Guayaquil

Coronavirus en Ecuador: El trabajo de volver a dar nombre a los muertos

La descomposición se acelera y dificulta la identificación. El irrespeto a protocolos fue clave. Criminalística explica los procesos que ejecuta.

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Proceso. La revisión de las muestras dactilares se hace huella por huella en Criminalística.Álex Lima / Expreso

Si los cadáveres de marzo y abril que hoy no han sido identificados fueron solo embalados en elementos plásticos y prácticamente embodegados en contenedores, la descomposición de estos se acelera por el calor, la cantidad de cuerpos acumulados y las altas temperaturas.

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La explicación técnica de Juan Montenegro, exjefe de Medicina Legal, intenta dar luces de cuán complicada es la tarea de poder reconocer quién es quién en medio de las decenas de fallecidos en la emergencia sanitaria que aún no tienen sepultura.

Hasta el 12 de abril, tres semanas después del desbordamiento del sistema mortuorio a causa de la COVID-19, de 1.400 cadáveres solo 600 habían sido sepultados, admitió en una entrevista Jorge Wated, jefe de la Fuerza de Tarea Conjunta y encargado de trasladar los cuerpos de casas y hospitales al cementerio o los contenedores.

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De esos 800 cadáveres, 131 tuvieron problemas de identificación el último abril. En esa ocasión, Wated explicó que los fallecidos que no habían sido inhumados perdieron su identificación durante el traslado o por el desorden de los hospitales, acusados de no respetar el protocolo impuesto para la pandemia con la OMS.

De hecho, funcionarios de los hospitales Teodoro Maldonado Carbo, Guasmo Sur y Los Ceibos son investigados por la Fiscalía del Guayas por presunta negligencia e incumplimiento de los protocolos para el manejo de cadáveres durante la emergencia.

Una lectura desde la técnica

El exjefe de medicina legal explica que no solo existió falta al protocolo, sino que también se evidenció carencia de registros documentales, como fotos y nombres en una base de datos digital, que hoy facilite el trabajo de identificación.

La inexperiencia de quienes están al frente de los servicios de dirección nacional y servicios medicina legal es también una de las responsables de este caos. No hay médicos forenses en la jefatura.

Juan Montenegro, exjefe de Medicina Legal

Para tranquilidad de las familias, Wated aseguró que no inhumaría a nadie sin identificación. Y allí entra Criminalística, entidad en la que recayó la tarea de reconocer esos cuerpos que hoy cumplen casi dos meses de estar embodegados.

El trabajo de dar nombre a los muertos

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El reconocimiento de características de los cuerpos es minucioso.Álex Lima / Expreso

De ese universo de 131 cuerpos NN, hasta el momento hay 67 que aún no han podido ser reconocidos. Esta demora responde al proceso que se cumple para ese trabajo y que está dividido en tres partes.

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La primera: necroidentificación, es decir, la identificación de los cuerpos por medio de las huellas dactilares que constan en la base de datos del Registro Civil. Una labor que se realiza de manera manual, huella por huella, debido a la inexistencia de un sistema automatizado que permita cotejar con mayor rapidez la reseña dactilar del cadáver.

“Criminalística tiene un sistema automatizado, pero la base de datos es muy limitada porque ahí solo constan las personas detenidas y personal policial. Entonces accedimos a los datos del Registro Civil y, con la lista de personas fallecidas que nos dan los hospitales, empezamos a comparar. Realmente es un trabajo de hormiga”, cuenta a EXPRESO Mario Corrales, jefe del laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).

Por medio de ese trabajo, los peritos han podido identificar 64 cuerpos que estaban en descomposición en contenedores del Hospital Guasmo Sur. El entierro de 45 de ellos ya fue ordenado por la Fiscalía del Guayas el pasado 14 de mayo.

Los demás cadáveres que no pudieron ser cotejados por medio de las huellas pasaron a la segunda fase de identificación, la de la antropología.

La explicación teórica de la descomposición

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Para entender mejor esta fase, es necesario explicar que cuando alguien muere, describe el exjefe de Medicina Legal Juan Montenegro, se producen los llamados fenómenos de putrefacción: coloración en la piel, la pérdida del cabello y se llega a la licuefacción. Esto es, el periodo en el que el tejido blando pasa de un estado sólido a gaseoso o líquido. Es la etapa en la que se encuentran los cuerpos restantes y esto hace mucho más difícil el hallazgo de la identidad.

