
Rutas de buses en Quito se ajustan con pedidos de mejorar calidad de servicio
Los cambios en rutas priorizan la conexión con el Metro y los corredores. 10 nuevas rutas transversales se crearán en 2025.
El plan de Reestructuración de Rutas y Frecuencias para el Distrito Metropolitano de Quito avanza, esta vez en el noroccidente de Quito. Actualmente está en marcha la implementación de las reformas en las rutas de la zona noroccidental de la capital, donde existen 44 rutas y 11 han sido modificadas. Según el secretario de Movilidad, Álex Pérez, en este sector está activa la fase de pruebas, al igual que en una parte del valle de los Chillos.
Te invitamos a leer: "La selección de fiscal no es un asunto privado": veeduría vuelve a atacar al CPCCS
Cinco de ellas tienen contrato con el Corredor Central Norte y las demás son de transporte convencional. En este grupo hay extensiones, nuevos ramales y nuevos destinos. Las pruebas suelen extenderse por alrededor de 45 días, en los cuales se suele realizar cualquier ajuste adicional. Ya ha transcurrido cerca de un mes, por lo que está previsto que termine la próxima semana.
Por otro lado, está previsto que Quito cuente con 10 rutas transversales nuevas. Ya está en marcha la ruta Cochapamba-Río Coca, que es una de las seis privadas convencionales, además de Granda Centeno-Guangüiltagua, Primavera-González Suárez, Libertad-La Marín, Santa Clara-Capulí y La Forestal-El Inca. A estas se suman las cuatro rutas que estarán a cargo de la Empresa de Transporte de Pasajeros y que serán alimentadores para sus sistemas BRT. Se convocará a un concurso público en las próximas semanas, anunció Pérez.
En el barrio Santa María, la gente se está familiarizando con las nuevas conexiones del transporte. Antes el bus de la cooperativa Cotocollao, que les recoge en el mismo sitio, les llevaba hasta la parada La Florida, del Corredor Central Norte. Pero ahora les deja en la avenida 6 de Diciembre, en el sector de El Labrador. Para llegar hasta allí, pasa antes por la estación del metro del mismo nombre.
Para Liliana Puga, una moradora del sector, este es un cambio excelente, porque facilita la conexión hacia el sur y el extremo norte de la ciudad, tanto con el metro como con la Ecovía y el trole.
Esto alegra a otra habitante de la zona, Rosario Alejandro, quien vive en Cordillera de Cotocollao. Pero ella pide que la reforma de la ruta incluya que el bus suba hacia barrios como el suyo, que está seis cuadras hacia arriba.
“Nos toca escalar más y le pedimos al gerente de la cooperativa, pero nos dice que es mucha subida y que las unidades se pueden dañar. Cuando venimos con compras, es duro para nosotros. Y subir en taxi no es una opción, porque de qué me sirve ir al mercado si luego me toca pagar la carrera”, dice.

Ella se organizará con otros vecinos del sector para sumarse a pedidos de 41 barrios que no han tenido servicio y otros que solicitan reformas. Mientras tanto, Aída Yépez, otra vecina, está contenta. Afirma que ha ahorrado tiempo y dinero, porque ya no debe hacer trasbordos para ir a distintos puntos de la ciudad. Pasó de tomar varios buses a usar un bus y el metro.
Juan Sanguña, su vecino, también está contento con la ruta, pero considera que estos cambios deben venir de la mano con mejoras en el servicio. Según su criterio, hace falta que los conductores y ayudantes sean más educados, especialmente con los niños y personas de la tercera edad, y que no se molesten porque pagan tarifa reducida, como manda la ley. “A veces se ponen un poco groseros porque les pagamos 17 centavos”, revela.
El punto de vista de los transportistas
El proceso de cambiar las rutas ha sido largo. Empezó con el proyecto del metro de Quito y apenas se está concretando. Diego Manguia, presidente de la cooperativa Cotocollao, acepta que ha tardado mucho y explica que ha sido producto de años de conversaciones entre la Secretaría y las cooperativas. Con la reestructuración en marcha, su evaluación es positiva porque ha visto que la gente está a favor por dos factores: “Dicen que ahorran tiempo y en el pasaje”.
En esta ruta trabajan de 13 a 14 buses, que salen en intervalos de ocho a nueve minutos en horas valle, y de seis a siete minutos en horas pico. El servicio se inicia en la parada de Santa María a las 05:14 y el último bus sale a las 21:10 y llega al cierre a las 22:30.
Según Pérez, en el norte de Quito históricamente ha habido rutas más eficientes y por eso ha habido mayor aceptación de la gente, salvo una alerta en San Juan de Calderón y temas menores.
En general, dice, lo que ocurre en sectores como el sur de la ciudad es que es difícil cambiar las costumbres de movilidad de la gente, pero luego comprenden que les conectan con corredores para que se movilicen más rápido.
La idea es ponerle “la palabra ‘integrado’ al sistema de transporte”, para mejorar la conectividad, reducir los tiempos de viaje y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. “Buscamos el bien mayor”, puntualiza.
La reestructuración se inicia con el trazado de las rutas, luego vienen las pruebas y después se hacen las correcciones que sean necesarias, señala Pérez. Entonces se realizan los trámites administrativos para, finalmente, emitir la resolución.
¿Cómo avanza la reestructuración de rutas y frecuencias?
El plan empezó a implementarse el año anterior, con la reestructuración en el sector sur occidental, que tiene 21 rutas, de las cuales se modificaron 10. Pérez aclara que no se crean rutas, sino que se modifican, que es lo que permite la normativa vigente. En la segunda fase se intervino en el valle de los Chillos, en donde se modificaron nueve de sus 18 rutas.
Mientras avanza el proceso en el norte, se inició la difusión de las reformas de rutas en la zona suroriental. Se prevé redefinir entre 20 y 22 de las 44 existentes. El primer paso es el diálogo con líderes zonales, parroquiales y barriales. Este proceso comenzó antes de la crisis por el deslizamiento en La Mica, pero una vez reestablecido el servicio de agua potable en el sur de la capital, se reiniciará el trabajo, explicó el secretario.
En lo que resta del año se aplicará la reestructuración en el valle de Tumbaco y finalmente en el Centro Histórico. La meta, según Pérez, es concluir todo hasta terminar diciembre.
Para seguir leyendo EXPRESO sin límites, SUSCRÍBETE AQUÍ.