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El presidente del directorio de BanEcuador, Jorge Wated, en una rueda de prensa de la emergencia sanitaria.Archivo / EXPRESO

Jorge Wated: "Solo se ha sepultado a cerca de 600 cuerpos"

El presidente de BanEcuador acepta que el sistema mortuorio colapsó. No hay féretros en Guayaquil, indica el funcionario.

El luto de una ciudad pide respuestas. El presidente de BanEcuador, Jorge Wated, encargado de coordinar al grupo al frente de la logística de recoger a los cadáveres de casas y hospitales, y enterrarlos, cuenta por qué hubo familias con fallecidos por más de cinco días en sus hogares las últimas semanas de marzo y las primeras de este mes. Acepta un colapso del sistema mortuorio y resume, punto a punto, explicaciones para la ciudadanía. Esta vez, con cifras y lo que describe como “la verdad”. Para hacer más efectivas las declaraciones, EXPRESO ha citado las respuestas textuales del funcionario.

El colapso del sistema mortuorio

Recordemos que antes de la emergencia eran las funerarias las que hacían ese trabajo. El toque de queda hizo que trabajen menos tiempo. Algunos incluso dejaron de trabajar. Eso hizo que el sistema mortuorio colapse en marzo, que hospitales no tengan capacidad para guardar fallecidos... Además, no había logística para levantar cuerpos, no había cementerios… no había nada. Todo el mes de marzo comenzó la acumulación.

Los números dicen que fallecían 200 personas al día. Cuando llegué, el fin de mes de marzo, había un trabajo de diez días de atraso y tenía que ponerme al día. Esas semanas solo había para esa labor cuatro carros para cuatro personas cada uno. Ahora hay 16 vehículos, y equipos de camposantos y mortuorias activados para ayudar en la logística.

Cuando yo llegué, los hospitales estaban llenos de fallecidos. Mire las imágenes de Los Ceibos. Fallecidos en un corredor, igual como lo que pasó en Nueva York. Eso fue lo que yo me topé al inicio de esta emergencia sanitaria.

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Los culpables de la catástrofe

Todos los sistemas se detuvieron. Las funerarias también. Todo el mundo busca un culpable, pero vivimos una pandemia. Es difícil controlar. Todos buscan perfección, buscan todo. Aquí explotó esto. La cadena de contagios fue muy rápida. No se pudo prever. No había nada aquí. Nos tocó activar seguros mortuorios del IESS con los camposantos. Se redujo la tramitología. Tocó empezar de cero, buscar espacios... (...) Yo no recibí una estructura ordenada de fallecidos. Debimos darle orden a todos.

Las cifras que se conocen ahora

Del 12 de marzo al 10 de abril, Guayaquil tuvo más de 1.400 fallecidos, aparte hay otros 700 cadáveres de familias que solo nos pedían el certificado de defunción y decidieron enterrarlos por su cuenta. En esa cifra no está el registro de los que fallecieron en clínicas privadas o los que acordaron con una funeraria el servicio, solo constan las del Ministerio de Salud Pública, las del IESS y los que murieron en casas. El domingo pasado hubo 15 fallecidos en casa. El sábado, 48. Antes eran 150. Esos fallecidos que hoy se recogen van directamente al sepulcro, antes, se los llevaba a un centro de acopio.

Las inhumaciones en fila

Solo se ha sepultado a cerca de 600 cuerpos. El resto sigue en contenedores. Cada fallecido toma su tiempo en inhumar. Se entierran a diario cerca de ochenta. A Campo Eterno, en Pascuales, llevamos a todos los que fueron retirados del Ministerio de Salud y de viviendas. Y a La Aurora, los del IESS.

Hay que tener en cuenta que la gente que sepulta también se enferma. Esto no es mecánico. Hay gente, seres humanos detrás de este trabajo.

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Los cuerpos que no aparecen

No es que hay personas y cuerpos perdidos. Puede pasar que el propio movimiento haga que se desprenda el sticker. Hubo gente que perdió su identificación. Eso está en proceso. Hubo imágenes claras y evidentes de que se metían a los contenedores a sacar cadáveres y a cobrar dinero por eso. Esta acción también provocó que se pierda identificación de algunos cuerpos. Es lo que generó el problema. En el IESS de Los Ceibos irrumpieron para meterse en el contenedor. Dejaron hasta 30 cuerpos no identificados. Eso se solucionó.

No voy a inhumar, no puedo inhumar a una persona sin identificación. Eso sí, nadie después de 24 horas puede retirar a su fallecido, porque comienza esta buscadera.

Jorge Wated

Por otro lado, había ciertos hospitales que no tenían contenedores y sus morgues colapsaron, porque tienen una capacidad de hasta 8 personas, y hay hospitales en donde han fallecido 30 personas al día. Con este escenario, se movilizó a fallecidos a otras casas de salud que sí tenían contenedores y luego, a diferentes puntos de acopio de cuerpos (uno de ellos en criminalística, otro en el Hospital del Guasmo). Al principio de la emergencia había dos contenedores, hoy hay catorce. Hay que reconocer también que hay familiares que dejaron botados a sus fallecidos.

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Las mejoras implementadas

Yo no recibí una estructura ordenada de fallecidos. Debimos darle orden a todos. Hoy, a todo fallecido se le pone una numeración por dentro, para que se pueda coordinar con el listado, para evitar cualquier tipo de confusión. No aceptaré que un fallecido salga como NN de un hospital. Es la responsabilidad del hospital.

El video viral del contenedor de Pascuales

Aún no tengo un informe de por qué apareció un contenedor emanando fluidos de cadáveres en el cementerio de Pascuales. Ya lo pedí; supongo que pudo ser un tema del congelador, porque todos son refrigerados. Lo que sí le digo es que hay una guerra política en redes y he sido claro con las autoridades, locales y gubernamentales, que mi trabajo no es politizar ni pelear con nadie. No me importa lo que vayan a publicar, que, después, si tengo que aclararlo, lo haré. Hay que decir la verdad. Y la estoy diciendo en relación a lo que yo manejo.

La alternativa de las fosas comunes

Yo llegué a esta labor y algunos funcionarios hablaban de fosas comunes. Pónganse en mis zapatos de tener esta responsabilidad en una cultura que no entiende de fosas comunes ni de cremar masivamente a la gente. No entró en mis planes eso. Hablé con el presidente, coincidió conmigo y empezamos a conseguir en el menor precio posible entierros unitarios. Yo mismo he ido a levantar cuerpos. Me he sentado con la familia, a hablar con ellos, a ver llorar. Y luego he ido al cementerio y los he enterrado y exigido que los traten con delicadeza, cuando en otros países del mundo los fallecidos se descargan en fosas comunes, acá evitamos eso. Y mientras yo esté a cargo, lo evitaré. En torno a la logística, instamos a que las funerarias se reactiven, nos reunimos con los cementerios y ellos también aumentaron su capacidad de recoger fallecidos. Los saqué a trabajar, les facilitamos la tramitología. Estamos viviendo una crisis y debemos resolver este problema.

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Las carencias del sistema

Hay un dilema con ataúdes. Los primeros días acudimos a las fundas. Hasta los que tenían servicios privados previamente contratados para inhumaciones se enterraban en fundas. Hoy, no hay todavía ataúdes en Guayaquil. Hubo una primera solución inmediata, con ataúdes de cartón. Eso al principio, los primeros días de abril. Ahora nos están entregando ataúdes de madera que también son económicos.