Ante ese escenario, se deben buscar opciones para agilizar procesos, aconseja. Dependiendo del nivel de descomposición, podría apelarse a una identificación externa de cabeza o color de cabello. Si eso ya no es posible, habría que identificar la dentadura y analizar las señas adquiridas, como tatuajes, cicatrices o fracturas.

Ese trabajo es realizado en dos etapas: la primera es una entrevista con los familiares, que es realizada por policías de la Unidad de Desaparecidos de la Dinased; y la segunda, un estudio de esos datos y características para compararlos con las fotos y demás detalles encontrados en los cadáveres, a cargo de un equipo civil de antropólogos.

El lento avance del reconocimiento

Hasta el momento, la Dinased ha hecho más de 100 entrevistas con personas que no han hallado a sus familiares. Esos datos están siendo comparados por cuatro expertos que van a los contenedores ubicados en el Guasmo Sur, Teodoro Maldonado Carbo y Los Ceibos para levantar las fichas antropológicas de los cadáveres, que (cabe recalcar) no fueron sometidos a ninguna sustancia conservadora, como el formol, debido a la emergencia.

Cuando recogimos los cuerpos todos estaban con identificación. Estas se perdieron en las morgues de los hospitales.

Mario Corrales, jefe de Criminalística 
PLANTON DE FAMILIARES (31674624)

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El jefe de Criminalística asegura que han pedido que estos cuerpos sean trasladados a su laboratorio para que ellos puedan conservarlos y tener todo el proceso controlado.

Christian Navas, jefe de la Unidad de Desaparecidos de la Dinased, dice que en esta fase es vital toda la información específica que pueda llegar desde los familiares para identificar un cuerpo, por lo que invita a las personas que no aún no tienen noticias de sus fallecidos que vayan a la Dinased a entrevistarse con los agentes.

"Tuvimos un caso donde un familiar nos dijo que al cadáver lo habían mandado con una biblia puesta en el pecho, abierta en un determinado salmo. Entonces cuando fuimos a hacer la búsqueda de datos y la ficha, encontramos un cadáver con una biblia abierta en ese salmo", cuenta el coronel Corrales.

Si después de este trabajo aún existen cuerpos que no han podido compararse con ningún elemento, entonces se pasa a la última fase, la de identificación genética o de ADN. “Ahí se trabajará con sus familiares directos para obtener el patrón genético a través de una muestra y después vendrán los genetistas a trabajar con los cadáveres para sacar las muestras y cotejar”, precisa Corrales.

Plantón de familiares
Familiares de fallecidos no identificados reclaman sus cuerpos en plantones.Blanca Moncada / EXPRESO

Las voces que no se apagan

La desesperación de las familias afectadas las ha llevado a realizar dos plantones para reclamar a sus fallecidos. El abogado experto en Criminalística Eduardo Argudo explicó que el hecho puede acarrear sanciones por incumplimiento de responsabilidades administrativas, si se llegan a descubrir negligencias en el tratamiento de los cuerpos.

Hoy, el esfuerzo de Criminalística está concentrado en identificar a los NN; pero el escenario se complica por otro fenómeno que tuvo lugar en este capítulo de la pandemia en Guayaquil: el de los resucitados. Se conocen al menos tres casos de personas que fueron dadas por muertas y que, al final, estuvieron en realidad en una camilla de hospital todo este tiempo.

Incluso si están en camiones refrigerados es necesaria la utilización de sustancias conservadoras.

Juan Montenegro, exjefe de Medicina Legal
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Esos cuerpos confundidos por los de estas personas se mezclaron. Uno de ellos, de una mujer, incluso fue cremado. Otro caso es el de una familia que recibió un cuerpo, lo cremó y un mes después recibió una notificación de que su pariente fue sepultado.

En Criminalística hay confianza, pese a ese escenario. “La idea es identificar a todos con este proceso, pero depende de todas las condiciones que se vayan presentando en el transcurso de estos análisis. Hay que agotar todas las instancias, pedir más información y característica. No podemos asegurar que lo vamos a hacer, pero haremos todo lo posible”, dice Corrales.

Hay 67 ciudadanos NN en contenedores aún. El tiempo pasa y el periodo de descomposición de sus cuerpos se acelera. Aun al tanto de los casos de cuerpos confundidos, Jorge Wated promete no enterrar a nadie sin nombre. Las familias esperan que así sea, apoyadas de la fe inagotable de un luto incompleto.

DeclaraciónEl ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, negó abiertamente en una entrevista con este Diario que haya habido problemas con los cuerpos.