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1. Lotes. Dos grandes terrenos baldíos están en venta en plena esquina, en la intersección de la 6 de Diciembre con la Veintimilla. Vecinos dicen que son foco de inseguridad.Foto: Franklin Jácome/Expreso

Quito: la desolación afecta a la avenida 6 de Diciembre

Dueñas de negocios dicen que la zona se afectó desde la pandemia y no se ha recuperado. Una ordenanza busca revitalizarla 

Alrededor de 29 locales cerrados y en deterioro son parte del paisaje urbano que hoy se observa en la avenida 6 de Diciembre, entre Patria y Orellana. Se trata de un tramo antes comercial y muy movido por el que hoy poca gente camina y se detiene a observar en las vitrinas de los locales que aún quedan.

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Lo que todavía tiene acogida son los negocios que ofrecen sánduches, bolones, tigrillo, helados y snacks, especialmente al mediodía. Los puntos donde la vida se mantiene son los cercanos a las avenidas Patria, Veintimilla y Colón, debido a la presencia del Hospital Baca Ortiz, el colegio Manuela Cañizares o la estación del metro El Ejido

Sin embargo, hay varias puntos muertos donde, según vecinos, los propietarios se han cansado de esperar inquilinos que apuesten por abrir un nuevo negocio. Las puertas lanfor permanecen cerradas y llenas de grafitis y los rincones se vuelven refugios para habitantes de calle

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2. Abandono. Estos son algunos de los al menos 29 locales cerrados y deteriorados en la avenida.Foto: Franklin Jácome/Expreso

Los factores que influyeron en el vaciamiento del sector

Pero, ¿desde cuándo empezó a cambiar esta zona que antes era tan activa? Desde 1994, Samia Zaitoun tiene locales de telas, uniformes y ropa interior en la intersección con la calle Baquedano. Cuenta que si bien la seguridad siempre fue una preocupación, antes había mucha mayor concurrencia y ventas y por ello, no era necesario trabajar a puerta cerrada como hoy.

El primer impacto se sintió cuando empezó la construcción de la Ecovía, a fines de los noventa. La gente dejó de entrar a los locales por la polvareda de las obras. La lógica de la movilidad cambió, pues las paradas de buses convencionales fueron reemplazadas por estaciones de buses rapid transit (BRT) y la cantidad de transeúntes bajó.

Aunque Zaitoun tiene la ventaja de tener estacionamientos, cuenta que es poca la gente que se detiene a comprar. Una razón es que la puerta está casi todo el tiempo cerrada, para evitar robos. No ha sufrido asaltos violentos, pero sí le ha pasado que alguien camine por ahí y aproveche algún descuido para tomar mercadería y huir. Las cosas se complicaron a raíz de la pandemia, dice, pues la otrora concurrida zona rosa de La Mariscal es hoy un espacio fantasma cada vez más deteriorado y eso ha salpicado a los negocios de la 6 de Diciembre. 

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Antes, Zaitoun se sentía segura de ir a comer o a tomar un café en los locales de la plaza Foch, pero eso pasó de ser zona rosa a zona roja. “No podemos tapar el sol con un dedo y decir que el Ecuador está como hace 10 años. Sí, antes era el ladrón de aretes, de carteras, el ladrón ‘decente’. Ahora es el ladrón peligroso” y, además, dice, hay venta de drogas, prostitución y habitantes de calle.

Un ciclo que se inició en los años cuarenta y parece no tener fin 

Para el urbanista profesor de la PUCE, Hernán Orbea, el vaciamiento en Quito es un ciclo que no se ha roto desde 1940 y tiene que ver con el posicionamiento de las clases pudientes. “Salieron de las grandes casonas del Centro Histórico hacia La Alameda, que fue la primera reserva de suelo que tuvimos, luego al barrio Larrea, a La Mariscal, a El Batán, a la González Suárez, a El Condado y ahora mismo a Cumbayá con proyección a Tumbaco y a Puembo”.

El inmovilismo no depende de la norma. La demanda existe, pero no se acopla a los formatos que ofrece La Mariscal.

