
Salario mínimo Ecuador: Los factores clave que definirán el aumento para el 2026
Cada año se analiza si se aumenta o no el salario básico unificado
El debate sobre el salario mínimo en Ecuador vuelve a ocupar la agenda de cara al 2026. En un país marcado por la alta informalidad laboral y por tensiones entre criterios técnicos y decisiones políticas, la fijación del Salario Básico Unificado (SBU) se convierte en un tema crucial para trabajadores, empleadores y autoridades.
El analista económico Alberto Acosta Burneo advierte que, aunque el Gobierno ha señalado que considerará la inflación y el crecimiento del PIB como variables principales, la verdadera discusión debería girar en torno a la productividad del trabajo, factor que determina la sostenibilidad de cualquier incremento salarial.
Inflación y PIB como variables oficiales
El debate sobre el salario mínimo en Ecuador para 2026 se centra en dos indicadores: inflación y crecimiento del PIB. Según explicó Acosta, el Gobierno ha señalado que estas serán las principales variables consideradas para fijar el incremento. Sin embargo, no existe una fórmula pública que determine cómo se aplican estos factores en la decisión final.
Acosta recordó que en el pasado sí se trabajó con un esquema técnico junto al Banco Mundial, durante el gobierno de Lenín Moreno, que vinculaba el salario mínimo con la productividad del trabajo. Esa metodología fue abandonada en la administración de Guillermo Lasso, dejando el proceso sujeto a criterios más políticos que técnicos.
Los factores clave en la fijación del salario mínimo
El proceso de definición del Salario Básico Unificado (SBU) involucra múltiples elementos que van más allá de la inflación y el PIB. Para Acosta Burneo, la productividad del trabajo debería ser el verdadero fundamento, pues refleja la riqueza que genera cada trabajador con su esfuerzo. “El salario no responde y no se debe ni a la inflación ni al crecimiento económico, sino a la productividad del trabajo”, enfatizó.
Además de la productividad, otros factores clave que inciden en la discusión son:
- Empleo adecuado e informalidad: solo 4 de cada 10 ecuatorianos cuentan con empleo adecuado, lo que refleja la fragilidad del mercado laboral.
- Competitividad empresarial: se evalúa el impacto de un aumento en los costos de producción y en la capacidad de contratación formal.
Comparación con otros países de la región
Acosta Burneo comparó la situación ecuatoriana con la de países como Chile, Uruguay o Costa Rica, donde los salarios mínimos son más altos que en Ecuador, pero también lo es la productividad laboral. En esos casos, el equilibrio entre lo que produce un trabajador y lo que recibe en remuneración evita distorsiones.
En cambio, en Ecuador la productividad es baja, pero el salario mínimo es relativamente alto, lo que genera un desfase que afecta la competitividad y la capacidad de las empresas para contratar formalmente. “Ese es el problema que expulsa a los trabajadores del mercado formal”, enfatizó.
El analista insistió en que la solución pasa por invertir en maquinaria, equipos y tecnología, además de fortalecer la capacitación de los trabajadores. Solo así se puede elevar la productividad y justificar aumentos salariales sostenibles que permitan cubrir la canasta básica y mejorar la calidad de vida.
Política y populismo en la fijación salarial
Uno de los puntos más críticos señalados por Acosta Burneo es la influencia de la política en la fijación del salario mínimo. A su juicio, los incrementos anunciados en campañas electorales, como los ofrecimientos de subir 100 dólares durante un mandato, responden a un populismo económico que destruye empleos en lugar de generarlos.
“El salario no puede ser una decisión política”, advirtió. Para el analista, es necesario retomar la fórmula técnica desarrollada junto al Banco Mundial, que ya existe y permitiría establecer incrementos en función de la variación de la productividad del trabajo. De esa manera, se eliminaría la incertidumbre y la manipulación política que, según él, han hecho daño especialmente a los trabajadores, al expulsarlos del mercado laboral formal.
El reto para Ecuador es volver atractivo al país para la inversión, lo que implica generar condiciones de estabilidad, confianza y capacitación. Solo con más productividad se podrá sostener un salario mínimo creciente que realmente beneficie a los trabajadores sin afectar la competitividad empresarial.