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Galo Eduardo Martínez Merchán y su gran legado al periodismo ecuatoriano.Expreso

Galo Martínez Merchán: sigue viva su lucha por la libertad de expresión

Al cumplirse un año de su sensible fallecimiento, EXPRESO recuerda la vida y obra de su fundador

Galo Eduardo Martínez Merchán dejó de existir hace un año, pero su legado de un periodismo de calidad y de servicio a la comunidad sigue incólume a través de los diarios EXPRESO y EXTRA, que fundó hace medio siglo, y que hoy son los máximos referentes en el país.

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En el primer aniversario de su fallecimiento, hoy 21 de junio de 2023, vale recordar que su perenne lucha por la defensa de la libertad de expresión, en la que jamás desmayó a pesar de las múltiples adversidades, continuará inquebrantable porque es parte de las libertades individuales fundamentales del ser humano que no pueden mancillarse en un estado de derecho y de democracia como es el que existe en el Ecuador.

  • Editores. Cuatro ex editores generales de EXPRESO retratan cómo Galo Martínez Merchán defendió la libertad de expresión y el derecho de la sociedad ecuatoriana a estar informada. 

El Licenciado o Don Galo, como cariñosamente lo llamaban sus colaboradores con respeto y admiración, dedicó su vida a enaltecer el trabajo de los medios de comunicación, teniendo como bandera el derecho de los ciudadanos a estar bien informados y a expresar sus opiniones.

Autodeclarado un hombre de tendencia de izquierda, en permanente lucha por una mayor justicia social, Galo Martínez Merchán aprendió en el camino de su vida que la política, que ejerció en sus primeros años, y el periodismo no podían ir de la mano, aunque ambas fuesen sus dos grandes pasiones. De allí que antepuso la industria gráfica al desempeño de cargos públicos, de los que se alejó a los 41 años, tras el fin del quinto Velasquismo, en 1972.

...entonces vi que el aspecto de hombre envejecido que le vi al llegar había desaparecido por completo: ahora tenía al frente a un hombre enérgico, hermoso, y sus ojos azules brillaban llenos de vida.

Alberto Salcedo Ramos,
​periodista y escritor colombiano

A partir de entonces, su norte fue la comunicación al servicio del pueblo y así lo entendieron quienes lo acompañaron en los medios de comunicación que fundó, que no fueron pocos.

Cinco ex editores generales de Diario EXPRESO y un escritor colombiano, Alberto Salcedo Ramos, describen cómo Galo Martínez Merchán defendió el ejercicio periodístico, de allí que se lo recuerde como el caballero del periodismo.

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El español Ricardo Arques, ex vicepresidente editorial de Granasa, quien trabajó en dos períodos a la órdenes de don Galo, recuerda lo que le dijo en 2013 cuando lo recibió en su oficina para su segunda temporada (2013-2018): “Aquí me encuentra otra vez. Yo moriré en este lugar con las botas puestas”.

Arques cree que con esa afirmación don Galo hizo, sin quererlo, la mejor definición de sí mismo. “El hombre de tesón culto y exitoso que se había conformado con el tiempo, esfuerzo y trabajo, seguía encadenando sus días bajo la obsesión única de un buen periódico, un gran Guayaquil y un Ecuador de progreso. Ocho años en Granasa, los míos, suman muchos, muchísimos días. De frente o entre bambalinas siempre aparecía don Galo, pendiente de las noticias, de la buena información y con la esperanza inquebrantable de mejores días para Ecuador. Si la personalidad y la vida pudieran pintarse, el pintor haría así un cuadro en trazo grueso de don Galo: un vigilante permanente de la libertad y la calidad de la información entre aromas de café y nebulosas de tabaco. Creo que don Galo ha sido la persona más entrañable y singular que he conocido en la profesión”.

