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Omar Alfanno, embajador de la música latinaCORTESIA

Omar Alfanno: “Baladista de corazón, esa es mi debilidad”

A medio siglo de carrera artística, el maestro panameño no persigue tendencias: sigue su llamado interior

Nos recibe en su estudio de grabación Dreams Factory, ubicado en el sector residencial de Costa del Este, en la ciudad de Panamá. Hace apenas unos días compartió escenario en los Premios Juventud junto a otros grandes de la música panameña, como Gaitanes y Erika Ender. Las paredes del estudio están cubiertas de reconocimientos y fotografías que cuentan su trayectoria.

El maestro Omar Alfanno no solo nos abre las puertas de su espacio creativo, sino también las de su corazón, en una charla tan amena como breve, que bien pudo extenderse entre melodías de piano y evocadores recuerdos. Este año se cumplieron 25 años de uno de sus grandes éxitos: A puro dolor, y el próximo año confiesa que quiere celebrar a lo grande sus 50 años de carrera artística.

Nos sentamos en una esquina de su oficina, un espacio que -como luego nos confesará- lo conecta con sus raíces. Allí cuelgan fotos en blanco y negro de sus seres queridos, entre ellas las de sus abuelos Carmelo, italiano, y Laura, cubana. Detrás de él, destaca un cuadro que más tarde descubro firmado por él mismo, una prueba de que algunos artistas no se limitan a una sola forma de crear.

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De dentista a compositor

Nacido en Santiago de Veraguas, en el corazón de Panamá, Omar Alfanno creció rodeado de música y radio constante, en una niñez sencilla pero profundamente melódica. “Nací en un lugar que amo, con una niñez normal, pero muy musical”, recuerda, evocando las voces italianas como Claudio Baglioni y Cochanté que marcaron su infancia y “se impregnaban en el alma y hasta en la piel”.

Aunque provenía de una familia de dentistas y su sueño parecía improbable para un joven de un “pueblo bicicletero, donde ni semáforo había”, siguió primero la tradición familiar. Estudió odontología en México, obtuvo el título y lo entregó a sus padres con una frase: “Ahora sí, voy a seguir mi carrera”.

El salto al mundo musical no fue fácil. En el género de la salsa le reconocieron talento como compositor, pero le señalaron limitaciones como cantante. “Me dolió, no lo niego”, admite, aunque decidió enfocarse y apostar por su fortaleza. “Zapatero a tu zapato”, pensó, y eligió escribir canciones que pronto transformarían carreras completas.

Con claridad y sin falsas modestias, afirma: “No hice canciones para los artistas, hice las carreras de los artistas con mis canciones”. Nombres como Gilberto Santa Rosa, Jerry Rivera, Luis Enrique y Marc Anthony lo confirman: mientras ellos despegaban, él estaba componiendo los cimientos de su éxito.

Simón, Simón

El primer gran éxito de Omar Alfanno llegó con una mezcla de preparación y oportunidad. Siendo telonero de su ídolo Willy Colón en México, vivió una noche tensa: la banda llegó sin percusión y, ante la pregunta por los instrumentos, solo escuchó un “pues será debut y demanda”. Juan Toro, músico de Colón, lo salvó prestándole los instrumentos, permitiéndole brillar en escena.

Al terminar, Omar fue a agradecer al camerino de Colón. Ya camino a la salida, escuchó una voz que le pidió regresar y cantar 'El gran varón'. “Me acerqué y él me miró con esa intensidad típica de los neoyorquinos”, recuerda. Colón quedó impactado y propuso reunirse al día siguiente. Omar no asistió, temeroso de no recibir crédito. “Me perdí”, admite con honestidad. Años después, en Puerto Rico, el encuentro finalmente ocurrió y la magia fluyó: “El gran varón no la iba a cantar nadie más que Willy Colón”.

La canción nació de una historia real que aún lo conmueve. “Es una canción que cuando yo canto me duele”, confiesa. Lanzada en 1989, se convirtió en un himno de la salsa y marcó un antes y un después en su trayectoria, aunque nunca volvieron a colaborar.

Amores como el nuestro

Omar Alfanno lleva 22 años casado con Carmen, madre de sus tres hijos y pilar en su vida. En un mundo artístico lleno de fugacidad, su relación destaca por estabilidad. Él la describe como su “ayuda idónea” y es contundente: “La esposa es el cuello donde descansa la cabeza del hombre. Una buena ayuda te impulsa; una mala, te hunde”. Confiesa que guarda un baúl lleno de canciones personales escritas para ella.

Cuando le preguntan si Carmen ha sido su musa, responde con cautela: “La palabra musa es peligrosa. La musa tiene muchos colores de ojos y muchas caricias. La musa es una fantasía. Además de la inspiración, hay trabajo”. Aun así, admite con una sonrisa que una de sus obras más significativas está dedicada a ella.

