Miguel Ángel González
El presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González.CARLOS KLINGER

El trabajo digno es la base para construir un país fuerte

El sector privado propone una ruta para reconstruir el tejido social. Empleo, inversión, seguridad y capital son claves 

A poco de cerrar el calendario y con la mirada puesta en el 2026, el mensaje que emerge desde el sector del comercio es claro: optimismo, pero también responsabilidad. La reconstrucción del tejido social del Ecuador no será automática ni inmediata, pero es una tarea impostergable si el país quiere recuperar bienestar, seguridad y cohesión. Así lo indica a Diario EXPRESO el presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, Miguel Ángel González.

TE INVITAMOS  A LEER: Las facturas electrónicas deberán emitirse en tiempo real en 2026

Desde el gremio de los comerciantes, uno de los gremios pioneros en posicionar este concepto, se insiste en que una sociedad no puede aspirar a la felicidad mientras una parte importante de su población vive en pobreza o carece de lo básico para una vida digna. La inequidad, la exclusión y la falta de oportunidades no solo afectan a quienes las padecen directamente, sino que terminan impactando a toda la sociedad.

Con esa convicción, hace casi dos años, en medio del recrudecimiento de la violencia, varios gremios y universidades decidimos aprender de experiencias internacionales, como Medellín y Monterrey, ciudades que enfrentaron crisis profundas y lograron transformaciones de largo aliento. De allí nació Mangle Inc, una institución dedicada a articular esfuerzos públicos, privados y académicos para trabajar de manera sostenida en comunidades vulnerables.

El trabajo no se limita a un solo frente. La Cámara coordina apoyo a organizaciones sociales que atienden educación, nutrición infantil, alimentación y otras necesidades urgentes. Además, promueve activamente la responsabilidad social empresarial, motivando a que cada empresa destine recursos y proyectos a las comunidades donde opera. Incluso, en eventos y capacitaciones, se abren espacios para personas que normalmente no tienen acceso a formación técnica, liderazgo o desarrollo personal.

La visión es clara: la solidaridad es necesaria, pero insuficiente si no viene acompañada de crecimiento económico. Sin empresas que crezcan, no hay empleo; sin empleo, no hay oportunidades reales. Por eso, la reconstrucción del tejido social y la reactivación económica deben avanzar en paralelo. Una economía dinámica genera trabajo, reduce la vulnerabilidad y permite también destinar más recursos a programas sociales.

Roque Sevilla: “El trabajo se realiza en conjunto”

Después de 25 años de dejar la Alcaldía de Quito, Roque Sevilla, presidente de Grupo Futuro, continúa liderando proyectos relacionados con salud, educación, convivencia, que apuntan a mejorar el tejido social.

Grupo Futuro, que agrupa a 31 empresas del país, puso en marcha desde 2024 consultas médicas de $5 en ParaMí, el formato de Veris orientado a población de menores ingresos, sin seguridad social o con dificultades para acceder al sistema de salud público.

En educación, destaca la iniciativa Unidos por la Educación, una alianza que mejora infraestructura de escuelas rurales, trabaja con docentes y activa participación comunitaria para sostener las mejoras en el tiempo. Su planteamiento es que una escuela rehabilitada no es solo obra pública: es un punto de encuentro que puede ordenar a la comunidad alrededor de un objetivo común.

Roque Sevilla
Roque Sevilla, presidente Grupo FuturoANGELO CHAMBA

En Puembo, donde trabaja con su hija Ana, pasaron de no tener organizaciones comunitarias a contar con 27. Junto a ellos se impulsó la recuperación de la plaza central e iglesia con mingas, que permitieron sembrar más de 250.000 geranios, y sobre todo fortalecer la identidad de sus habitantes.

En el Chaquiñán, su intervención, representó en 2025 cerca de $250.000 entre aportes y trabajo comunitario. A esa agenda se suma la conservación de 3.050 hectáreas, en Mashpi.

En el Centro Histórico, De Vuelta al Centro empezó con cerca de 27.000 geranios y su mantenimiento para crear pertenencia; luego avanzó a fortalecer negocios tradicionales con capacitación en administración, finanzas y comercialización.

Sevilla está convencido que “el tejido social se reconstruye entre la comunidad, empresa y Estado”. Para él, el país no solo arrastra falta de empleo e inseguridad, sino una pérdida de confianza y de organización barrial. Por eso insiste en crear “capital social”, corresponsabilidad, participación y sentido de pertenencia. “Ningún proyecto funciona si se lo hace solo”, sostiene, al explicar que las iniciativas se vuelven sostenibles si la comunidad se apropia.

Para 2026, Sevilla plantea continuidad confiado que cuando la comunidad participa, lo construido se defiende; cuando no, se deteriora.

