
Jóvenes voluntarios transforman comunidades vulnerables con la Misión Idente
Durante más de dos décadas, la Misión Idente Ecuador junto a la UTPL han llevado atención médica a zonas vulnerables
La Misión Idente Ecuador (MIE) es un proyecto promovido por el Instituto Id de Cristo Redentor Misioneras y Misioneros Identes y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), que se ha convertido en un testimonio vivo de perseverancia, servicio y esperanza. Durante 21 años, este trabajo ha llevado formación, salud y acompañamiento espiritual a miles de familias en comunidades vulnerables del país, marcando no solo el destino de quienes reciben la ayuda, sino también la vida de los jóvenes universitarios que participan en ella.
Una historia de impacto social y espiritual
Desde sus inicios, la misión ha demostrado que la evangelización, cuando se combina con creatividad, rigor formativo y un profundo espíritu de servicio, puede ir más allá de la fe para convertirse en una herramienta de transformación social. En más de dos décadas, ha desarrollado talleres de formación humana y espiritual adaptados a niños, jóvenes y adultos; ha promovido la resolución de conflictos desde una mirada cristiana y ha generado espacios de reconciliación familiar.
El impacto también se refleja en lo material: proyectos de arquitectura y medio ambiente, construcción de baterías sanitarias, muros de contención y juegos para niños han sido parte del legado de esta iniciativa. Además, la atención médica gratuita brindada por estudiantes y docentes de Ciencias de la Salud ha permitido que comunidades enteras, muchas veces sin acceso previo a servicios básicos, reciban consultas y orientación sobre hábitos saludables.
Jóvenes voluntarios: la fuerza transformadora
Uno de los pilares de este proyecto es el voluntariado juvenil. En un país marcado por crisis sociales, económicas y de seguridad, los jóvenes han demostrado ser agentes de cambio, llevando esperanza a comunidades que carecen de oportunidades. Según Mónica Magdalena Calva, directora general de Misiones Universitarias de la UTPL, la clave está en la formación integral de estos voluntarios: fortalecer sus competencias personales y profesionales, articular esfuerzos con instituciones y reconocer públicamente su labor.
Luis Mario Valarezo Cambizaca, coordinador de Voluntariado y Liderazgo, añade que la participación juvenil no solo atiende necesidades inmediatas, sino que siembra una cultura de servicio para el futuro. “Los jóvenes generan procesos de cambio en las comunidades al promover valores como la solidaridad, la corresponsabilidad y el compromiso ciudadano”, explica.
Crecimiento personal y vocacional
La experiencia de los voluntarios va mucho más allá de la ayuda social. En este espacio se forman líderes, se despiertan vocaciones al matrimonio, a la vida consagrada y al sacerdocio, y se generan conversiones profundas en jóvenes y familias. Cada misión es una oportunidad para que los estudiantes descubran que pueden hacer el bien desde lo cotidiano, con sencillez y cercanía, experimentando la gratitud de comunidades que los reciben como signo de la presencia de Dios.

Desafíos en un mundo acelerado
Sin embargo, el camino no está exento de retos. Uno de los mayores desafíos que enfrenta la Misión Idente es la falta de tiempo de los jóvenes, atrapados en responsabilidades académicas, laborales y sociales. A ello se suma la falta de flexibilidad en algunos espacios, que aún buscan actuar “como antes”, sin abrirse a nuevas dinámicas de participación.
A pesar de estas barreras, quienes buscan el voluntariado lo hacen convencidos de que la generosidad y el servicio son una fuente de desarrollo personal y social. “Los jóvenes tienen una mirada libre de prejuicios y un auténtico deseo de cambiar el mundo, pero necesitan referentes que los animen constantemente”, subraya Valarezo.