EFICIENCIA ENERGETICA
La eficiencia Energética se desarrolla en Paipayales, cantón Santa Lucía, con ausencia de protecciones eléctricas y limitación presupuestaria.Julissa Agualongo

La tecnología promete, pero no ‘riega’ el agro

Académicos destacan esfuerzos, pero también las limitaciones ante la débil articulación entre ciencia, empresa y Estado

La modernización agropecuaria integra drones, biotecnología, estudios de eficiencia de suelo y agricultura de precisión para optimizar recursos, pero Ecuador aún está lejos de alcanzarla.

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Desde la academia, los proyectos tecnológicos en el agro avanzan, pero su impacto aún es limitado por la falta de articulación entre ciencia, empresa y Estado. Para Paul Dávila, director de Ingeniería Industrial de la UIDE, el país necesita diversificar su producción y mirar hacia sectores poco aprovechados. “En Ecuador y Latinoamérica existen monopolios en azúcares, licores o lácteos, pero hay recursos que no están siendo explotados y podrían aprovecharse: cereales, granos, flores y la producción de fertilizantes”, afirma.

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El docente subraya los diálogos con los sectores productivos para que la formación académica responda a la realidad del territorio. Y destaca otro problema de fondo la empleabilidad y ejemplifica con casos próximos a él, muchos profesionales capacitados no logran incorporarse al mercado por la falta de adopción tecnológica: “Conozco muy pocos compañeros universitarios, por ejemplo, biotecnólogos que trabajen en laboratorio; algunos están en florícolas porque allí pueden aplicar nuevos métodos desde las semillas y los suelos”.

Dávila subraya que los suelos ecuatorianos “son ricos en nutrientes”, pero falta potenciar su aprovechamiento mediante estudios de trazabilidad: “Un marco regulatorio de tecnologías y de protección de datos permitiría saber cada año qué productos se cultivan y cómo responden los suelos”. Según el Módulo de Información Ambiental y Tecnificación Agropecuaria y la ESPAC 2024, el 88,9 % de las unidades de producción nunca ha realizado un análisis de suelo, una práctica esencial para conocer la fertilidad y planificar el uso de insumos que se ha dejado de lado.

También, el experto comenta que fortalecer la conectividad rural y promover incentivos que impulsen la fabricación local favorecería a la inserción tecnológica en el agro: “Podemos adaptar modelos exitosos y producir tecnología aquí, en lugar de depender de lo importado”.

Propone además alianzas con grandes empresas y el Estado para impulsar políticas y proyectos de innovación mediante mesas de trabajo, en lugar de competir con ellas. “Tenemos materia prima valiosa: la balsa, la fibra de cabuya, los residuos agrícolas. Si no aprovechamos con responsabilidad social y ambiental la riqueza que tenemos bajo nuestros pies, pasará el tiempo y seguirá igual”, reflexiona.

Desde la ESPOL, el docente e investigador Douglas Plaza indica que los proyectos se centran en cultivos representativos -arroz, banano, maíz y cacao- para financiar las investigaciones. “Nos enfocamos en el sector con mayores indicadores de productividad; así gestionamos fondos con apoyo de la universidad y las comunidades”, señala, aunque existe interés en diversificar.

Un nicho en la automatización agrícola

La Espol, impulsa talleres y foros que actualizan las competencias de estudiantes y profesionales. En conjunto con la Universidad Bolivariana del Ecuador, la Universidad Estatal Península de Santa Elena y la IEEE Robotics & Automatics Society, organizaron el 7 de noviembre una jornada de Innovación en Automatización y Robótica Industrial. “Se ha abierto un nicho en la automatización agrícola, especialmente en el uso y mantenimiento de drones”, señaló Plaza. Estas oportunidades también fomentan el emprendimiento y la creación de servicios tecnológicos locales.

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El docente explica que “un dron de alta gama para fumigaciones y monitoreo a batería ronda los 20.000 dólares”, por lo cual muchos productores “prefieren alquilar la tecnología o asociarse para hacer frente a los costos”, lo que permite avanzar colectivamente hacia la automatización.

A pesar de los esfuerzos académicos y de que los costos tecnológicos han empezado a reducirse, la innovación aún no llega con fuerza a los pequeños productores. La ESPOL trabaja principalmente con medianos y grandes empresarios -lo que les permite sostener los proyectos-, pero aún falta sostenimiento en las prácticas que acercan estas herramientas al agro. Plaza considera que experiencias como las de acuicultura, donde las asociaciones han logrado automatizar procesos de alimentación para reducir desperdicios y gastos colectivos, son opción para una transformación más inclusiva del agro.

El investigador Daniel Ochoa, director del Centro de Transformación Digital de la ESPOL, aporta una mirada regional y global que contrasta con la ecuatoriana. En Perú, por ejemplo, “el canon minero financia investigación universitaria”, en Chile “La Corporación de Fomento paga el salario de un PhD para trabajar en una empresa y financia startups agrotech”, mientras que en Emiratos Árabes “hay un entramado legal para que las empresas locales de tecnología tengan prioridad en concursos públicos. Algo que, aunque podría estar en alguna ley en Ecuador, no se cumple en la práctica”. Son modelos -explica- donde la inversión en ciencia se traduce en productividad y desarrollo.

Ochoa, también alerta sobre la brecha digital en el campo: “Internet en las zonas rurales es sumamente difícil de conseguir. A veces se piensa que con entregar un teléfono o una app se soluciona todo, pero no hay conectividad. Los mismos agricultores han dicho: si nos van a capacitar, háganlo en las asociaciones o municipios”.

La falta de conectividad influye en el bajo nivel de capacitación. En 2023, según el MIATA y la ESPAC, el 89,5 % de las unidades productivas no recibió capacitación técnica. También, acorde al 10.5% de productores que, si conocen de la ayuda técnica, el 39,6 % consideran que no los necesita.

Para Ochoa la política pública ecuatoriana no prioriza la ciencia y concluye: “Si realmente queremos ser competitivos, se necesita aplicar ciencia de manera sostenida, no solo capacitaciones o intervenciones temporales”. 

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