
Glenda Morejón, tras París 2024: maternidad, regreso deportivo y el sueño olímpico
Glenda Morejón cuenta de la llegada de su hija Victoria, el apoyo de su esposo y entrenador, y el camino a Los Ángeles 2028
La marchista Glenda Morejón atraviesa uno de los momentos más plenos y desafiantes de su vida. Medallista olímpica en París 2024 y referente del atletismo ecuatoriano, hoy su mayor conquista no se mide en podios ni cronómetros, sino en cada día junto a su hija Victoria.
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La deportista imbabureña vive una etapa de transformación personal, en la que la maternidad convive con la exigencia del alto rendimiento y con la ilusión intacta de volver a competir al máximo nivel. “Mi nena está en los tres meses, estoy muy feliz y muy contenta por vivir cada día con ella”, confiesa Glenda, con la serenidad de quien empieza a encontrar equilibrio.
No fue un inicio sencillo. Su parto fue por cesárea y la recuperación implicó noches difíciles y un esfuerzo físico y emocional considerable. “Al principio se me hizo bastante duro. Las malas noches, porque se despertaba casi tres veces, cuatro veces a comer”, recuerda. Sin embargo, ese proceso fortaleció un vínculo que hoy la llena de energía: “Ahora estoy muy emocionada de tenerla cerca y de esa conexión que he creado con ella”.
La llegada de Victoria marcó un antes y un después. Tenerla por primera vez en brazos fue, para Glenda y su entrenador y esposo Marlon Pesántez, un momento comparable con el mayor logro deportivo. “Fue casi como ganar la medalla en los Juegos Olímpicos o más en especial, es la victoria más grande”, afirma.
La atleta contó que debido a su endometriosis (afectación en el útero) existían dudas sobre la posibilidad de concebir. “Para Dios no hay nada imposible y realmente ella es una gran bendición para nuestra vida”, añade, convencida de que su hija es “la medalla más grande” que pudo recibir.
Victoria llegó en el momento preciso

La maternidad llegó, además, en un momento estratégico del ciclo deportivo. Tras París 2024, donde obtuvo la medalla de plata en la maratón mixta junto a Daniel Pintado, el calendario competitivo disminuyó y abrió una ventana para ser madre sin sacrificar los grandes objetivos.
“Realmente fue un momento exacto para tenerla. Tenemos casi tres años para poder llegar bien a los siguientes Juegos Olímpicos”, explica Glenda, con Los Ángeles 2028 ya en el horizonte. El regreso al alto rendimiento, sin embargo, es uno de los mayores retos. Hoy el trabajo es progresivo y cuidadoso.
“Estamos retomando en la medida posible que mi cuerpo pueda”, detalla. Su rutina incluye elíptica, bicicleta, algo de trote y fortalecimiento muscular, un aspecto clave tras el embarazo. “Luego de un embarazo se ha sabido quedar todo débil, entonces estamos enfocados en eso junto con mi fisio”, puntualiza.
Morejón también cuenta sobre los cambios que ha sufrido. “Es muy difícil con el tema del descanso”, reconoce sobre la rutina diaria. “Con cualquier sonido ya estoy despierta”, confiesa, describiendo cómo la maternidad cambia incluso la forma de dormir. Aun así, la ilusión por volver a competir está intacta.
Marlon, su gran apoyo en las pistas y en el hogar

En ese proceso, el rol de Marlon Pesántez es clave. Es su esposo, el padre de Victoria y también su entrenador. Una triple función que exige equilibrio y madurez.
“Cuando estamos en la casa somos esposo-esposa; cuando vamos a entrenar es entrenador-atleta”, explica Marlon, quien reconoce que diferenciar los roles ha sido muy importante para mantener la armonía. “Tenemos que tener la parte emocional bien distribuida para poder transmitirle eso a mi hija y también a Glenda”, resalta.
Desde el punto de vista técnico, Pesántez subraya que la recuperación tras una cesárea demanda paciencia. “Es una operación como tal. Se abren muchas capas y tenemos que esperar que se regenere todo”, señala. Por eso el trabajo se apoya en un equipo multidisciplinario y en evaluaciones constantes para evitar lesiones y garantizar un retorno sólido a la marcha.
La planificación deportiva contempla competencias como el Gran Premio Cantones de La Coruña (España), en mayo, y, principalmente, los Juegos Sudamericanos, en septiembre, en Argentina, primer gran paso del nuevo ciclo olímpico en busca de la clasificación a Los Ángeles 2028.
Pero más allá del calendario, la motivación es distinta. “Queremos tener esa hambre de poder ir a ser más competitivos de lo que fuimos en París”, afirma Marlon, con un objetivo claro: ir por la medalla de oro olímpico en Los Ángeles 2028.
Su primera Navidad como padres

Glenda y Marlon vivieron una Navidad inédita, la primera como padres. “Muy contenta, muy agradecida con Dios, con la vida, por tenerla a ella”, dice Morejón. La celebración fue familiar, con un entorno cercano que también acompaña este nuevo capítulo. Para los abuelos paternos, Victoria es la primera nieta; para los maternos, la séptima, pero igual de esperada.
Como su nombre lo indica, su hija simboliza hoy la mayor victoria de Glenda y Marlon. Un regalo adelantado de Navidad y una fuente permanente de motivación. Desde ahora, cada paso en la pista tendrá un sentido distinto para la medallista olímpica: el de inspirar desde el ejemplo, dentro y fuera del deporte.