El presidente Daniel Noboa Azín llega este 23 de noviembre al Palacio de Carondelet con un ‘plano’ de 76 páginas bajo el brazo, para llevar a cabo la obra que ofertó durante la campaña electoral: “Construir un nuevo Ecuador”. Y reconociendo que, en ciertos escenarios, como la educación, no tendrá el tiempo ni los recursos para realizar cambios estructurales, como lo exigen los ecuatorianos.

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Algo con lo que coincide el politólogo y director del Observatorio Ciudadano de Políticas Públicas, Manuel Macías, al referir que, ante la falta de tiempo, para que la gestión del flamante mandatario sea eficiente no debe estar enfocada en solucionar los problemas del país en 18 meses, “sino hacer algo importante para los próximos años”.

Es más, detalla Macías, en una línea de tiempo, que los tres primeros meses de Gobierno, Noboa estará ‘ocupado’ atendiendo al agro y a los damnificados que dejaría a su paso el fenómeno El Niño, para luego estructurar la consulta popular y, después, muy cerca de un nuevo período de precampaña electoral, ocuparse de temas apremiantes.

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Es por eso que Macías sugiere al nuevo mandatario enfocarse “en apagar los incendios más grandes”, como la crisis que hay dentro del sistema penitenciario: “Si un presidente no puede controlar las cárceles, donde está concentrado el crimen organizado en cuatro paredes, difícilmente podrá controlar la violencia que anda libre en las calles”.

Por eso, insiste, el nuevo Gobierno debe tener, como primera tarea, ordenar el Servicio de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI). Algo que, desde su punto de vista, “no necesita de mucho dinero, pero sí de gestión importante”.

Sin embargo, Noboa ha planteado, entre otras cosas, cambios significativos, como reducir el desempleo, reformar el sistema judicial, policial y penitenciario, luchar contra los paraísos fiscales, proteger la dolarización, mejorar la eficiencia del gasto público y subir el presupuesto en ciertos sectores.

• Seguridad

Noboa prevé realizar reformas para hacer de la fuerza pública y la justicia un sistema eficiente, implementar programas de desarrollo socioeconómico para reducir la pobreza y la desigualdad, transparentar las cuentas de las instituciones de seguridad e invertir en infraestructura penitenciaria y en la preparación de agentes de seguridad para lograr una efectiva rehabilitación en las cárceles.

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Un listado extenso de pendientes que, aunque sean necesarios, llevará mucho tiempo en generar un cambio, según el general inspector de la Policía Nacional, Juan Carlos Barragán. Pero, recomienda, si este plan se reduce a acciones importantes, como retomar el control  de las cárceles y unir el trabajo de la fuerza pública y volcarla a las calles, quizá pueda “devolverle la tranquilidad al ciudadano y obtener un cambio preliminar desde los primeros meses de su gobierno. Lo demás “tomará más tiempo”.

• Educación

El nuevo mandatario ha planteado programas y acciones “para contribuir al desarrollo integral de la educación en la sociedad”, dejando a un lado, o quizá para después, la reestructuración. Pues justificó, en su plan de trabajo entregado al Consejo Nacional Electoral (CNE), que no podrá realizar dichas obras porque estos “necesitan tiempo y mayor resignación de presupuesto”.

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Una justificación sin validez, para Andrés Quishpe, presidente de la Unidad Nacional de Educadores (UNE), y quien enfatiza, de manera tajante, que “la idea de una gestión corta no puede ser la excusa para no atender las demandas urgentes”.

En esta materia, explica el representante de los educadores, Noboa tiene tiempo de sobra, si pone en práctica lo que dice la Constitución sobre el aporte de los Gobiernos locales en la infraestructura de la educación: “Hay que actuar desde ya en los más de cuatro mil planteles ubicados en zonas de riesgos por el fenómeno El Niño”. Porque, aclara Quishpe, si bien no tendrá tiempo para atender toda la estructura escolar, “priorizar obras no es igual a discriminar”.

• Salud

En materia sanitaria, el presidente Daniel Noboa propone cambios significativos para “aportar el mejoramiento, optimización y desarrollo de la atención primaria de salud”; con la modernización de las clínicas y centros de salud. Una acción que, según el Gobierno entrante, “no necesitará una inversión tan grande” como la construcción de nuevos hospitales, pero alcanzará cambios significativos en la calidad de la atención de la salud pública.

