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Una panorámica de una zona de La Mariscal, por donde caminan abogados, oficinistas y comerciantes, así como ciudadanos en busca de servicios.
Una panorámica de una zona de La Mariscal, por donde caminan abogados, oficinistas y comerciantes, así como ciudadanos en busca de servicios.Matthew Herrera/ EXPRESO

La Mariscal Quito: entre el deterioro y la esperanza de una regeneración urbana

Residentes y quienes trabajan en esta zona buscan que el Municipio actúe de forma urgente, para recuperarla

El deterioro de La Mariscal es evidente, comenta el abogado Francisco Rosales, quien ha presenciado las transformaciones de esta zona. Además de ser un espacio residencial, también se convirtió en un punto estratégico para profesionales que instalaron allí sus oficinas, gracias a su ubicación en el centro-norte de Quito. Durante años fue un lugar de encuentro para quienes salían a divertirse y para los turistas, lo que la convirtió en uno de los principales imanes de la ciudad.

Aunque esta zona de la capital enfrenta problemas desde hace años, “la pandemia (del 2020) provocó mayores estragos. Obligó a que se cerraran muchos establecimientos, como restaurantes que no se reabrieron”, señala Rosales. Sin embargo él, como residente de La Mariscal, asegura que el deterioro del barrio ocurrió mucho antes, desde cuando se podría decir que se “permitió el libre tráfico de drogas”.

Otros consultados, que piden no ser mencionados y que tienen locales en la zona, afirman que el microtráfico es más visible en las calles Wilson y Reina Victoria. Sobre la Amazonas, en varias transversales, se puede observar a presuntos microtraficantes, entre ellos a mujeres embarazadas que no pueden ser apresadas. También a consumidores.

Por su parte, Rosales cree que las autoridades desgraciadamente han mantenido una mirada cómplice. También lamenta que casas representativas del patrimonio de la época hayan sido derruidas, para levantar edificios de apartamentos u oficinas.

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Francisco Rosales tiene la confianza de que esta etapa negativa será transitoria. Recuerda que en otras épocas, esta zona ha atravesado buenos momentos, de auge cultural y turístico, pero también etapas de abandono, inseguridad y cierre de negocios.

“El apoyo de los vecinos y la voluntad de recuperar los espacios en este tradicional sector quiteño permitirán que resurja”, dice Rosales. 

El abogado menciona que en las avenidas Amazonas y Patria se ubican el Banco Internacional, Cofiec y el hotel Hilton Colón. Más al norte, el edificio Proinco Calisto, de 14 pisos, y el hotel Mercure Alameda, entre otros. En la Robles y 9 de Octubre queda la iglesia de Santa Teresita. Todos atraen a ciudadanos que desean poder llegar a esos lugares con mayor seguridad.

Durante la noche, el sector es más peligroso

Priscila Falconi Avellán, socia de Falconi Puig Abogados, tiene su oficina en la Amazonas y Roca. Le parece que, más que nada, la zona se pone “fea y peligrosa” en las noches. Ha sentido el deterioro de La Mariscal desde hace cinco años.

“Yo salgo volando, no quiero parar casi en los semáforos después de las 19:00. Una vez se metió una bala al edificio”, relata. Dice que también le gustaría que haya más iluminación y control policial, porque todos pueden observar a consumidores de droga, por ejemplo. Y ha observado que cada vez hay más personas en situación de calle.

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En restaurantes de la zona han sentido el deterioro 

La sensación de desprotección se extiende en espacios concurridos cercanos. El Rincón de Francia, restaurante inaugurado por Gilles Blain y Azucena Aragón hace 49 años en La Mariscal, “sobrevive en el sector”, dice Azucena, quien indica que la mayoría de vecinos “se han ido por la invasión de la gente que vende drogas”. Asevera que continuamente se comunican con la Policía.

“Acá suelen venir funcionarios de Gobierno, embajadores. Me muero de susto y nervios. En la noche se ha vuelto casi imposible que la gente llegue”.