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El recuerdo llega como una escena de película: viajaba de Nueva York a Miami cuando, a punto de dormirse, escuchó una tonada. Pidió una pluma, escribió en la bolsa del mareo y así nació 'Amores como el nuestro'. Repitió la melodía todo el vuelo para no olvidarla y, al aterrizar, besó a Carmen antes de correr al piano. De esa inspiración repentina surgió un clásico eterno, reconocida desde los primeros segundos por su icónica introducción.

La salsa nunca se fue

El maestro lo tiene claro: “Yo soy baladista de corazón, la balada que lleva a la salsa… esa es mi debilidad”. Pero cuando le preguntan si la salsa se perdió, se ríe: “¡Para nada! La salsa nunca se perdió”. Explica que los ritmos no desaparecen, sino que se diluyen cuando no hay relevo generacional. “Le pasó al tango, al mambo, a la guaracha… hasta al rock and roll. Nadie los mata, solo se desvanecen”.

Ahí entra Bad Bunny en la conversación: “Ese disco que hizo… ¡discazo! Puso a los muchachos a mirar a los salseros de toda la vida”, dice Alfanno. Para él, lo que logró fue rescatar la atención de adolescentes que jamás habían volteado a ver la salsa: “Te hablo de pelados… porque después de los 20 ya eres viejo, así es ahora, créeme”.

Con humor, cuenta que gracias a Un verano sin ti, chicos de todo el mundo -hasta en China- ahora preguntan qué es un bongó o un pandero. “Eso volvió a prender la chispa. Ahora todos quieren ir a Nueva York y escuchar salsa”. Para Alfanno, la conclusión es simple: “La salsa siempre estuvo ahí… solo necesitaba que alguien le subiera el volumen otra vez”.

Personal

  • Ganador de premios como Grammy, Billboard, Lo Nuestro y Premios Juventud.
  • La Asociación Americana de Compositores lo ha reconocido en cuatro ocasiones como Compositor del Año.
  • 43 de sus canciones han llegado al número 1 en Billboard.
  • Miembro del Salón de la Fama de los Compositores Latinos desde 2014.

De vuelta al origen

Hoy, lejos de perseguir tendencias o algoritmos, Omar Alfanno mira hacia adentro. Tres figuras importantes del reguetón quieren componer con él, y aunque evita dar nombres, su mirada se ilumina: “Ellos buscan algo que no tienen, y yo busco algo que no tengo. ¿Por qué decir que no? Al contrario, estoy agradecido”.

Su brújula creativa apunta a un sueño pausado durante años: un disco íntimo, transparente, nacido desde la verdad. “Tengo canciones increíbles guardadas… muy personales, muy mías, que salen de lo más profundo de mi corazón”, confiesa. Y ese viaje interior tiene geografía emocional: España e Italia, tierra de ancestros y de primeras inspiraciones. “Allá siempre las cosas salen bonitas”, dice. Planea pasar un mes creando, buscando y reencontrando esa esencia que lo marcó desde niño.

Pero más allá del arte, late el hombre que regresó a Panamá aun cuando el mundo lo aplaudía. “Cabanga… esa nostalgia que no se te va”, explica. Volvió hace 22 años porque su tierra lo llamó, porque entendió que la raíz sostiene al vuelo. Y lo resume con serenidad madura: “Panamá es Panamá. Podemos tener problemas, como todos, pero no hay nada más hermoso que saber que estás en tu tierra”.

Ping-Pong

  • ¿Qué es más importante, la letra o la música? Las dos. A mí, me salen las dos a la vez.

  • ¿Piano o guitarra? Piano y guitarra. El piano te da sonoridad, yo tengo un piano de cola. La guitarra es más íntima, a la guitarra la abrazas. Son dos matices distintos.

  • ¿Qué escucha en Spotify? Me encanta Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra, el maestro Rubén Blades, escucho también a Sabina, y como dije, a algunos italianos.

  • ¿Lo último que compuso? No he dejado de hacerlo desde que aprendí a componer. Todos los días yo compongo canciones.

  • ¿A quién le canta más, al desamor o al amor? Al desamor, siempre. A la gente le gusta sufrir. Muchas veces uno no se acuerda de los besitos buenos, sino de los arañazos.

  • ¿Alguna canción que le hubiera gustado componer? Si tú me miras, de Alejandro Sanz. Una cuenta pendiente en mi lista: sentarme a componer con él algún día.

  • ¿Ha llorado componiendo? Todo el tiempo. Ayer lloré porque estaba componiendo una canción a un amigo que acaba de fallecer.

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