
Diego Hurtado: “La Mariscal necesita más vecinos, no más bares”
El arquitecto, profesor de la Universidad Central, es representante de la Asamblea ciudadana de Quito
Diego Hurtado, arquitecto y representante ciudadano, asegura que la única forma de recuperar La Mariscal es repoblando el barrio con vivienda accesible y una gobernanza comunitaria. Advierte que el abandono, el microtráfico y la pérdida de espacios públicos son consecuencia de decisiones políticas erradas. Hurtado propone un trabajo conjunto entre Municipio, Gobierno y academia para devolverle vida al sector, y evitar que se convierta en un foco irreversible de inseguridad.
El arquitecto mira a La Mariscal con tristeza, pero también con esperanza. Cree que es tiempo de que gobierno local y central dejen de pelearse y trabajen en vivienda asequible. También ve necesario que se permita que la comunidad tenga más protagonismo en la gobernanza de este espacio, con apoyo de las universidades.
¿Cómo ve a La Mariscal, con un hotel abandonado y locales cerrados en lo que fue la Plaza Foch; microtráfico y asesinatos? "Decadencia total", responde.
¿Antes estuvo en una situación parecida? "Ahora la situación es más grave. El país tiene mayores problemas de narcotráfico. Se ha vuelto el foco del expendio del microtráfico. Juan Baquerizo decía que es como un adicto que vuelve a caer en un vicio. Hoy enfrenta a vacunadores".
Además, el arquitecto Diego Hurtado anota: "No hay vitalidad en la Plaza Foch. Pero no pierdo la esperanza de que resurja, su gente y organizaciones no desisten. Y estamos las universidades y el Colegio de Arquitectos de Pichincha". Aquí la entrevista:
¿Qué le pasó a La Mariscal?
Mataron a la gallina de los huevos de oro por querer sacarle el máximo provecho. Hubo imposiciones de grupos con intereses... Querían hacer negocios por ser una zona tan atractiva. Se les fue de las manos.
¿Cuál fue el mejor momento de La Mariscal, con ese concepto de zona rosa?
A finales del siglo XX y comienzos del año 2000 había problemas en La Mariscal, como trabajo sexual, alrededor de la Foch y otras calles, que la convirtieron en una zona roja. Entonces comenzaron a coordinar el Municipio de Quito, la Universidad Central y el barrio, se crearon comités que fueron liderados por una mujer, Manuela Gallegos.
¿Qué hicieron los vecinos?
Manuela Gallegos fue de casa en casa y consiguió que se formaran 10 subcomités, con vecinos y empresarios, que se pusieron como causa meta la recuperación del barrio. Se creó un movimiento bonito que mantiene la esperanza. Manuela se fue del barrio, cuando eso se perdió; también Juan Baquerizo se movió a La Floresta y a la República de El Salvador. Muchos siguieron como Selva Merino y otros ciudadanos que dicen que es su barrio, lo quieren.
¿Qué logró la unión de la comunidad en el mejor momento de esta zona?
Con una gran confluencia se creó la Agencia o mini Administración La Mariscal y el Municipio (Paco Moncayo) se la entregó al barrio. Juan Baquerizo estuvo al frente y así controlaron los usos del suelo. Se recuperó, se inauguró la Plaza Foch y se volvió un espacio público agradable, con café terrazas estilo bohemio.
Había actividades.
La gente metió plata y organizó eventos culturales gratuitos, así llegaban a los negocios también. Esa organización logró mantener el equilibrio, ya que no dejaron que se expanda la zona rosa, querían que se mantenga una parte residencial. Así los usos del suelo no fueron incompatibles.
¿Cuándo se terminó esa gobernanza ciudadana?
Quisieron meter cualquier negocio. Desde el otro lado le dijeron al municipio (nuevo alcalde) que los otros no querían competencia y que al administrar la zona eran juez y parte. Pero solo evitaban que todo se desbordara.
La alcaldía volvió a administrarlo, pese a que la gente del barrio se había empoderado. Dieron permisos de funcionamiento a mansalva y hubo concejales con sus intereses; le dijeron bueno a, por ejemplo, un bar con karaoke que terminó vendiendo lo que sea. Volvió el caos.
¿Quito necesita una zona rosa o varias?
Es mejor que haya varias, si se concentran en un solo sitio no caben. En la Whymper, la gente se está peleando porque le han quitado la paz.
¿La pandemia mató a este punto de diversión?
La pandemia influyó, pero se perdió el equilibrio. Se decía ‘vamos a la Foch’ por un cafecito o una cerveza, vinos y las tapas de Juan Baquerizo. Pero aparecieron enganchadores y mucho ruido y cerveza.
¿Cómo sacar al microtráfico y recuperar la zona rosa?
Se requiere control de la Policía. Pero sobre todo más gente viviendo ahí, hay que repoblar y para eso deben trabajar en conjunto Municipio y Gobierno, hay zonas que pueden ser estratégicas más calmadas, La Mariscal sur, de la Veintimilla hacia La Patria, Colón para la Orellana, la Amazonas hacia la 10 de Agosto, toda La Mariscal, Belisario Quevedo, hacia la Versalles. Es como una guerra con quienes se tomaron el barrio, hay que evitar que se expanda el peligro, irle ganando territorio.
¿Por qué repoblar?
En Santa Prisca se decidió dejar solo oficinas articuladas al Legislativo y la Función Judicial y ese barrio decayó; la residencialidad le da vida.
¿Qué tal el Plan Urbanístico Parcial que se aprobó?
Represento a la Asamblea de La Mariscal y no me convocaron. Ni a David Montesinos, de la Iniciativa Urbana Mariscal Sur; o al Colegio de Arquitectos. Trabajamos en eso, debieron llamarnos.
Diego Hurtado
¿Por qué?
En los objetivos aparece como eje estructurante repoblar, sin precisar nada. Se habla de zona de uso múltiple y se señala “puede ser también residencial”, tendría que determinar porcentajes mínimos.
¿Cuánto podría apoyar la academia?
La Mariscal está súper estudiada, hay diagnósticos, manuales para aceras, otras propuestas de normativa y hasta consultorías archivadas. Desespera que no nos paren bola. En 2019, la Universidad Central y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) ganamos un concurso municipal sobre qué hacer con el corredor metropolitano de la 10 de Agosto, como eje; la Galo Plaza y Maldonado, en el norte y centro. Solo resta aplicarlo.

¿Quién es Diego Hurtado?
Arquitecto, profesor de la Universidad Central, trabaja con sus estudiantes en temas de ciudad. Asambleísta ciudadano electo por Belisario Quevedo, representante de La Mariscal. Estudió el pregrado en la U. Federal do Río de Janeiro. Maestría, con mención en diseño urbano en la Universidad Laica de Manabí. Y doctorado en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad en la U. de Guadalajara.