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El presidente Daniel Noboa se pronunció en su cuenta de X tras la primera derrota que enfrenta en las urnas.GUSTAVO GUAMAN /Expreso

Al menos cinco cambios urgen al Gobierno de Ecuador tras la consulta popular

Análisis | No hacer ajustes rápidos y en los sectores más cuestionados podría leerse como una confirmación de la prepotencia

Tic, toc, tic, toc… El tiempo corre y, sobre los cambios que al gobierno de Daniel Noboa le urge hacer tras la tunda recibida en las urnas el domingo 16 de noviembre, no hay más que rumores. Solo rumores.

Hasta el cierre de esta edición no había nada oficialmente confirmado sobre cambios en el gabinete, y muchos periodistas -incluidos corresponsales extranjeros- tuvieron que enviar sus notas sin noticia alguna sobre ajustes en el equipo o señales de un giro en la forma de administrar el poder. La expectativa ha sido angustiosa: no hacer ajustes rápidos y en los sectores más cuestionados podría leerse como una confirmación de la prepotencia y la soberbia que tanto daño han causado al gobierno. Sin duda, hay al menos cinco cambios que el Ejecutivo debe emprender.

1. Montar un equipo renovado

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Daniel Noboa necesita con urgencia un equipo que genere confianza pública y cuyos integrantes no provengan -como ocurre hoy- de su red de contactos empresariales familiares. Ninguno de sus ministros ha llegado al gabinete por trayectoria pública comprobada, sino por vínculos con las empresas del grupo Noboa o por amistad con el presidente.

Es indispensable anunciar la incorporación de personas capacitadas que no tengan relación con sus intereses económicos privados, un punto que ha levantado críticas por conflictos de interés.

El nombre más mencionado como inevitable en una primera renovación es el de la ministra de Gobierno, Zaida Rovira, responsable natural de tender puentes con otros actores políticos y de construir acuerdos. También se señala el caso de Inés Manzano, cuya gestión en el Ministerio de Energía ha desembocado en escándalos como la fallida contratación de los generadores de la empresa Progen.

El frente político, en general, ha sido uno de los más débiles. Poco se sabe sobre quiénes son los operadores del gobierno que dialogan con alcaldes, prefectos o bancadas legislativas. Se habla, por ejemplo, de que Fausto Jarrín -abogado de Rafael Correa en el caso Sobornos- actúa como operador en las sombras y ha ganado la confianza del presidente; o que Michele Sensi-Contugi, secretario de Inteligencia, ha acumulado un poder inusual. Ambos representan la zona más opaca del gobierno: la que opera a puertas cerradas y refuerza la sensación de prepotencia y misterio en temas clave.

2. Ponerse a gobernar

Salvo decisiones puntuales -como la eliminación del subsidio al diésel, impulsada por el FMI, o el alza del IVA-, el gobierno de Noboa ha dedicado más tiempo a la confrontación política y a la campaña electoral -donde parece sentirse más cómodo- que a gobernar.

Reformas necesarias en salud, seguridad social, empleo o seguridad ciudadana han quedado relegadas por disputas estériles con la Corte Constitucional o con el alcalde de Guayaquil, sin beneficio alguno para el país. El acoso y asedio a medios que no se han entregado a la agenda del gobierno, como el caso de EXPRESO, es otra muestra de esfuerzos no solo inútiles y desgastante sino profundamente anti democráticos. Además, hasta ahora no existe un plan integral de seguridad que articule investigación moderna, prevención y capacidad operativa para combatir el crimen.

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3. Asumir la mayoría en la Asamblea

El gobierno debe reconocer que en la Asamblea cuenta con una mayoría suficiente para aprobar reformas legales importantes, e incluso reformas parciales a la Constitución sin necesidad de recurrir a consultas populares. También urge que en ese espacio, completamente dominado por el gobierno, no se rehuya a la fiscalización: es imperdonable para la población que no se haya hallado responsables políticos a la masacre de los niños de las Malvinas. La pésima calidad de la legislación se hizo evidente en que las leyes urgentes del Ejecutivo para combatir la inseguridad hayan fracasado en su examen de constitucionalidad en la Corte Constitucional. Si no se cambia eso, el gobierno siempre estará al borde del naufragio.

4. Comunicación y cambio de estilo

La soberbia y la prepotencia han sido marcas del gobierno de Noboa que pesaron en las urnas. El presidente y su equipo no han entendido que la gestión pública exige transparencia y responsabilidad.

Siguen sin responderse preguntas esenciales: ¿quién financió las marchas frente a la Corte Constitucional?, ¿quién puso los 2,6 millones de dólares para la compra de una radio y un portal digital hoy en manos de un asambleísta alterno oficialista?

Tampoco se permitió la fiscalización legislativa sobre la tragedia de los cuatro niños en Las Malvinas, ni sobre la presencia de un Porsche de Industrial Molinera en la isla Trinitaria, junto a la casa del sospechoso (hoy absuelto) del atentado en la Bahía. Lo mismo ocurre con el fiasco de los generadores de Progen, que costaron 149 millones de dólares.

5. Incluir a Quito

Aunque suene a regionalismo, la ausencia de ministros o altos funcionarios quiteños perjudica al gobierno. Esa desconexión debilita los vínculos con la clase política, empresarial y social de la capital. No se recuerda un gobierno que haya relegado tanto a la quiteñidad como el de Daniel Noboa.

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