Hernán Orbea

Urbanista profesor de la PUCE

Cuando dejan esos barrios, los nuevos grupos no logran mantener los costos de las viviendas y le dan uso mixto: abren comedores, papelerías y otros negocios. Según Orbea, eso desfigura la vieja casona y, debido a las normas que las protegen por ser patrimoniales, no pueden hacer cambios mayores, por lo que, finalmente, terminan abandonadas. En la 6 de Diciembre y 18 de Septiembre hay una casa antigua con ventanas rotas y cerramiento cubierto de grafitis. Por el portón se puede observar que su garaje es una bodega de material reciclable.

María de Lourdes Venegas tiene una lavandería entre Robles y Roca desde hace 30 años. Tenía una nutrida clientela, pero cuando esta bajó, comenzaron los robos así que puso una reja, para estar más segura. Tanto ella como Zaitoun debieron reducir el personal en sus negocios, por la disminución de la demanda y se sostienen, sobre todo, por la clientela fija que siempre vuelve, desde hace años.

Venegas dice que “aguanta” porque si bien los hoteles 6 de Diciembre, Cartuja y Amaranta requieren sus servicios en menor cantidad que antes, siguen siendo sus principales clientes. Pero ha perdido otros, como el Hilton Colón y cada vez tiene menos turistas que le encarguen su ropa para lavar.  

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3. Protección. Esta lavandería tiene 30 años en el sector. Su propietaria, María de Lourdes Venegas, puso una reja, para evitar más robos.Foto: Franklin Jácome/Expreso

Lo que requiere la zona ahora

Para la concejala Analía Ledesma, el problema de la 6 de Diciembre se debe también a la apertura de las plataformas gubernamentales y los complejos judiciales del norte y del sur, pues todo el movimiento burocrático de esta zona y de la av. 10 de Agosto se volcaron hacia ellos. Según su criterio, es necesario que más allá del proyecto de ordenanza del Plan Urbanístico Complementario Parcial La Mariscal (ver recuadro), haya acciones desde el ejecutivo, a través de la Administración Zonal, para dinamizar la zona.

Cuando empecé, me iba muy bien. Había turismo, la gente pasaba y repa-saba. Ahora mire cómo está: abandonado.

María de Lourdes Venegas

Propietaria de lavanderías Blanquita

Orbea coincide con Ledesma, pues considera que hay una contradicción entre las edificaciones existentes y los usos que podría dar ahora otro grupo humano. La avenida está cerca de universidades como la PUCE, Salesiana y Politécnica Nacional y los alumnos y profesores, podrían estar interesados en vivir en el sector, dada la proximidad al Metro y otras prestaciones, para no complicarse con una casa en los valles.

“El escenario es de un inmovilismo, que no depende de la norma sino de una demanda, que sí existe, pero que no se acopla con los formatos que ofrece ahora La Mariscal”, dice Orbea y agrega que el camino es largo, pero que es necesario plantearse una estrategia que vaya más allá de la individualidad de las acciones, sea de un ente universitario o de los promotores inmobiliarios y que se interese por productos que la gente quiere comprar.

Una panorámica de una zona de La Mariscal, por donde caminan abogados, oficinistas y comerciantes, así como ciudadanos en busca de servicios.

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Proyecto de ordenanza busca reactivar la zona

La Comisión de Uso de Suelo del Concejo Metropolitano de Quito tratará en segundo debate en los próximos días el plan para recuperar La Mariscal, en el cual está incluida la avenida 6 de Diciembre. 

El texto incluye una tabla que divide a la zona en siete polígonos de intervención territorial. Los límites son: calle Selva Alegre, av. 10 de Agosto y Orellana, al norte; av. Patria y Alfredo Pérez Guerrero, al sur; av. 12 de Octubre y Coruña, al este; calle Versalles, al oeste. 

Se plantean cuatro tratamientos urbanísticos: renovación, potenciación, protección urbanística y sostenimiento. Y, por la naturaleza del sector, hay usos de suelo como el Múltiple Mariscal o el Residencial Urbano Media Densidad Mariscal, acorde a sus particularidades.

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