
A pesar de todo, Edgar Lama queda más atornillado al IESS
Análisis| El procurador le da superpoder de decisión al titular del IESS. El respaldo político desde Carondelet creció
La permanencia de Édgar Lama von Buchwald como presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y su insólito poder adquirido luego de una serie de escándalos, ofrecen una radiografía preocupante de las debilidades institucionales del Ecuador: un sistema de designación opaco, un marco de control que no opera de forma efectiva y un liderazgo político dispuesto a sostener decisiones cuestionadas incluso frente a evidencia adversa.
El proceso comenzó cuando el Gobierno de Daniel Noboa postuló a Lama (abogado personal del presidente) para encabezar el IESS. Desde el inicio surgieron objeciones: Lama no cumplía con requisitos legales básicos y enfrentaba un evidente conflicto de interés.
Lama se salta los requisitos de la ley
Él y su familia mantenían participaciones en empresas proveedoras de servicios médicos con contratos vigentes y deudas pendientes con el propio IESS. La normativa del Seguro Social establece de manera explícita que estos vínculos constituyen un impedimento para ejercer funciones directivas.
A ello se sumaba otro factor: Lama no acreditaba la experiencia directiva mínima exigida por la ley, que dice de forma clara y contundente que los miembros del Consejo Directivo del IESS deben tener al menos diez años de experiencia profesional relevante y ser personas de reconocida probidad.
Lama, de acuerdo con su propia biografía, lleva siete años desde que se graduó como abogado y por muchos años apenas sí fue pasante en las empresas de su familia.
¿Lo avaló su primo?
Pese a estas advertencias, la Asamblea lo nombró. El procedimiento de revisión previa también quedó comprometido: el funcionario encargado de certificar la idoneidad de los postulantes era su primo, Roberto Romero von Buchwald, quien avaló su candidatura sin señalar ningún impedimento.
Lo que inicialmente parecía un caso típico de descuido institucional o, más bien, de atropello legal producto de una visión autoritaria del poder, escaló cuando surgieron denuncias que daban sustancia a los temores sobre el conflicto de intereses, como privilegios en los pagos de la deuda del IESS al grupo hospitalario de su familia.
Pagos discrecionales desde el IESS
Un análisis de ‘Ecuador Chequea’ identificó patrones de pago que favorecían a empresas relacionadas con el círculo familiar de Lama, lo que refuerza la percepción de un uso discrecional del flujo de fondos públicos. Todo lo que se había dicho sobre lo que puede producir el conflicto de intereses se confirmó.
Pese a ello, el respaldo político desde Carondelet no solo se mantuvo, sino que, increíblemente, aumentó. Luego de meses de silencio, el presidente Noboa defendió públicamente a Lama, argumentando que la distribución de pagos responde a un “sistema de prelación”.
Noboa y el blindaje a Lama
En una entrevista en Radio Sucre, en lugar de exigir una investigación independiente, el mandatario desestimó las denuncias y acusó a los críticos de buscar su destitución para “volver a las prácticas corruptas”. La defensa presidencial no solo otorgó cobertura política al funcionario, sino que cerró la puerta a cualquier revisión institucional seria.
A este blindaje presidencial se sumó un pronunciamiento del procurador general del Estado, Juan Carlos Larrea Valencia, que modificó de hecho la dinámica del Consejo Directivo del IESS. Debido a la ausencia del vocal de los asegurados, el órgano quedó reducido a dos integrantes.
El rol de la Procuraduría
Ante una consulta sobre el tema, el procurador determinó que el Consejo puede instalarse con esa conformación mínima y que, en caso de empate, el presidente del Consejo (Édgar Lama) tendrá voto dirimente. En la práctica, y dadas las circunstancias actuales, esto concentra en Lama una capacidad de decisión inédita en la historia reciente del IESS.
Las implicaciones institucionales son graves. El IESS, una entidad clave para la estabilidad social y fiscal del país, queda en manos de un funcionario cuestionado, con vínculos empresariales directos con el sector que debe supervisar y ahora además con capacidad de inclinar unilateralmente decisiones estratégicas. El respaldo del Ejecutivo y la reinterpretación jurídica del sistema de gobernanza del IESS no solo preservan su posición, sino que la fortalecen.
El resultado es un cuadro donde las advertencias de conflicto de intereses no generan correctivos, las denuncias no abren procesos de investigación y los mecanismos de control se acomodan para validar hechos consumados.
Una autoridad cuestionada
En este contexto, Lama no solo se ha mantenido en el cargo, sino que se ha consolidado como una figura con poder ampliado dentro del sistema de Seguridad Social. Un ‘monarca’ institucional en un organismo que, por su naturaleza, debería operar bajo los principios opuestos: transparencia, control y equilibrio de poderes.
Mientras tanto, los pacientes no ven hospitales equipados ni medicinas garantizadas. Ven un sistema fragmentado y opaco, sostenido por decisiones discrecionales.
Por su parte, con estos episodios el presidente Noboa deja demostrado que cuando se trata de sus amigos o de sus parientes, la ley tiene un significado particular cuando va en contra de sus intereses.
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