Después de enfrentar un largo período de cuarentena por la pandemia de la COVID-19, muchos niños, jóvenes y adultos, desarrollaron fallas en su agudeza visual tras exponerse más a los dispositivos tecnológicos, motivo que llevó a las ópticas de Ecuador a recibir un aumento del 60 por ciento en su atención y servicio. 

Las clases a través de las plataformas digitales como Zoom y Google Meet hicieron que hoy en día los menores entre los 5 y 17 años sean el 35 por ciento de los pacientes que visitan una óptica en Guayaquil para obtener lentes.

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Ahora que los niños y adolescentes retoman sus clases escolares a finales de abril, muchos padres optan por llevar a sus hijos a un control oftalmológico para garantizar su buen rendimiento académico y asegurar normalidad en su visión.

La asistente de ventas de la óptica Gill, Rosita Reyes, aseguró que ahora que los niños entrarán a clases, durante este mes, las ventas de los lentes han aumentado el doble. Según ella, los menores se dejan influenciar por los marcos que están dentro de las tendencias de la moda.

La visión puede ir fallando con el sumar de los años, en algunos por factores genéticos y en otros por el exceso de exposición de luz. Lo que genera alarma es que este problema se presenta con frecuencia en la niñez, es por eso que la administradora de la óptica GMO en el centro comercial Policentro, María Gabriela Chiriboga, advierte a los padres a estar al tanto del tiempo que sus hijos le dedican a los dispositivos tecnológicos, que al final terminan perjudicando su visión.

“Como padres, muchas veces cometemos el error de mantener entretenidos a nuestros hijos con una tableta o un celular, esto hace que se les dificulte la visión a muy temprana edad”, expresa la administradora.

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Sin embargo, el uso de los aparatos electrónicos no desaparece en casa, los colegios cada vez tienen nuevas herramientas de aprendizaje y lo hacen a través de la tecnología, motivo por el cual los menores aún se mantendrán expuestos a luz de las pantallas.

Por su parte, la licenciada en optometría Sara Corozo recomienda aplicar el filtro ‘Blue Block’ en la luna de los lentes que usan los niños para reducir la transmisión de la luz azul que emiten las pantallas de los dispositivos electrónicos. Esto no solo es necesario para niños que usan gafas por las fallas en su agudeza visual, sino también para aquellos que quieren evitar una fatiga ocular.

Para Sara, la luz azul puede provocar sequedad ocular u ojo seco, lo que también podría conllevar a producir alteraciones en el sueño o insomnio.

En la óptica Los Andes llegan niños a partir de los 7 años, quienes tienen problemas en la escuela porque no ven bien el tablero o por tener una vista borrosa al momento de leer sus textos. En pocos casos van niños de 3 o 4 años, a quienes se les recomienda realizarse un chequeo oftalmológico, debido a que es necesario dilatar su pupila para lograr una medida exacta en sus lentes.

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Las recomendaciones que hacen las mujeres es que los padres deben regular el tiempo de uso que sus hijos le dedican a los dispositivos tecnológicos. “Es importante que los papitos acompañen a sus hijos al parque para que se puedan conectar con la naturaleza, jugar pelota o hacer otro tipo de actividades que les va a recrear mucho más. Se trata de darles más tiempo de calidad que lujos”, comparte María Gabriela.

Al momento de identificar si un niño sufre o no un problema en la visión, Sara recomienda a los padres fijarse en las reacciones o gestos que tienen los niños cuando hacen uso de los dispositivos tecnológicos, por ejemplo, cuando el pequeño se acerca demasiado a la pantalla del computador o entrecierra los ojos para poder ver bien, se debe acudir de inmediato a un especialista. Además, es vital que cada persona se realice un control oftalmológico cada año.

• Cómo identificar el problema en los pequeños 

Es de vital importancia que todos los padres y educadores estén pendientes de la evolución del sistema visual de cada niño para que puedan tratarlo a tiempo, debido a que un niño con visión borrosa asume que es normal, cuando podría estar presentando miopía, hipermetropía o astigmatismo.

Una persona con miopía no puede ver bien los objetos que se encuentran lejos. En el caso de los niños, ellos suelen guiñar los ojos para ver mejor, se acercan mucho a los objetos que están usando.

Quienes presentan hipermetropía ven borroso de cerca. Los niños con este problema son capaces de forzar el enfoque del cristalino para compensar este defecto y conseguir ver bien, pero este sobreesfuerzo visual puede provocar cansancio y dolores de cabeza.

Los pacientes con astigmatismo tienen visión borrosa tanto de lejos como cerca. En los niños esto podría convertirse en un factor de riesgo para la ambliopía, la principal causa de pérdida de la visión entre los pequeños.