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También lo fue para el ex editor general José Hernández, ahora director de noticias de Ecuavisa. “Don Galo fue un libre pensador. Lo fue consciente, además, de que ese atributo es consustancial al periodismo. Un atributo aún más esencial cuando se trata, como fue su caso, del director de un medio de comunicación. No solo concebía la libertad como una condición del oficio al que consagró gran parte de su vida. La concebía como un requisito fundamental de la democracia basada en el reconocimiento respetuoso de diferencias. Entre ellas, la de pensamiento. No solo reclamó de los gobiernos libertad de expresión. La practicó en los medios que fundó. Y aquellos que tuvimos el honor de trabajar a su lado lo recordaremos siempre con admiración por los riesgos que tomó, personales y financieros, para que nos pudiéramos expresar libremente. Es parte de su legado”.

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Un legado que difunde el ex editor general de EXPRESO, Rubén Montoya, ahora columnista y catedrático de la Universidad Casa Grande. “Siempre buscó la mejora de los contenidos periodísticos porque creía que la buena información ayuda a tomar mejores decisiones al lector. Y tenía razón puesto que, sin conocimiento, la expresión no es libre ni autónoma”.

“Galo Martínez Merchán no concebía los mensajes sesgados y alejados de las bases honestas y democráticas”, resalta el sociólogo Edwin Ulloa, quien fue editor general de este diario y otros medios, que lo recuerda como el director que batallaba diariamente por hacer un periodismo objetivo, contrastado y, sobre todo, claro, conciso y preciso.

Y así se lo hizo saber a todos los que ocuparon las funciones de editor general en Diario EXPRESO, entre ellos Juan Carlos Calderón, editor de la revista digital Plan V. Recuerda que el apoyo de Galo Martínez hacia él siempre fue total y con una sola condición: rigurosidad profesional. “Fue un gran impulsor de las unidades de investigación, como equipos especializados en temas investigativos, destinados a fortalecer no solo la oferta informativa a los lectores del diario, sino, sobre todo, a construir una sociedad libre de corrupción sobre la base de una información que transparente ante la opinión pública lo que hacen los gobiernos. Mi experiencia con don Galo Martínez fue la de ver a un hombre valiente que no se acobardó nunca ante las presiones, las amenazas e intimidaciones que provenían de los poderes a los que afectaban las investigaciones; la de un director comprometido con su redacción hasta las últimas consecuencias, pero siempre preocupado con mucho detalle de la calidad de la información que se publicaba”.

No solo concebía la libertad como una condición del oficio al que consagró gran parte de su vida. La concebía como un requisito fundamental de la democracia basada en el reconocimiento respetuoso de diferencias.

José Hernández,
​director de noticias de Ecuavisa

Entre los escritores colombianos que lo conocieron, Juan José Hoyos, y Alberto Salcedo Ramos, este último cuenta su “experiencia inolvidable con Galo Martínez, cuatro años antes de su deceso. “Fue en diciembre de 2018. Yo había llegado a los diarios EXPRESO y EXTRA para dictar un taller de crónica. Me hizo pasar a su oficina. A primera vista -y antes de que él hablara- me pareció un hombre vencido por los años. Después del saludo de rigor empezó a hablar de periodismo, en particular de crónica y de cronistas. Me preguntó por algunos cronistas colombianos que habían estado en Guayaquil, invitados por él. Después deslizó en la charla el nombre de Ernest Hemingway y el de Truman Capote. Como le seguí la corriente en ese entusiasmo sentenció: “ya veo que usted no es de los periodistas de ahora. Los de ahora, todos, están locos. Creen que el periodismo se hace con los teléfonos y no con las ideas”. Seguimos conversando de esto y de aquello, de aquello y de lo otro, y entonces vi que el aspecto de hombre envejecido que le vi al llegar había desaparecido por completo: ahora tenía al frente a un hombre enérgico, hermoso, y sus ojos azules brillaban llenos de vida. Esta pequeña historia lo define. Para don Galo, el periodismo no era una ocupación: era la vida misma. Por eso recuperaba la energía cuando lo convertía en tema de conversación. Eso es amar el oficio. Eso es honrarlo. Ni más ni menos”.

Y Galo Martínez Merchán sigue viviendo, aunque no físicamente, en la historia del periodismo ecuatoriano y en los medios de comunicación a los que dedicó cincuenta años de vida, para engrandecerlos, y servir con ellos a la sociedad ecuatoriana. La defensa de la libertad de expresión, su gran legado.