
Calidad del agua en Guayaquil: ¿Hervirla antes de consumirla realmente es efectivo?
Hervir el agua reduce riesgos microbiológicos, pero no elimina contaminantes químicos; el almacenamiento también importa
En medio de la reciente polémica sobre la calidad del agua en Guayaquil -que enfrenta al Gobierno nacional y al Municipio por supuestos niveles de contaminación-, muchos ciudadanos se preguntan si hervir el agua antes de consumirla es una medida realmente necesaria o efectiva.
Mientras el presidente Daniel Noboa advierte sobre supuestos niveles de contaminación en el río Daule -fuente principal del suministro para el Puerto Principal-, el alcalde Aquiles Álvarez niega las acusaciones y asegura que el agua que llega a los hogares cumple con todas las normas sanitarias.
Este debate ha reavivado una duda esencial: ¿hasta qué punto el simple acto de hervir el agua puede garantizar su seguridad frente a los contaminantes biológicos y químicos que preocupan a la población?
¿Hervir el agua realmente es efectivo?
Sí, hervir el agua es una estrategia confiable para eliminar microorganismos patógenos (bacterias, virus, protozoos). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), calentar hasta ebullición genera suficiente energía térmica para inactivar la mayoría de estos organismos.
En contextos donde el agua puede estar contaminada, el Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomienda llevar agua clara a ebullición vigorosa durante al menos 1 minuto (o 3 minutos en altitudes elevadas).
En un informa de abril del 2024, el mismo organismo asegura que más de 2 mil millones de personas no tienen acceso a agua potable limpia.
Ahora bien: hervir no lo resuelve todo. No elimina contaminantes químicos (metales pesados, nitratos, pesticidas) ni partículas sólidas en suspensión.
Cómo tratar el agua en casa
Hervir el agua sigue siendo una de las formas más seguras y económicas para eliminar microorganismos causantes de enfermedades, especialmente cuando existe riesgo de contaminación por bacterias o virus. En Ecuador, esta práctica es recomendable en zonas rurales o cuando se registran daños en la red de distribución.
Sin embargo, no basta para eliminar metales pesados, pesticidas o sustancias químicas presentes en algunas fuentes. En esos casos, la cloración doméstica -añadiendo unas gotas de cloro por litro de agua y dejándola reposar al menos 30 minutos- es una alternativa eficaz y aprobada por la Organización Mundial de la Salud. También se puede recurrir a filtros certificados o pastillas potabilizadoras.
Sea cual sea el método, los expertos insisten en que el agua debe almacenarse en recipientes limpios, cerrados y alejados de fuentes de contaminación para mantener su seguridad hasta el consumo.
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