Heladeria
Una animada visita por el Casco Antiguo de PanamáMa. Verónica Vernaza

Panamá con sabor y color: un día para perderse en el Casco Antiguo

Más que el canal o un destino comercial, el Casco Viejo es un lugar donde la historia, la cultura y los sabores se mezclan

Si alguien tiene un día libre en Panamá, ya sea durante una visita turística o aprovechando una escala en un viaje de negocios, lo ideal es dejar a un lado las compras y la visita al Canal para dedicar unas horas a recorrer el Casco Antiguo (también llamado Casco Viejo o San Felipe). Este barrio colonial es un tesoro que combina historia, arquitectura, cultura y gastronomía. Caminar por sus calles estrechas es como retroceder en el tiempo: edificios restaurados con balcones, plazas tranquilas y rincones donde se respira el pasado de la ciudad.

Lo que hace realmente especial al Casco Antiguo es que, además de su historia, ofrece una experiencia sensorial completa: el aroma del café recién molido, los sabores intensos de la cocina panameña y el colorido de las molas del pueblo Guna. Con una buena organización, el recorrido puede combinar arte, cultura, historia, gastronomía y momentos de relax con cócteles o helados artesanales. Después de este paseo, cualquiera puede ver Panamá con otros ojos y descubrir que este barrio es mucho más que un punto turístico: es un espacio para vivir experiencias auténticas que permanecen en la memoria.

El Casco Antiguo de Panamá, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997

El arte de las molas

La primera parada lleva al visitante a un encuentro con las molas, esas telas coloridas que llaman la atención de inmediato. Son una expresión artística del pueblo Guna, también conocido como Kuna, que habita principalmente las islas de Guna Yala y algunas regiones del Darién. Detrás de cada diseño hay historia y significado: las molas no son simples adornos, sino que reflejan la cosmovisión de la comunidad, sus creencias espirituales y su conexión con la naturaleza.

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Para conocer más de cerca este arte, se recomienda visitar el Museo de la Mola, ubicado en el corazón del Casco Antiguo. Allí se puede observar cómo se elaboran estas piezas mediante una técnica que consiste en superponer capas de tela de distintos colores y recortar cuidadosamente los diseños antes de coserlos. 

Algunos patrones pueden tardar más de 60 horas en completarse, lo que demuestra la paciencia y dedicación de las artesanas. Aunque originalmente las molas eran pintadas a mano, a principios del siglo XIX las mujeres adoptaron la técnica textil que se mantiene vigente hasta hoy.

Las visitas al museo son gratuitas y se realizan de martes a domingo desde las 10:00 a.m., lo que lo convierte en un excelente punto de partida para un recorrido cultural sin costo. Cada sala invita a detenerse en los detalles de las figuras geométricas, animales y elementos naturales, todos llenos de simbolismo.

Coctel en un entorno histórico

Después de esta inmersión cultural, el siguiente paso lleva al Hotel La Compañía, una joya arquitectónica que combina la elegancia colonial con el confort moderno. El hotel se levanta en el sitio donde se estableció la Compañía de Jesús tras la destrucción de la ciudad original en el siglo XVII, y recorrer sus espacios es como caminar entre siglos de historia.

Cuenta con cinco restaurantes que abarcan desde desayunos gourmet hasta cenas de alta cocina, además de una piscina en la azotea con vistas panorámicas, ideal para relajarse y disfrutar de la brisa. Uno de sus atractivos principales es el Bar Exilio, un lounge elegante donde se sirven cócteles artesanales y cervezas nacionales como Balboa y Atlas. Entre las recomendaciones destaca el Amaretto Sour, preparado con ingredientes de alta calidad y una cuidada presentación. En la planta baja, el visitante también puede recorrer un pequeño museo y una boutique de recuerdos, lo que convierte este lugar en una fusión de historia, lujo y arquitectura colonial.

Sabores con identidad propia

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A la hora del almuerzo, una parada en Fonda lo que hayMa. Verónica Vernaza

Después de un trago y un paseo por las pintorescas calles del Casco Antiguo, una excelente opción gastronómica es Fonda lo que hay, un restaurante que celebra la cultura panameña con una propuesta que combina tradición, creatividad y sabor. En noviembre de 2023 fue reconocido en el ranking Latin America’s 50 Best Restaurants, ocupando el puesto 51 dentro de la lista ampliada (51–100), tras haber debutado en 2022 en la posición 57.

Entre sus platos más destacados se encuentra la yuca tostada con atún, un patacón de yuca con carpaccio de atún y “ceviche de cebollas” ($18). Como plato fuerte, el A.P.C. -arroz con porotos y carne a la leña- incluye entraña de 12 oz, arroz blanco, ensalada fresca y plátano en tentación con un toque de cocoa ($55). Para el postre, el flan con crema de batir ahumada ($11) ofrece un final dulce e inesperado. El restaurante cierra los lunes, por lo que conviene planificar la visita con antelación.

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Helados artesanales de calidad

La siguiente parada lleva a GranClément, una heladería reconocida por la calidad de sus productos. Con más de una década de trayectoria, ofrece helados elaborados con ingredientes de primera y sabores únicos.

Los clásicos como vainilla, pistacho y chocolate comparten espacio con opciones innovadoras como albahaca, caramelo salado o flor de lavanda. Todos los helados son sin gluten, una característica importante para personas celíacas o con intolerancias. Un cono con un solo sabor cuesta $2,90, ideal para continuar el paseo mientras se disfruta de un helado artesanal.

Aromas que hablan

Para cerrar este recorrido sensorial, una parada obligatoria es Sisu Coffee Studio, un proyecto de la familia Lamastus, reconocidos por producir cafés de alta calidad como el famoso Geisha. Desde su apertura en enero de 2022, se ha consolidado como un referente del café de especialidad.

El ambiente combina el estilo europeo con el encanto local, y además del café, ofrece opciones dulces como Coffee Roll y Cinnamon Square Toast ($5 cada uno). Para quienes buscan alternativas sin gluten, el Coffee Brownie Cookie ($4) es una excelente elección.

Sisu también organiza sesiones de cupping (degustación) por $35, donde se pueden probar distintas variedades de café y aprender a identificar sus aromas y sabores. Esta es una forma de sumergirse en la historia cafetera del país y descubrir cómo un proyecto familiar puede alcanzar estándares internacionales de distinción.

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