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Consecuencias. En estos espacios es posible ver todo tipo de desperdicios, como plásticos y cigarrillos.MIGUEL CANALES

Casilleros patrimoniales de Guayaquil acaban como basureros y estanterías

El desmantelamiento alarma a comerciantes y ciudadanos. Advierten sobre la pérdida de memoria urbana

El problema hoy se extiende a todo el inmueble y deja a la ciudad ‘desnuda’ de una parte de su identidad. En los exteriores del edificio de Correos de Guayaquil, la antigua sede patrimonial ubicada en el centro de la ciudad, los emblemáticos casilleros de bronce han sido desvalijados. Ya no están.

La ausencia no se limita a un solo frente, pues se evidencia tanto en la calle Aguirre como en Pedro Carbo. Al recorrer esta zona del casco urbano se percibe que las recordadas casillas de bronce han desaparecido. En su lugar quedan huecos, espacios en blanco que, con el paso de las últimas semanas, han sido ocupados como improvisados basureros o como estanterías por los comerciantes que se sitúan en este agitado sector para ofertar materiales de oficina u otros productos.

Este inmueble histórico forma parte de la identidad guayaquileña, pero el deterioro es evidente. La pérdida de los casilleros se vuelve aún más notoria en estos días de fiestas decembrinas, cuando el centro recibe mayor afluencia de ciudadanos.

El hurto, sin embargo, no es un hecho aislado. Tal como ha contado EXPRESO en sus páginas, la afectación alcanza a bienes públicos y mobiliario urbano en distintos puntos de la ciudad, sin importar si se trata de zonas regeneradas, del casco patrimonial u otros sectores. “Guayaquil pierde su memoria”, alertan comerciantes de los alrededores, ciudadanos que alguna vez utilizaron estos casilleros y expertos en patrimonio.

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Basura en el sitio.MIGUEL CANALES

Este Diario realizó un recorrido por el área y constató no solo la ausencia de los casilleros, sino también la presencia de tarrinas, plásticos y otros desechos en los espacios vacíos. Además, cerca de estos se observan rayones en los pilares de la monumental estructura y actos de vandalismo en una de las puertas del edificio. Al mirar hacia el interior de los compartimentos cuadrados, se distinguen estantes de otros casilleros ubicados en salas internas.

“Yo tenía mi casillero y me da pena por cómo está ahora esa parte. Guayaquil debería recuperar su memoria. Lo mismo pasa en otros edificios, es lamentable”, expresó el ciudadano Gustavo Roca.

Expertos reaccionan a esta situación

Fernando Mancero, historiador conocido en la ciudad, recuerda que estos elementos fueron emblemáticos por muchos años, pero lamenta que ahora se hayan convertido en una pérdida más de la ciudad. “Los ciudadanos tienen un desprecio por su pasado. La gente que no conoce cree que nuestra ciudad no tiene historia. El tener un servicio de correo y edificio impresionante era propio de una ciudad como la nuestra, grande, y lo que se ha hecho es depredarlo ante la mirada cómplice de las autoridades que tienen que ver con eso, de forma sucesiva”, manifestó.

A Mancero le molesta el desinterés que genera esta situación y evoca cómo el servicio postal “conectó” a Ecuador con el mundo. Y sostiene que aunque se lo restaure, “no será lo mismo”.

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Comerciantes utilizan el área de los casilleros para colocar otros objetos en venta.MIGUEL CANALES

Para el planificador urbano Felipe Huerta, el valor simbólico de la correspondencia, a través de cartas y encomiendas con estampillas estatales, aún se mantiene, aunque a menor escala. Destaca el valor emotivo de las cartas manuscritas, que, resaltó, refleja el sentir del remitente y constituye un valioso acervo patrimonial. “Los casilleros, por su diseño y material, eran símbolo del Estado y no urnas desechables sin valor. Deben preservarse en su pared como evocación monumental de un pasado memorable, aún presente en el género literario epistolar”, mencionó. Y añadió que el edificio, en su forma y función originales, es expresión de la arquitectura del constructivismo.

Una opinión similar expresó el investigador Javier Castillo, quien deplora que el bronce de las casillas haya sido desmantelado sin que, afirmó, “ninguna autoridad haya hecho nada para impedirlo”. “Los casilleros eran una parte importante del Palacio de Telecomunicaciones y Correos”.

Actualmente, en el edificio funciona el pasaje comercial homónimo y también la Universidad de las Artes. Desde esta institución se informó que se concederá una entrevista el próximo 5 de enero de 2026, para abordar esta situación y conocer el estado del inmueble, así como las funciones.

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