
San Jacinto del Morro celebra su fe sin alcohol ni baile pero con fervor renovado
En medio del estado de excepción, la comunidad de El Morro honra a su patrono con actos de devoción y tradiciones.
Las fiestas patronales de San Jacinto del Morro se vivirán este 2025 sin bebidas alcohólicas ni bailes populares.
El estado de excepción que rige en Guayas llevó al Comité de Festejos a suspender los eventos masivos y prohibir la venta y consumo de licor, concentrando la celebración en la fe, la oración y la devoción.
Las festividades en honor a San Jacinto, patrono de la comunidad, se llevan a cabo con una serie de eventos religiosos, deportivos y culturales.
Durante la semana se realizaron misas diarias, rezos del rosario y novenas, con bendiciones especiales para niños, adultos mayores, medios de transporte, agua y objetos de piedad.
También hubo visitas de la imagen de San Jacinto a diferentes localidades y barrios, incluyendo Data de Posorja y Data de Villamil.
Los actos centrales se reducirán a la tradicional quema de castillo, prevista para este sábado 16 de agosto, y a la velada artística cultural que tendrá lugar el domingo 17, a las 19:00.
“Lo importante es la gratitud a San Jacinto y la fe que se ha manifestado en cada una de las novenas”, expresó Cecilia Mite, quien viajó desde Playas para participar en las oraciones en el histórico templo de El Morro.
El punto culminante será el sábado 16 de agosto con la eucaristía presidida por el obispo de Santa Elena, seguida de la procesión con la imagen de San Jacinto. El domingo será la eucaristía de acción de gracias.
La comunidad está invitada a participar en estas festividades llenas de fe y cultura, con el objetivo de fortalecer los lazos comunitarios y honrar a su patrono.
Imagen de san Jacinto tiene más de tres siglos de historia
Este 2025, la venerada imagen de San Jacinto luce renovada tras un meticuloso trabajo de restauración realizado en los talleres de César Farinango, especialista en escultura y mueblería religiosa de Ibarra.
La talla, elaborada en madera de nogal y con características propias del siglo XVII, ha sobrevivido a incendios, intervenciones poco técnicas y al desgaste natural del tiempo.
En la intervención actual se respetó la técnica original: se utilizó cáñamo encolado para dar forma a la vestimenta y se conservaron elementos tradicionales como los ojos de cristal y detalles en hueso o cuerno de toro, tallados minuciosamente para dar realismo a uñas y dientes.
Gracias a la gestión del sacerdote Jonathan Guale y al apoyo de benefactores, la comunidad recuperó un valioso símbolo de su identidad y de fe.
“Ha sido una misión de amor y compromiso con nuestro patrimonio religioso”, destacó Lorgia Vega, gestora cultural.
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