
El Arenal pinta murales y sus casas para ser un destino turístico de Loja
Vecinos prevén hacer una casa de turismo comunitario en esta parroquia de Alamor
El Arenal, parroquia ubicada a 19 kilómetros de la cabecera cantonal de Alamor, vive una transformación liderada no por discursos institucionales, sino por las propias manos de su gente.
La iniciativa forma parte de un proyecto de embellecimiento turístico impulsado por el Municipio de Puyango, pero es en las calles, en las casas y en el alma de sus moradores donde verdaderamente cobra vida.
Aquí, cada pincelada sobre las fachadas es una expresión de orgullo, cada mural es un reflejo de su cultura viva: meliponas, cafetales, balnearios naturales, rostros campesinos… todo lo que hace único a este rincón de la provincia de Loja.
En este punto de Ecuador se ubica El Arenal
“Esto no es solo pintar las paredes, es rescatar lo que somos”, dice Mariana Quizhpe, mientras riega las plantas que ahora enmarcan el mural de su casa. Ella, como muchos vecinos, se sumó de forma voluntaria al proyecto, prestando su fachada, su tiempo y hasta su historia.
Ignacio Vivar, alcalde de Puyango, explica que esta acción busca promover un turismo rural sostenible y auténtico: “Queremos que El Arenal sea reconocido no solo por su belleza natural, sino por su gente, su cultura, sus saberes. Este proyecto integra embellecimiento urbano, arte y participación comunitaria”, afirma.

Entre los principales atractivos turísticos naturales de este lugar están la chorrera del Guaco, la chorrera de la quebrada El Jorupe, la cascada de la luma, y las aguas sulfurosas, en el sector Papayas.
Abejas meliponas, patrimonial atractivo en El Arenal
Y es que El Arenal tiene mucho que ofrecer: un clima cálido, balnearios de aguas sulfurosas, producción agrícola, rutas del café y colmenas de abejas meliponas que no solo generan miel, sino también identidad.
Así lo explica Geovanny Plaza, jefe de Cultura del municipio: “Las meliponas han sido declaradas patrimonio natural de Puyango. Esta parroquia es un valle lleno de vida, y estamos aprovechando esa riqueza para construir un destino con sentido comunitario”.
La respuesta de los vecinos ha superado cualquier expectativa. Niños y adultos pintan juntos, las mingas han recuperado el hábito de reunirse, y los visitantes que llegan no solo se llevan fotografías sino conversaciones con gente que ama lo que tiene.
“Hace tiempo que no nos sentíamos tan unidos”, comenta Felipe Ramírez, agricultor de café. “Antes, cada quien en lo suyo. Ahora trabajamos en conjunto, organizamos ferias, y hasta pensamos en hacer una casa del turismo comunitario”, dijo.

Desde la Junta Parroquial, su presidente Vitelio Ríos, se suma al llamado: “El Arenal está renaciendo. Invitamos a todos los lojanos y ecuatorianos a que nos visiten. Aquí no solo encontrarán paisajes, sino una comunidad viva, alegre, que cree en sí misma”.
Caminar hoy por El Arenal es recorrer un museo a cielo abierto donde las paredes cuentan historias.
Pero más allá del color, está el latido comunitario de un pueblo que entendió que su mayor riqueza no está en los recursos externos, sino en su capacidad de organizarse, creer y construir juntos.
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