Crononutrición
La crononutrición demuestra que los horarios de alimentación influyen en la forma en que el cuerpo metaboliza los nutrientes, afectando el peso, el sueño y la energía diaria.Canva.

Tu cuerpo tiene un reloj interno: aprende a comer en sincronía con él

La sincronización entre alimentación y reloj biológico, como una estrategia natural y de bajo costo para mejorar la salud

La crononutrición es una disciplina que combina la nutrición con la cronobiología, es decir, el estudio de los ritmos biológicos. Según el doctor Edwin Fernández Cruz, coordinador académico del Máster Universitario en Estudios Nutricionales de Precisión y Epidemiología Nutricional de la UNIR, el metabolismo humano no es constante a lo largo del día, y tanto la respuesta hormonal como la enzimática varían según la hora. “El cuerpo no responde igual durante el día que en la noche”, explica, subrayando que comer tarde puede empeorar la respuesta glucémica y favorecer el almacenamiento de grasa.

Comer tarde altera la glucosa y favorece el aumento de grasa

Ensayos clínicos han demostrado que cenar cuando los niveles de melatonina son altos reduce la secreción de insulina y eleva la glucosa. En contraste, acotar la ventana de alimentación a las horas diurnas mejora el control energético y la salud cardiometabólica. Esta práctica, conocida como early time-restricted eating, se relaciona con el ayuno intermitente y ha mostrado beneficios en el peso corporal y la presión arterial.

Fernández Cruz sugiere que la clave está en sincronizar los horarios de alimentación con el reloj interno del cuerpo. Para ello, recomienda concentrar la mayor parte de las calorías durante el desayuno y el almuerzo, y mantener cenas ligeras al menos dos o tres horas antes de dormir. “Tener horarios regulares ayuda a estabilizar el apetito y la glucemia”, afirma a EXPRESO, destacando además la importancia de evitar el picoteo nocturno.

Sincronizar las comidas mejora el metabolismo y el descanso

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Los beneficios de esta sincronización no solo se reflejan en la energía diaria, sino también en la prevención de enfermedades. Aunque aún no existe un consenso científico definitivo, varios estudios apuntan a que la crononutrición puede ser una herramienta eficaz en la lucha contra la obesidad, la diabetes y los trastornos cardiovasculares. Ensayos clínicos han observado mejoras en la glucosa en ayunas y en el perfil metabólico de quienes adelantan sus comidas principales.

Un aspecto novedoso de la crononutrición es su relación con el microbioma intestinal. La microbiota —el conjunto de microorganismos que habitan el intestino— también sigue ritmos circadianos. Comer a deshora altera este equilibrio, reduce su funcionalidad y puede aumentar la inflamación metabólica. Mantener ayunos nocturnos y horarios regulares favorece la producción de compuestos beneficiosos como el butirato y el propionato, que mejoran la sensibilidad a la insulina y la regulación del apetito.

La clave está en comer de día y dejar descansar al cuerpo de noche

De esta manera, la interacción entre el reloj biológico y el microbioma crea un ciclo de retroalimentación que influye directamente en la salud metabólica. El doctor Fernández destaca que incluso dos personas que sigan la misma dieta pueden obtener resultados distintos dependiendo de su cronotipo —si son más activos de día o de noche— y del equilibrio de su flora intestinal.

En definitiva, la crononutrición propone una mirada más completa sobre la alimentación: no solo importa qué se come, sino también cuándo. Organizar las comidas según los ritmos naturales del cuerpo podría ser una de las estrategias más accesibles y efectivas para mejorar la salud y prevenir enfermedades crónicas.

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