de té. Yo estoy en las calles haciendo lo que él tenía que haber hecho hace tiempo”, dijo ayer en Unión Radio.
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