
Aceites esenciales, saber ancestral y ciencia: así avanza la bioindustria amazónica
Con participación indígena, un proyecto de aceites esenciales marca el inicio de una nueva economía verde
La Amazonía del Ecuador, una de las zonas de mayor riqueza biológica del planeta, está siendo protagonista de un modelo de desarrollo innovador que integra ciencia, biodiversidad y participación comunitaria. Se trata de un proyecto impulsado por la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), con el respaldo del Global Centre on Biodiversity for Climate (GCBC) del Reino Unido y en colaboración con Terrambiente Consulting y la Sociedad Ecuatoriana para el Desarrollo de la Familia (SEDEFA). Esta iniciativa, que lleva por título “Aprovechando el potencial de los bio-recursos vegetales como nuevas oportunidades económicas para la Amazonía ecuatoriana: desarrollo de una bioindustria sostenible y resiliente al clima”, busca establecer una bioindustria basada en aceites esenciales extraídos de plantas amazónicas, como alternativa económica frente al cambio climático.
95 especies y un nuevo modelo verde
La propuesta tiene un enfoque técnico, académico y social. Según el doctor Omar Malagón, coordinador del proyecto y director del Doctorado en Química de la UTPL, esta bioindustria se apoya en procesos de investigación rigurosos y estándares internacionales. “El proyecto busca comprender e incidir de manera articulada en las oportunidades que ofrecen los territorios con alta biodiversidad, integrando la investigación académica con la participación de las comunidades locales”, sostiene Malagón.
Hasta el momento, se han realizado visitas de bioprospección que permitieron recolectar muestras de 95 especies vegetales, de las cuales se identificaron 15 como candidatas con alto potencial para la extracción de aceites esenciales. Además, se ha logrado la caracterización química de 14 aceites, lo que abre la puerta para futuras aplicaciones bioindustriales.
La participación comunitaria ha sido un eje fundamental de esta estrategia. El equipo ejecutor firmó acuerdos de consentimiento libre, previo e informado con siete comunidades indígenas Shuar, Kichwa y Waorani, que han colaborado activamente en todas las fases del proyecto. Esta alianza entre academia y pueblos originarios busca respetar sus conocimientos ancestrales y fortalecer sus identidades culturales.
“Agradezco por la coyuntura dada a las mujeres, jóvenes y hombres, además de fortalecer nuestra identidad cultural con el proyecto que ustedes nos están ayudando a generar, con las esencias de las plantas que existen en nuestra selva. También nos sentimos con esperanzas de que la sabiduría de nuestras sabias se vaya plasmando con hechos reales…”, expresó Liliana Tucupi, lideresa de la comunidad kichwa Jatari.

Una bioeconomía que nace en Ecuador
El componente ambiental del proyecto es igualmente robusto. Las decisiones sobre qué especies utilizar se toman con base en criterios de viabilidad económica y sostenibilidad ecológica. El equipo ha adoptado metodologías sustentables, como los sistemas agroforestales, para garantizar que la explotación de los recursos vegetales no dañe el ecosistema. Este enfoque responde a una necesidad urgente: proteger la biodiversidad mientras se generan oportunidades económicas reales. La UTPL ha recalcado que su rol no se limita a producir conocimiento, sino a facilitar soluciones aplicables que beneficien a las poblaciones más vulnerables.
El alcance del proyecto también es nacional. Se espera que esta industria emergente basada en productos naturales contribuya a la diversificación de la economía ecuatoriana, a la generación de empleo local y a la reducción de la pobreza. Al mismo tiempo, posiciona al Ecuador como referente en bioeconomía y resiliencia climática, bajo un modelo que valora tanto la investigación como la inclusión social. “Este modelo de desarrollo inclusivo y sostenible crea ecosistemas económicos sanos y representa un potencial transformador significativo”, afirma Malagón, convencido del impacto que puede generar esta propuesta.
GCBC: respaldo internacional a la biodiversidad ecuatoriana
El respaldo internacional es otra de las fortalezas de esta experiencia. Jamie Gordon, líder de Biodiversidad, Investigación y Alianzas del GCBC, destacó la importancia de este tipo de iniciativas. “Una industria sostenible y climáticamente inteligente de aceites esenciales en la Amazonía ecuatoriana sería un paso emocionante hacia la protección de la biodiversidad, al mismo tiempo que crea oportunidades económicas reales para las comunidades locales. Nos complace apoyar un proyecto que combina ciencia rigurosa, fuerte participación local y pensamiento innovador para abordar los desafíos tanto ambientales como de subsistencia”, señaló.
El GCBC es un programa del Reino Unido financiado por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra), en asociación con DAI Global. Tiene como objetivo apoyar a países en desarrollo en la formulación de decisiones y políticas que promuevan la biodiversidad, la resiliencia climática y la reducción de la pobreza. En ese contexto, Ecuador ha sido elegido como escenario clave para demostrar que es posible construir una economía verde sin sacrificar los ecosistemas ni excluir a las comunidades que los habitan.