
Correísmo tendrá que decidir: o madura o muere con Maduro | Por Martín Pallares
Por lo que dejó observar Pabel Muñoz, el tema que más definirá la Convención es el de Nicolás Maduro
Se espera que en octubre haya definiciones al interior del correísmo. Definiciones que, tal y como van las cosas dentro de la Revolución Ciudadana, deberían ser decisivas en el partido.
(NO TE PIERDAS: “Ya no le sigan robando la salud al pueblo”: Guschmer responde a Luisa González)
En octubre, en realidad, se debería saber quién va a quedarse con el partido: Rafael Correa y su alter ego Luisa González, o el grupo de líderes algo más jóvenes que han estado cuestionando el actual liderazgo y que aspiran a ser el relevo: Marcela Aguiñaga, Pabel Muñoz, Paola Pabón, Juan Cristóbal Lloret y Leonardo Orlando, quienes no hace mucho le enviaron una carta a Correa, de la que se supo que era para pedir un cambio de liderazgo en el partido (léase Luisa González) y una cita con Correa para buscar los mecanismos para fortalecer la democracia interna en el movimiento.
Correa, sin embargo, reaccionó mal a la carta porque rechazó que no haya debate ideológico y maltrató a los abajo firmantes. Lo cierto es que el resultado inmediato de la carta fue una reunión que tuvieron los cinco abajo firmantes con Correa y González. De lo poco que se conoce, una de las decisiones que salió de ese encuentro fue que se debe hacer una convención lo antes posible para definir no solo los nombres de las nuevas autoridades del partido, sino hacer un debate para definir los lineamientos ideológicos. Esto se conoce por lo que el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, soltó a la plataforma de contenido digital La Posta en una entrevista del miércoles 27 de agosto.
¿Qué dice Pabel Muñoz?
Ahí Muñoz reveló que durante la reunión, él habló a nombre de los abajo firmantes de la carta y que le pidió que se adelante la fecha de la convención y que dure dos días: el primero para tomar definiciones ideológicas y, el segundo, para la elección de autoridades del partido.
Muñoz también reveló que una propuesta suya fue aceptada parcialmente y que consiste en que se conforme una comisión para que haga un informe sobre cómo la izquierda latinoamericana está adaptándose a los nuevos tiempo. Y mencionó al Partido de los Trabajadores del Brasil, a la Concertación de Chile y a la uruguaya. Esto, aseguró, para hacer un pliego de opciones para que la Revolución Ciudadana también modernice su ideario.
¿Cómo pinta la convención correísta?
Pero la convención pinta, al menos con lo que ha ocurrido hasta ahora, como una puja ideológica de la que no habrá acuerdo. Y si la hay sería porque uno de los dos grupos enfrentados cederá posiciones que parecen, por lo que se ve, irrenunciables. Pero eso únicamente se sabrá cuando haya terminado la convención que, de acuerdo con Muñoz, aún no tiene fecha precisa, pero será en octubre. Por lo que dejó observar Muñoz, que es un prodigio del equilibrismo y un maestro de los eufemismos para no incomodar a Correa, el tema que más definirá al encuentro es el de Nicolás Maduro.

Aunque el rey del equilibrismo no lo dijo explícitamente, ese será el tema que deberá zanjarse en la convención, porque él no está cómodo con la posición de Luisa González y Rafael Correa sobre el dictador venezolano. Con suavidad y cuidado excepcionales, Muñoz dejó escapar ese tema que, es evidente, es un problema grave: mientras Correa y González insisten en defender y halagar a uno de los líderes más siniestros y sanguinarios del siglo XXI en América Latina, ellos (es decir los cinco firmantes de la carta y otros que aspiran a seguir teniendo una carrera política en la Revolución Ciudadana) se dan cuenta de que con la sombra monstruosa de Maduro, alimentada por Correa y González sobre sus espaldas, no podrían ir muy lejos. “No me siento cómodo”, dijo casi como sin querer pero con convicción cuando la periodista de La Posta le preguntó sobre el tema. Y la verdad es que no hay izquierda que se precie de civilizada y democrática que, con las evidencias a la vista, simpatice a estas alturas de la historia con Maduro y su régimen gorila.
Correa se juega por Maduro
Mientras Lula en Brasil, Boric en Chile y los líderes de la izquierda regional ya no se manchan con Maduro, Correa sigue alabándolo y expresando su solidaridad con el dictador. Quizá el colombiano Gustavo Petro, con su infinita ambigüedad y engañoso lirismo, es el único al que podría considerarse como de su bando. Y eso que Petro jamás se daría las libertades suicidas de decir, como Correa, que Maduro es una persona buena y “hasta pacífica”, como dijo hace poco al diario digital El Español.
¿Por qué se puede decir que el tema de Maduro es el que marcará la ruptura definitiva del correísmo durante la convención? Porque está claro que la forma apasionada, persistente y militante con la que Correa y Luisa González han estado defendiendo a Maduro tiene una razón que debe ir mucho más allá de las coincidencias ideológicas. Correa dijo públicamente (también en la entrevista a El Español) que es asesor económico de Maduro y que como tal tiene a dos exministros suyos en ese país, lo que significa que recibe dinero de ese personaje, porque no es creíble (y nadie lo ha dicho tampoco) que lo haga por simple amor a la patria. Muñoz, además, dio a entender que ese tema resulta incómodo para los otros que firmaron la carta, aunque sostuvo, siempre suavizando lo dicho, que lo que “piense Luisa, Marcela o Rafael” sobre el tema sea lo más importante.
Precisamente el miércoles 27, Luisa González dio un nuevo discurso encendido a favor de Maduro en Bélgica, donde estuvo con Correa.En resumen, el futuro de la Revolución Ciudadana dependerá de cuánto estén dispuestos Correa y González a renunciar a su adhesión militante a favor de Maduro y cuánto estén dispuestos a aguantar ese peso los cinco autores de la carta.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!