
Centro veterinario en Tababela genera conflicto entre vecinos y Municipio de Quito
Se planea construir un Cavrat. Moradores dicen que el terreno fue una compensación por la construcción del aeropuerto
La asamblea parroquial convocada el 23 de agosto de 2025 para discutir la construcción del Centro de Atención Veterinaria, Refugio y Acogida Temporal (Cavrat), en Tababela, concluyó sin consensos y en medio de un ambiente de tensión.
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En el encuentro, que se realizó en el GAD parroquial, parte de la comunidad expresó su oposición a que el proyecto se ejecute en un terreno que les fue donado a manera de compensación por la construcción del aeropuerto, y en el que anhelaban se levante una unidad educativa.
El Cavrat es un proyecto impulsado por el Municipio de Quito, anunciado oficialmente en 2024 y con una inversión estimada de $1,3 millones.
Según las autoridades, el centro estaría listo en el segundo semestre de 2025 y ofrecería servicios gratuitos como esterilización, atención de emergencias veterinarias, recepción de denuncias de maltrato animal y albergue temporal para adopciones. El predio escogido para su construcción tiene dos hectáreas y se encuentra cerca al parque central de la parroquia de Tababela, donde opera el actual aeropuerto.
Sin embargo, la comunidad manifestó su descontento, no con el proyecto en sí, sino con la elección del terreno. Rocío Baquero Arias, del colectivo Unidos por Tababela, recordó que el predio fue entregado simbólicamente a la comunidad en 2007 como parte de una compensación por los impactos de la construcción del aeropuerto Mariscal Sucre, y su finalidad original era albergar a una unidad educativa.
“Tenemos problemas graves de movilidad, inseguridad, contaminación, no es una necesidad un Cavrat. Además, el predio fue pensado para un colegio, no para otro fin”, sostuvo Baquero. En su testimonio se suman también denuncias sobre el cambio de uso del suelo en la parroquia, que ha derivado en el ingreso de transporte pesado no previsto y el deterioro de las condiciones de vida.
¿Es necesaria una unidad educativa?
Cristina, otra moradora, señala que cerca del 90% de los vecinos se oponen al uso del predio para el Cavrat. Coincidió con Baquero en que existen muchas necesidades no atendidas. “Nuestros jóvenes se van porque no ven futuro aquí. Ese terreno fue lo único que se nos dio por todo lo que perdimos con el aeropuerto”, aseguró.
Para la comunidad, lo que sí es necesario, es mejorar las condiciones educativas. La única unidad de la parroquia acoge a aproximadamente 1.000 estudiantes, pero, según los moradores, no cuenta con espacios verdes adecuados, ni con infraestructura que permita cubrir la creciente demanda de cupos.

Baquero recordó que años atrás ya se usó del predio en disputa para levantar canchas. Incluso los padres de familia participaron en mingas, pero hubo una prohibición y les tocó retirar las estructuras.
Para Samuel del Castillo, quien participó en la asamblea, cualquier decisión sobre el uso del terreno debe ser tomada por la parroquia en conjunto: “No es que las autoridades no sepan lo que sentimos, es que no nos han escuchado”, reclamó.
En cambio, Alejandro Galarza, quien forma parte del Comité de seguridad, considera que independientemente de lo que se construya, lo importante es una intervención debido a que ese espacio enfrenta problemas como robos, venta de drogas y abandono del parque aledaño.
El Municipio defiende la iniciativa
De su parte, Karina Pisco, directora de la UBA, defendió el proyecto y explicó que el predio fue seleccionado luego de un análisis técnico en el que se consideró varias opciones. También, consultaron con el Ministerio de Educación y se confirmó que no existe una planificación vigente para una nueva unidad en la zona, debido a que la necesidad está cubierta.
“Hemos tenido acercamientos con la comunidad, algunos vecinos incluso visitaron los Cavrat ya construidos. Entendemos que hay una aspiración legítima, pero técnicamente no se puede construir una escuela ahí”, afirmó Pisco. Asimismo, destacó que se trata de un proyecto de gran alcance, ya que atendería a todo el valle de Tumbaco, donde existe una sobrepoblación de animales y limitada oferta de servicios veterinarios.
Julio Valdivieso, quien lidera la Administración Zonal Tumbaco, reiteró que la iniciativa responde a una planificación formal y a una necesidad de salud pública. Lamentó que un proyecto positivo genere esa oposición, pero recalcó que están abiertos al diálogo.
Pese a los argumentos técnicos del Municipio, el malestar persiste. Los vecinos señalan que, más allá del uso del predio, existe un sentimiento generalizado de abandono institucional, particularmente desde la llegada del aeropuerto y los cambios urbanísticos que trajo consigo.
Entre las principales preocupaciones están la falta de oportunidades laborales, la inseguridad, la industrialización de la zona y el impacto de los camiones pesados en las vías.
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