
Trump y Petro en conflicto: ¿puede Ecuador aprovechar la ruptura?
Donald Trump busca consolidar un bloque con Noboa, Milei y Bukele, aseguran expertos
La reciente escalada diplomática entre Washington y Bogotá (marcada por maniobras militares en el Caribe, amenazas públicas del presidente Donald Trump contra el gobierno de Gustavo Petro y la retirada temporal de la representación diplomática colombiana) ha reconfigurado el mapa de relaciones en América Latina.
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En este nuevo escenario, surge una pregunta práctica: ¿puede Ecuador capitalizar el impasse entre Estados Unidos y Colombia para atraer mayor apoyo político, financiero y en materia de seguridad? La respuesta es afirmativa, aunque con matices.
En octubre de 2025, Estados Unidos ejecutó operaciones militares contra embarcaciones en el Caribe vinculadas al narcotráfico. Estas acciones, sumadas a la retórica presidencial (que incluyó acusaciones directas contra Petro y amenazas de sanciones económicas), desataron una crisis diplomática con Colombia. Bogotá respondió con gestos institucionales, incluyendo la retirada de su embajador y denuncias por lo que considera un uso excesivo de la fuerza y afirmaciones infundadas.

Ecuador sigue reforzando sus vínculos con Estados Unidos
Para Esteban Santos, experto en relaciones internacionales, este quiebre abre una ventana de oportunidad para Ecuador. “Y si Colombia deja de ser un aliado estratégico, porque técnicamente ese fue el memorando de entendimiento firmado entre ambos países durante el gobierno del presidente Duque, entonces se genera un vacío en el cinturón geopolítico de la mitad del mundo, del Ecuador, que el gobierno de Noboa está intentando suplir”.
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Desde el inicio del segundo mandato de Trump, Ecuador ha reforzado sus vínculos con Estados Unidos. La asistencia del presidente Daniel Noboa a la ceremonia de investidura en Washington y su posterior encuentro privado con Trump evidencian una cercanía política que podría traducirse en beneficios concretos. Génesis Macías, experta en geopolítica, sostiene que “Trump busca consolidar un bloque regional con líderes afines, como Noboa, Milei y Bukele. Ecuador tiene una ventaja si sabe negociar desde sus intereses, sin perder autonomía”.
La reciente declaración de Los Choneros y Los Lobos como grupos terroristas por parte del Departamento de Estado ha posicionado a Ecuador como un punto clave en la estrategia de seguridad regional de EE. UU. Sin embargo, esta oportunidad no es automática ni ilimitada. El patrón de la administración Trump es imprevisible y actitudinal: la confrontación con ciertos gobiernos no siempre deriva en una política coherente de cooperación ampliada con terceros países.
Una oportunidad geopolítica y de seguridad para Ecuador
Este deterioro en las relaciones bilaterales ha generado incertidumbre en la región, pero también ha sido interpretado como una oportunidad para Ecuador. “La salida de Colombia como aliado prioritario deja un vacío que Ecuador puede llenar, especialmente si mantiene una postura firme en seguridad y cooperación económica”, señala Macías.
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Arturo Moscoso
Arturo Moscoso, analista político, considera que más que una coincidencia ideológica, existe una coincidencia de conveniencias. “Noboa busca respaldo y legitimidad internacional, y Trump necesita mostrar cooperación hemisférica y aliados frente a Perú y Venezuela. El guiño mutuo refleja esa convergencia, aunque también puede limitar el margen diplomático de Ecuador frente a sus vecinos y frente a otros actores globales, en especial China”.
En ese contexto, Moscoso considera que la consulta popular de noviembre sobre permitir bases extranjeras puede ser decisiva. “Si se aprueba, abriría la puerta a una colaboración más directa con Estados Unidos, incluyendo asistencia técnica, inteligencia y presencia operativa. Esa ayuda, si se traduce en resultados tangibles (reducción de homicidios, control de rutas y apoyo logístico), podría relegitimar al gobierno de Noboa, hoy golpeado por su incapacidad de contener la violencia”.

Ecuador puede capitalizar el impasse entre Trump y Petro, pero la ganancia será pragmática y probablemente segmentada. Más cooperación en seguridad operativa, equipamiento o apoyo técnico es plausible; mientras que aumentos masivos de ayuda económica o cambios geopolíticos sostenidos dependen de decisiones estratégicas de Washington, de la capacidad de Ecuador para ofrecer garantías operativas y de la percepción regional sobre la legitimidad de las acciones estadounidenses.
El analista concluye: “Creo que sí hay factores suficientes para que Estados Unidos pueda aportar ayuda concreta a Ecuador, sobre todo en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. El país vive una crisis profunda que hace urgente una cooperación más sólida. Ahora, la eficacia de esta colaboración dependerá de los límites que el país esté dispuesto a ceder en materia de soberanía y del resultado de la consulta sobre las bases”.
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