La mirada de un residente y dueño de un hotel

Fernando Garcés, de 82 años, lleva 42 de ellos viviendo y manteniendo el hotel Antinea en la calle Juan Rodríguez, que se destaca por los árboles en las veredas. Él dirige uno de los comités de seguridad. Cree que fue un error que hace algunos años extendieran permisos de funcionamiento a bares y karaokes sin medir las consecuencias. Incluso permitieron que haya cinco bares en una casa.

A Garcés le parece que no se ha controlado la existencia de cajas de cristal, ampliaciones instaladas en los retiros de algunas viviendas para dar más espacio a locales de diversión, que tenían un tiempo límite.

El vecino comenta que se han organizado para tener seguridad privada. No quiere que haya más ruido (ahora no hay karaokes). Se pregunta por qué padres de familia y profesores de colegios y universidades no caminan por La Mariscal para observar a sus hijos o estudiantes ebrios o consumiendo drogas. “La calle (Lizardo) García es una podredumbre. Ahorita estamos tranquilos porque cerraron los bares, pero deben hacer que sea solo residencial”, sostiene.

En algunas calles de La Mariscal, como la Robles, ciudadanos piden mayor presencia policial.
En algunas calles de La Mariscal, como la Robles, ciudadanos piden mayor presencia policial.Karina Defas/ EXPRESO

La ordenanza se discute

Hace más de un mes, el 12 de agosto del 2025, el Concejo Metropolitano discutió en primer debate un proyecto de ordenanza para La Mariscal. Se trata de una iniciativa de regeneración urbana.

Juan Baquerizo, quien se autodefine como "marisqueño", invitó a los ciudadanos a conversar sobre el futuro de Quito, con un café.

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De acuerdo con el Municipio, ofrece mayor flexibilidad para el desarrollo de actividades comerciales, culturales y turísticas. Entre otros temas, modifica la altura máxima permitida en las edificaciones, permitiendo construir entre 8 y 12 pisos en la Plaza Quinde y hasta 18 pisos en otras zonas estratégicas.

Según el proyecto, buscan enfocarse en vivienda, comercio, cultura y movilidad. Pero los residentes quieren algunas correcciones en cuanto al llamado distrito de entretenimiento, alrededor de la Plaza Foch.  

No están de acuerdo con un incremento de licencias de uso de suelo (LUAE) para más locales de diversión, porque generan ruido y desorden, si lo que se necesita es tener más residentes.

Que se promueva la vivienda, para que más gente quiera habitar en La Mariscal, piden

Consuelo Mancheno, de 69 años, ha vivido cuatro décadas en La Mariscal, donde nació. Los residentes, dice, no están de acuerdo con expandir la zona rosa. “Para recuperar al barrio hay que fomentar la vivienda. Hay casas abandonadas que podrían albergar embajadas, espacios de cultura, institutos”.

Ella ha dejado de caminar por la Plaza Foch, que era un espacio agradable, con restaurantes. “Se ha deteriorado, es un antro”, opina. Espera que en la reunión que tendrán este jueves 18 de septiembre del 2025 a las 15:00, convocada por la administración La Mariscal, los residentes puedan ser escuchados y que se hagan ajustes.

La fachada del Municipio de Quito, en donde trabajan el alcalde y concejales, que ganan alrededor de 2.530 dólares.

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¿Qué opina una concejala?

Sobre la ordenanza, la concejal Analía Ledesma, vicepresidenta de la Comisión de Uso de Suelo, dice que la han visitado moradores que están descontentos por cómo ha quedado el proyecto de ordenanza, que ellos trabajaron. No quieren, dice, que crezca el polígono de diversión.

“Si extienden los límites hacia polígonos que ya están afectados, por ejemplo los alrededores de la Universidad Central, que son una cantina pública, les preocupa porque podrían abrirse más bares, hasta la Patria e incluso Santa Clara”, explica.

Asimismo, la edil Ledesma considera que se debería pensar en incentivos tributarios para quienes construyan, vivan o tengan restaurantes en esta zona.

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