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Noboa también ofreció contratar más personal médico, asistir de manera integral a mujeres embarazadas, crear programas de salud preventiva, brindar asistencia psicológica a quien lo necesite y, entre otras cosas, promover becas en el exterior para que el personal sanitario adquiera nuevos conocimientos.

Un conjunto de propuestas que, para Francisco Andino, exministro de Salud, se podrá ejecutar con resultados positivos a corto y mediano plazo, siempre y cuando el Gobierno actual tenga voluntad política.

Añadió que una de las fases prioritarias que necesita ser atendida es “la recuperación de la institucionalidad sanitaria del país, a través de acuerdos y decretos, como “darle capacidad de respuesta a la red de atención de los subsistemas del Ministerio de Salud Pública (MSP), el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas del Ecuador (Issfa) y el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas del Ecuador (Isspol)”.

• Economía

El flamante presidente propuso, en esta materia, reducir las tasas de desempleo, promoviendo la inversión en sectores estratégicos y mejorando la educación y formación profesional. También estimular la creación de pequeñas y medianas empresas y proteger la dolarización con disciplina fiscal, aumentar las reservas internacionales, auditar la deuda pública, fortalecer el sistema crediticio, abordar la corrupción fiscal, la evasión de impuestos y controlar la inflación. Todo esto sin contemplar, en caso de una eventual reforma tributaria, subir impuestos.

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De hecho, el mandatario anunció una reforma tributaria que implica menos impuestos, lo cual se traduce en menos ingresos para el Estado. Todo esto en medio de un déficit fiscal que llega a $ 3.172 millones hasta septiembre de 2023 y que podría alcanzar los $ 4.500 millones a fin de año, según analistas.

Una postura calificada como popular que no sumará cambios positivos para las arcas del país pero, quizá, sí sume puntos a su reelección, según Jaime Carrera, secretario administrativo del Observatorio de la Política Fiscal: “Si quiere reducir el riesgo país, generar confianza para atraer inversiones y generar trabajo, tiene que reducir el déficit fiscal”. Y para lograrlo, continúa Carrera, solo hay dos maneras: subir impuestos y reducir los subsidios, como el de los combustibles”.

Acción que, según Carrera, ubica a Noboa en una encrucijada de difícil solución porque estos ajustes, “lamentablemente, son mal vistos por la sociedad ecuatoriana”. Pero, explica Carrera, dar una señal de que se está ajustando las cuentas ‘puertas adentro’: “Va a generar confianza. En el exterior ya no se va a pensar que el Ecuador va a caer default. Tiene tiempo. 18 meses son suficientes para transparentar cuentas y tomar decisiones impopulares por bien del país”.

• Gobernabilidad

En esta materia, Noboa apuesta, entre otras cosas, por el diálogo. Propuso implementar programas de participación comunitaria que permitan a los ciudadanos tener voz en la planificación y gestión de los servicios sociales, incluyendo la realización de consultas públicas o la creación de comités de gestión comunitaria.

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Sobre la hoja de ruta que tomaría para contar con el apoyo de una Asamblea -donde su equipo de asambleístas son minoría- su plan de Gobierno no dice mucho. Sin embargo, luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) le entregara las credenciales que lo oficializaron como el presidente electo por los ecuatorianos en las urnas, se conoció de un acuerdo entre bancadas que llevó a Henry Kronfle, del Partido Social Cristiano (PSC), a presidir la presidencia del Legislativo.

Un acuerdo del que aún no se conocen las líneas pequeñas, algo clave, según el exministro de Gobierno, Francisco Jiménez, que debe transparentarse por el bien de un Gobierno que recién inicia: “La Asamblea Nacional funciona como una olla de presión, es un escenario inestable. No esperemos milagros”. Por eso, agrega Jiménez, hay que transparentar quiénes estarán del otro lado de la vereda (oficialismo) y quién del otro”.

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Solo así, continúa Jiménez, el Gobierno podría tener claro el panorama al que se enfrenta y evitar los bloqueos en el pleno: Hay que transparentar las ‘letras pequeñas’ de los acuerdos y estructurar colisiones claras”.

Sobre los 18 meses que tendrá el presidente Noboa para atender las demandas de la población, explica que es posible y tiempo suficiente si el nuevo mandatario prioriza los temas urgentes y enlista las tareas en la que trabajará desde el primer día de su gobierno: “Cuando hay ajustes, hay que establecer prioridades, desde el presupuesto hasta el tiempo. Y como estos son limitados, detalla Jiménez, se debe trabajar en materia de seguridad, salud y economía.

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