El comunero Mateo Lima, y su empredimiento Mil de Abeja del Valle Javita
Miel. Los apicultores locales venden la miel en ferias locales y nacionales.Joffre Lino

Las abejas, una creciente fuente de ingresos en Colonche

Los apicultores crean velas, cremas y shampoo con la miel

En Colonche, parroquia rural de la provincia de Santa Elena, la miel de abeja se ha convertido para muchos comuneros en un “oro líquido” que sale de los panales y con el cual sostienen a sus familias.

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Lo que antes eran campos secos y abandonados, hoy son fincas productivas, donde el zumbido de las abejas anuncia prosperidad.

“Las abejas son mis socias”, dice sonriendo Mateo Lima, comunero de San Marcos, rodeado de colmenas.

Con botas de caucho y el ahumador en mano, Lima se acerca a los panales para extraer la miel que luego vende en ferias y en casas de ciudades como Salinas y La Libertad. “No me quejo. Las abejas me dan de comer, me ayudan a educar a mis hijos y hasta me llevarán a una feria nacional en Latacunga”, comenta con orgullo.

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Su emprendimiento, ‘Miel de Abeja Valle Javita’, ya es reconocido en toda la península. “Esta es miel pura, sin engaños ni azúcar. Aquí la gente sabe lo que compra”, asegura Lima mientras sostiene un frasco dorado lleno de miel.

En el sector Las Lomas, Verónica Palma y un grupo de medio centenar de apicultores decidieron unirse bajo el nombre ‘Miel de Esperanza’. Capacitados por técnicos de la Prefectura de Santa Elena sobre el manejo de los panales y el producto, buscan que su miel cumpla estándares de exportación.

“Queremos que Colonche se escuche en el extranjero. Nos estamos preparando para exportar nuestra miel y ya tenemos compradores interesados”, asegura Palma, muy entusiasmada.

Internacionalizar el producto

El sueño de Palma y sus compañeros es colocar en los estantes internacionales un producto que nació en los campos secos de la provincia de Santa Elena (lugar más reconocido por la pesca y el turismo de playa). “Aquí nadie nos regala nada, pero con esfuerzo las abejas nos abren puertas”, enfatiza.

Los comuneros recuerdan tiempos difíciles, cuando la tierra dependía únicamente de la lluvia. “Si no llovía, no comíamos”, rememora Lima. Muchos migraron en busca de un futuro mejor, pero todo cambió con la llegada del trasvase de agua, hace más de tres décadas, que marcó el inicio de una nueva historia.

La miel de abeja no se queda solo en los frascos, como un producto natural y puro. Los apicultores ahora elaboran shampoo, cremas para la piel, velas aromáticas y jarabes naturales, que se venden rápidamente, en diversas zonas del país.

“La gente no solo quiere endulzar el té, también desea verse más joven y saludable”, comenta entre risas una de las emprendedoras.

En Colonche, lo que parecía un oficio pequeño se ha transformado en emprendimientos, con una tendencia de crecer y que mueven la economía local, unen a las familias y pone a la parroquia en la mira del país y del exterior.  

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