
Larry Preciado: el guardián de la marimba que llevó a Esmeraldas al mundo
Bambuco fusiona ritmos afro-esmeraldeños con instrumentos modernos, llevando la marimba y la cultura ecuatoriana al mundo
En las manos de Larry Preciado, la marimba deja de ser un simple instrumento para convertirse en un puente que conecta siglos de memoria afroesmeraldeña con los sonidos contemporáneos del mundo. Su figura, serena pero apasionada, está marcada por una vida dedicada a preservar, innovar y difundir una música que nació en las orillas del Pacífico y que, bajo su liderazgo, se transformó en una bandera cultural que ha ondeado en escenarios internacionales.
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Corría el año 2000 cuando, en una reunión de amigos, surgió la idea de fundar un grupo musical que se atreviera a romper moldes. La propuesta no era menor: fusionar los ritmos ancestrales afro-esmeraldeños con instrumentos modernos como el bajo, el teclado o la trompeta, sin perder la esencia del bombo, el cununo y la marimba. Así nació Bambuco, con Larry como director y motor creativo, acompañado por músicos que compartían la convicción de que la tradición podía dialogar con la modernidad.
El debut no tardó en llegar. Su primer trabajo discográfico, “Al ritmo de la tierra”, condensó esa visión. Once temas que respiraban identidad y exploraban sonoridades nuevas, construidos con el esfuerzo colectivo de doce integrantes. No tardaron en llamar la atención más allá de Ecuador: Bambuco empezó a sonar en festivales de renombre, mostrando que desde Esmeraldas podía nacer una propuesta capaz de dialogar con la música afro-latina en toda su amplitud.
La consagración llegó en 2001, apenas un año después de su creación, cuando viajaron a Cali y conquistaron el Festival Petronio Álvarez, la cita más importante de la música del Pacífico. Allí, Segundo Nazareno, un veterano de voz profunda y alma ancestral, fue reconocido como mejor cantante; Larry se alzó como mejor ejecutante de marimba, y la agrupación entera fue distinguida como mejor grupo. Para muchos, aquella fue la confirmación de que la marimba esmeraldeña tenía todavía mucho que decir al mundo.
Preciado recuerda ese triunfo con una mezcla de orgullo y nostalgia. “Éramos jóvenes, con apenas treinta años, acompañados de don Nazareno que ya pasaba los ochenta. Fue una fusión de generaciones y de memorias”, evoca. De aquel impulso nació un segundo disco, titulado “Yo soy el hombre”, en el que el grupo apostó por un repertorio de piezas tradicionales: caderona, torbellino, bambuco, guabaleña y caramba. Canciones que forman parte del ADN cultural de Esmeraldas y que ellos interpretaron con fidelidad y frescura.
La trayectoria de Bambuco
La trayectoria de Bambuco ha estado marcada por giros y pausas. Entre 2002 y 2004 recorrieron México y Estados Unidos, llevando la marimba a escenarios lejanos. Después vino un silencio de algunos años, hasta que la agrupación retomó su camino con nuevas giras y participaciones en festivales. La muerte de Segundo Nazareno, en 2010, significó un golpe duro, pero el grupo encontró en Mario Macuas, cantante y compositor colombiano, un aliado para mantener viva la llama.
Hoy, tras 25 años de historia, Bambuco sigue vigente, aunque sus integrantes alternan el proyecto con otras iniciativas. Larry, sin embargo, permanece como el núcleo constante. No solo dirige la agrupación: también se ha convertido en formador de nuevas generaciones, enseñando marimba en el conservatorio municipal y orientando a jóvenes que lo ven como maestro y referente. “Me emociona ver a chicos que aprendieron algo conmigo y que después, en un escenario, parecen reflejar mis movimientos. Es como verme multiplicado en ellos”, confiesa.
Una pasión que empezó en 1985
El vínculo de Preciado con la marimba comenzó en 1985, cuando se abrió en Esmeraldas el Taller de Orientación Musical del Banco Central, la única escuela formal en su género en la provincia. Allí aprendió a tocar marimba, bombo, cununo, además de formarse en guitarra, teclado y lectura musical. Aunque en su familia había antecedentes musicales (un tío guitarrista y un pariente lejano marimbero) fue él quien decidió profesionalizar ese legado. “Yo soy marimba”, suele decir, convencido de que su vida se explica a través de las teclas de madera que golpea con destreza.
Su trayectoria también ha sido reconocida institucionalmente. Hace un par de años recibió del Municipio de Esmeraldas la distinción de Sabio de Saberes Ancestrales, un título honorífico que lo nombró guardián y transmisor de un patrimonio vivo. El gesto, asegura, lo llenó de orgullo, aunque también le recordó la enorme responsabilidad de mantener la música tradicional lejos de la burocracia y la improvisación. “Hoy hay quienes enseñan la marimba de manera incompleta, transmitiendo apenas un par de fragmentos de cada canción. Eso es peligroso, porque se está deformando el legado de nuestros ancestros”, advierte.
Para Larry, interpretar la marimba es un acto de identidad y resistencia. Cada golpe resuena con la memoria de su pueblo, pero también con la esperanza de un futuro distinto. En un país marcado por la violencia y las dificultades sociales, su música propone una alternativa luminosa: “Somos música, somos vida”, afirma.
La historia de Larry Preciado y Bambuco es la prueba de que Esmeraldas tiene en sus raíces una riqueza que, lejos de apagarse, sigue expandiéndose. Un tambor, un cununo y una marimba bastan para contar siglos de resistencia; un bajo, una trompeta y un teclado permiten que ese relato cruce fronteras. Y en medio de todo, la figura de Larry permanece, fiel a su terruño, convencido de que la cultura afroecuatoriana no solo es herencia, sino también futuro.
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