Barcelona SC
Barcelona SC e Independiente del Valle, dos de los animadores de este año.Freddy Rodríguez / Expreso

Fracaso en LigaPro 2025: estadios vacíos, crisis histórica y dominio de Independiente

Opinión: un equipo dominante, fracasos e indiferencia general

El año futbolístico local termina este domingo 21 de diciembre marcado por el fracaso casi transversal de todos los equipos de la LigaPro, con excepciones muy puntuales. El hexagonal final se jugó sin un solo estadio lleno, señal clara de la desconexión entre los clubes y sus aficionados, agotados tras una temporada con poco que celebrar y sin expectativas de mejora para 2026.

La gran excepción es Independiente del Valle. Salvo Barcelona en 1970, Ecuador nunca había tenido un campeón definido con tantas fechas de anticipación. Su título se intuía desde mediados de año, tanto por sus propios méritos como por las debilidades de sus rivales directos.

El club maneja una superioridad institucional que se traduce claramente en lo deportivo y anuncia una ruta dominante para los próximos años. Ecuador ya le queda chico. Contó con el mejor extranjero (Claudio Spinelli), la revelación del torneo (Patrick Mercado) y una línea futbolística consistente.

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Otro equipo exonerado del fracaso generalizado es Libertad. Con un presupuesto de apenas 2,5 millones, sin extranjeros, jugando en la peor y más lejana cancha del país, y tras perder a mediados de año a dos titulares clave (Eduardo Bores y Jean Carlo Montaño), no solo evitó el descenso, sino que clasificó a la Sudamericana. Mérito de Juan Carlos León, un técnico capaz de potenciar al jugador más limitado, y de una dirigencia que paga poco, pero puntual.

Universidad Católica buscaba quitarse la etiqueta de equipo sin carácter en partidos decisivos y lo logró al ganar la Copa Ecuador. Al igual que en Libertad, el éxito se sostuvo en un técnico local: Diego Martínez, debutante que transitó con éxito de las formativas a Primera. Católica mostró la mejor oferta ofensiva del medio y, con los panameños Ismael Díaz, Azarías Londoño y José Fajardo, demostró que otros mercados más allá del Río de la Plata pueden aportar calidad.

Campañas grises y expectativas incumplidas

De Orense se esperaba más. El cambio de técnico de Santiago Escobar a Raúl Antuña pudo influir, aunque el argentino rehabilitó a tiempo el desempeño futbolístico. La campaña generó expectativas iniciales que luego se desvanecieron, pese a incorporaciones como Ángel Mena, que apenas rindieron. Aun así, volverá a jugar la Sudamericana.

Liga de Quito arrancó con el tricampeonato como prioridad y, en lo posible, llegar a octavos de Libertadores. El pasar del año quiso que lo internacional fuera casi perfecto (semifinales), pero en LigaPro sufrió demasiados apuros. Su gran logro anual fue sumar ingresos económicos para responder por desprolijidades administrativas pasadas.

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Barcelona, Emelec y El Nacional: crisis profunda

La cima del fiasco la ocupa Barcelona. Además de lo ya señalado la semana pasada en esta sección, corresponde destacar la penosa respuesta del presidente Antonio Álvarez a los jugadores que reclamaban sueldos, impropia de un dirigente respetuoso con su institución. El peor cierre posible, ya extrafutbolístico, fue el asesinato de Mario Pineida, una tragedia que hace llorar a las palabras.

Emelec y El Nacional, con 27 títulos entre ambos, fueron gestionados de forma torpe y amateur este año. Sus logros históricos se han precarizado por la incapacidad dirigencial. El Rojo descendió en medio del escándalo de supuesta falsificación de documentos bancarios; al Ballet Azul le puede esperar un destino similar pronto. El futuro inmediato de ambas instituciones emblemáticas luce catastrófico.

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Provincias: supervivencia y mediocridad

Particular temporada para los clubes ambateños. Macará se salvó gracias al golpe de timón decisivo de Guillermo Sanguinetti en un momento crítico. Mantuvo una buena cuota foránea (Federico Paz, Pablo González, José Marrufo) y valores jóvenes como Mateo Viera, aunque los impagos lo complicaron hasta hipotecar su complejo deportivo.

Mushuc Runa brilló internacionalmente, pero descuidó lo local y sufrió para sostenerse. Técnico Universitario retomó su rol de equipo ascensor, en medio de demasiados cambios internos.

En Manabí reina la mediocridad. Manta siguió en su nivel de Serie B, aunque con un interesante rol ofensivo (Christian Alemán, Jostin Alman, David Valencia) que lo diferenció. Delfín no genera nada, no justifica su presencia en Primera y, como su vecino, juega ante la indiferencia del público. El estadio Jocay se ha convertido en un cementerio.

Deportivo Cuenca peleó con la guía de Norberto Araujo, mostró identidad defensiva, pero la crisis y los conflictos internos entre la gerenciadora y la directiva del club lo dañan sin visos de solución.

Aucas, con recursos deportivos limitados, se mantuvo en media tabla exponiendo valores jóvenes que buscan inmediata salida al exterior, aunque lejos del brillo de hace cinco años.

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Vinotinto se desinfló groseramente cuando parecía capaz de sorprender. Pese a una gestión económica prudente, no encontró forma de competir y descendió tras un solo año en la Serie A.

Una LigaPro que exige cambios de fondo

A propósito, vale discutir si conviene que asciendan dos clubes de la B: suelen ser ida y vuelta, obligados a cambiar demasiado en poco tiempo. Con uno solo que suba basta y sobra.

En resumen, el 2025 dejó pocas sorpresas agradables, marca el inicio de una hegemonía, la de IDV, difícil de contrarrestar y evidencia que los clubes históricos ya no pueden vivir de títulos pasados: necesitan giros radicales para mantener vigentes sus laureles.

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