
Guía completa del juramento a la Bandera 2025: protocolo, horarios y recomendaciones
El juramento a la Bandera en Ecuador 2025 reúne a miles de estudiantes de tercero de bachillerato en acto cívico
Cada 26 de septiembre Ecuador rinde homenaje a uno de sus símbolos patrios más importantes: la Bandera Nacional. Este acto cívico, que reúne a más de 260.000 estudiantes de tercero de bachillerato en todo el país, reafirma el compromiso de las nuevas generaciones con los valores de lealtad, respeto y amor a la patria.
En 2025, el Ministerio de Educación ha ratificado la unificación de la fecha y el protocolo en todo el territorio, garantizando que las ceremonias se realicen de manera simultánea en instituciones públicas y privadas.
El juramento a la Bandera inicia con la formación de los estudiantes, seguido por la entrada solemne de los abanderados y escoltas. Posteriormente, se iza el estandarte, se entona el Himno Nacional y se procede al juramento colectivo, donde los alumnos declaran su lealtad al país.
Las autoridades escolares o invitados especiales ofrecen discursos breves que refuerzan la importancia de este compromiso. La ceremonia suele culminar con reconocimientos a estudiantes destacados y con un registro fotográfico institucional. En total, los actos duran entre 30 y 60 minutos, dependiendo de la magnitud del plantel.
Voces desde las aulas
Para la profesora Alexandra Mero, docente de Estudios Sociales en el Colegio Alemán Humboldt de Guayaquil, el juramento no se reduce a un protocolo, sino a un momento de reflexión profunda. “Para el juramento de bandera se debe tener en cuenta el vestuario, que claro está, debe ser apropiado, la profundidad del compromiso cívico, que es un acto solemne de lealtad a la patria, la logística que se presenta con todo esto del juramento, la disposición también obviamente por parte de los estudiantes y, sobre todo, el respeto a la insignia”, explica.
Por su parte, el abogado Fabricio Gómez, profesor de Estudios Sociales e Historia con más de 20 años de experiencia en la Unidad Educativa San José La Salle, añade una mirada histórica y formativa. “Si lo enfocamos desde la pérdida de valores y respeto hacia la simbología patria, hay que recordar la historia de la bandera, desde el decreto ejecutivo de García Moreno en 1862 y su consolidación en 1900.
La bandera es un símbolo que representa a nuestra patria, a nuestro territorio, a nuestra gente y a nuestra cultura, y debemos amarla y hacerla respetar. Tal vez no podamos tocar el sentimiento patrio, pero debemos tenerlo siempre presente porque esa es una manera de respetar al Ecuador”, señala.
Protocolo y recomendaciones
En cuanto a la organización, cada unidad educativa adapta los horarios al turno correspondiente, ya sea matutino o vespertino. El Ministerio de Educación recomienda realizar ensayos previos, verificar el estado del pabellón, asegurar el correcto funcionamiento de equipos de sonido y prever la participación de intérpretes de lengua de señas en caso de estudiantes con discapacidad auditiva. Las familias, por su parte, deben respetar los espacios, evitar aglomeraciones y mantener la solemnidad del acto.
El profesor Gómez también resalta la importancia de reconocer públicamente a quienes representan a la institución. “El abanderado es un modelo de estudiante y de ecuatoriano que todos deben seguir. Los escoltas representan la responsabilidad de cómo debemos ser como ciudadanos, y las autoridades deben reconocer el esfuerzo y sacrificio de las familias que hacen posible este logro”, enfatiza.
Un compromiso más allá de lo simbólico
Existen, sin embargo, situaciones excepcionales. De acuerdo con la normativa vigente, solo en dos casos un estudiante puede abstenerse de participar: por objeción de conciencia o por disposiciones legales específicas.
En tales escenarios, los planteles deben ofrecer alternativas pedagógicas que permitan reflexionar sobre los valores cívicos sin vulnerar los derechos de los alumnos.
Este equilibrio refleja el esfuerzo del sistema educativo por mantener la solemnidad de la tradición y, al mismo tiempo, respetar la diversidad de posturas y creencias.
En un contexto marcado por desafíos sociales y políticos, el juramento a la Bandera se consolida en 2025 como un acto de unión nacional. Más allá de la formalidad, es una oportunidad para recordar a los jóvenes que el respeto a los símbolos patrios implica también el compromiso con un país más justo, inclusivo y democrático.
Como resume Gómez: “El 26 de septiembre recordamos los colores patrios, pero debemos llevarlos siempre presentes en nuestra alma, en nuestra mente y en nuestro espíritu, para hacer del Ecuador una sociedad mejor”.