Quito

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En las estaciones del Trole y Ecovía existen cinco cabinas que son utilizadas una vez que se activa el protocolo. Karina Defas

‘Cero Acoso’, para erradicar la violencia sexual en el transporte

9 de cada 10 víctimas no denuncian el hecho por la falta de confianza en el sistema de justicia. Roces y palabras inapropiados, agresiones más comunes

En Quito, tomar el bus, una acción cotidiana para muchos, puede transformarse en una experiencia llena de zozobra para las pasajeras. Según una encuesta, 7 de cada 10 mujeres han sufrido acoso en este espacio. Frente a esta realidad, surge la campaña ‘Cero Acoso’, una iniciativa que busca erradicar ese delito en el transporte público, un flagelo que configura una de las principales formas de violencia de género.

‘Cero Acoso’ no se limita a una simple campaña de concienciación, sino que se configura como una estrategia integral orientada a la erradicación del acoso en todas sus formas dentro del sistema municipal de transporte, que incluye el metro de Quito.

Su enfoque abarca a todos los grupos prioritarios: adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres, adolescentes, niñas y niños, además de ciudadanos de diversas etnias y culturas.

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María Belén Proaño, secretaria de Inclusión, explica que la campaña ‘Cero Acoso’ surge como una evolución de la iniciativa ‘Bájale al Acoso’, implementada en el año 2017. La propuesta actual va más allá, con un enfoque contundente de erradicar por completo esta práctica en la capital ecuatoriana.

Para la funcionaria, el acoso en el transporte público no se limita a miradas incómodas. Frases inapropiadas, roces intencionales e incluso tocamientos indebidos son parte de la compleja realidad que viven las mujeres en la ciudad. El perfil del agresor se corresponde en su mayoría con hombres adultos, según reportan las víctimas.

Lo más preocupante, según Proaño, es que nueve de cada diez víctimas no denuncian a su agresor. El miedo a represalias, la falta de confianza en las autoridades y la revictimización son algunos de los factores que “inciden en este silencio cómplice”, detalla.

Me parece muy importante la campaña porque hoy en día estos mecanismos impiden que los derechos de las mujeres sean vulnerados. Para que exista sanción al agresor.

Katherine Escudero, usuaria 

Pamela Dávila, usuaria del transporte municipal, dice que existe una normalización del acoso en el transporte público. “Frases inapropiadas y una serie de vejaciones que se escudan en la multitud y la falta de espacio, como si el simple hecho de subirse a un bus implicara renunciar a la integridad física y al respeto”, destaca la mujer.

Dávila considera que es necesaria una mayor difusión de la campaña ‘Cero Acoso’. Si bien aplaude la existencia del botón de alerta en el metro de Quito, cree que este mecanismo debería implementarse también en los sistemas Trolebús y Ecovía. La razón es simple: la dinámica de estos buses, con mayor afluencia de pasajeros, permite que el agresor se pierda en la multitud antes de que se pueda tomar una acción.

Sanciones y medidas de protección

Mónica Páez, gerente de Responsabilidad Social y Ambiental de la Empresa Metro de Quito, señala que a través de la iniciativa ‘Cultura Metro’ se trabaja en la sensibilización y concienciación de la población respecto al problema del acoso.

Se busca que las personas que presencien un caso de acoso sepan cómo actuar y activen el botón de alerta ubicado en los seis vagones del tren identificado con un adhesivo lila que dice “Cero Acoso”.

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Está ubicado en los vagones del metro de Quito. Una vez que se activa, la Policía Metro acude a la emergencia.Karina Defas

Al presionar el botón y mencionar la palabra ‘cero’, el operador del tren se comunica con el Puesto de Control Central, que articula la atención con la Policía Metro y el ECU-911 en caso de ser necesario. En la siguiente estación, el policía y el agente de control acuden al vagón para identificar a la víctima y al presunto agresor.

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Páez menciona que el acoso es un delito tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y, como tal, debe seguir una normativa jurídica. El agente de control informa a la víctima de las opciones disponibles. Si desea denunciar, se activa un protocolo específico y se le ofrece acompañamiento a la Fiscalía, además de la activación de los servicios municipales de apoyo.

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Si la víctima no desea presentar una denuncia formal, el acoso se sanciona administrativamente con una multa equivalente a un Salario Básico Unificado (SBU), actualmente $ 460. Hasta la fecha se han registrado seis casos de acoso en el metro de Quito, de los cuales solo dos se sancionaron con el pago de una remuneración.

Por su parte, la Empresa Metropolitana de Pasajeros, en lo que va del año, ha atendido 37 alarmas. De ellas, 34 fueron falsas y solo tres casos reales, los cuales fueron atendidos con celeridad. En uno de ellos se pidió apoyo psicológico y ninguno llegó a Fiscalía.

Los usuarios en el transporte público cuentan con un equipo de profesionales que está compuesto por psicólogos clínicos, trabajadores sociales, médicos y abogados, quienes brindan atención integral y personalizada a las personas que han sufrido este tipo de violencia.

Las personas no denuncian los casos de acosos porque aún existe miedo. No se sienten seguros y todavía hay ese estigma de que frente a estos casos, los otros no ayudan.

Mónica Páez, gerente de Responsabilidad Social y Ambiental de la Empresa Metro de Quito,

Durante febrero, las mujeres conformaron el grupo más amplio de usuarios del metro. Ellas representaron el 54 % del total de viajeros, mostrando un incremento del 6 % respecto a enero.

Daniel Cuenca, usuario del transporte, menciona que no solo es necesario crear estrategias para reducir el acoso. Para él, falta “un cambio integral de la cultura machista que aún se vive en el país y también de que existan sanciones más fuertes”.

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