JUAN CARLOS NAVARRO

Entre el optimismo y la alerta: así ve la industria de Ecuador el 2026

Leer más

María Eulalia Silva: “Debemos crear oportunidades”

Ecuador necesita reconstruir su tejido social con oportunidades reales: empleo, inversión y reglas claras que permitan el progreso, plantea María Eulalia Silva, presidente ejecutiva de la Cámara de Minería del Ecuador (CME), al mirar 2026 como un año para recuperar la confianza y frenar el deterioro social alimentado por la falta de trabajo, estancamiento de nuevas inversiones e inseguridad.

Para Silva, el punto de partida es atraer inversión de calidad y sostenerla con acciones concretas. Una de ellas es establecer un marco regulatorio y normativo, con estabilidad jurídica y tributaria. “Que no se cambien las reglas del juego”.

Los ajustes sorpresivos en cargas impositivas, como la tasa de fiscalización minera aprobada por la Arcom en mayo de 2025, pueden alejar capitales y cortar el ciclo de generación de empleo.

Para evitar este efecto negativo es necesario entender los tiempos de la minería, los retornos tributarios fuertes se ven en producción, no en exploración.

María Eulalia Silva
María Eulalia Silva, presidenta de la Cámara de Minería de Ecuador.Matthew Herrera

Así, al país le conviene que los proyectos avancen y se cuenten con más minas operativas, que contribuyan a mover indicadores sociales. Zamora Chinchipe, por ejemplo, con apenas dos minas en producción (Fruta del Norte y Mirador), redujo la pobreza y subió en tributación superando a Manabí, Tungurahua, El Oro y otras provincias.

Además, se crearon nuevas plazas de empleo, encadenamientos productivos, educación, conectividad y otros.

Este desempeño evidencia que ampliar la minería industrial -con más proyectos en producción- se traducirá en más ingresos fiscales y más oportunidades. Pero para lograr estos resultados es clave contar con una política minera de Estado, la apertura del Catastro Minero para otorgar concesiones, las leyes de consulta previa y de consulta ambiental.

Si estas iniciativas se concretan, la reconstrucción del tejido social desde la minería responsable se podría extender a otras zonas con potencial, que usualmente son remotas, y no tienen posibilidades. “El tejido social se descompone por falta de oportunidades, de educación” señala y alerta que si ese espacio no lo ocupan empresas formales, el riesgo es que irrumpa la minería ilegal.

José Antonio Camposano
José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura.Miguel Canales

José Antonio Camposano: “Empleo digno para recomponer el país”

En el 2026 será el momento de volver a confiar y de apostar, con realismo, por la reconstrucción del tejido social del Ecuador. Para el gremio camaronero, esta tarea empieza por un principio básico: sin oportunidades de desarrollo no hay cohesión social, indicó a Diario EXPRESO José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura.

Carachula

Azuay: Más allá del paisaje

Leer más

El tejido social se debilita cuando un niño no accede a educación ni a salud de calidad, cuando la desnutrición infantil y la pobreza marcan el inicio de la vida, y cuando, años después, ese joven no encuentra un espacio digno para integrarse al mercado laboral. Por eso, el rol del sector camaronero se centra en la generación de empleo formal, estable y con salarios que permiten vivir con dignidad.

La industria del camarón es hoy uno de los mayores empleadores del país, con cerca de 300.000 plazas directas e indirectas. Solo en empleo directo, supera las 160.000 fuentes de trabajo, de las cuales casi una tercera parte corresponde a mujeres, muchas de ellas jefas de hogar que sostienen a sus familias desde empacadoras, áreas administrativas y, cada vez más, cargos técnicos y gerenciales. Esta inclusión laboral femenina se ha convertido en un pilar silencioso, pero decisivo, para recomponer la cohesión social en zonas urbanas y rurales.

Sin embargo, el sector reconoce que ha llegado a una etapa de madurez. Los rendimientos ya no crecen al ritmo de años anteriores y las nuevas inversiones no garantizan mayores márgenes. Frente a este escenario, la apuesta para 2026 no es producir más, sino generar mayor valor agregado, diversificar presentaciones, invertir en procesamiento y abrir nuevos nichos de mercado. Ese cambio de estrategia permitirá sostener el empleo existente y crear nuevas oportunidades a lo largo de la cadena.

Para el gremio camaronero, reconstruir el tejido social no es un discurso: es una consecuencia directa de crear empleo digno, sostener inversiones y dinamizar la economía. El 2026 se recibe con cautela, pero también con la convicción de que sin crecimiento económico no hay inclusión posible, y sin inclusión, no hay país que pueda avanzar.

¿Te gusta leer Diario EXPRESO? TE PUEDES SUSCRIBIR AQUÍ